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Zona de interés

Drama El comandante de Auschwitz Rudolf Höss y su esposa Hedwig se esfuerzan en construir una vida de ensueño para su familia en una casa con jardín cerca del campo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 113
Críticas ordenadas por utilidad
20 de octubre de 2023
189 de 217 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como un maestro de escuela rural, Rudolf, comandante de Auschwitz, vive con su familia junto al campo de concentración. Su esposa dirige el orden de la casa, tratando de hacer de ella y de sus alrededores un lugar idílico para la vida familiar. A las puertas del espanto, la vida cotidiana es similar a la que podrían llevar junto a una fábrica de automóviles alemana. Resulta impresionante observar sus tareas domésticas o asistir a las conversaciones frecuentes en la casa, alejadas del horripilante entramado que les sustenta a pocos metros. Como parte de un orden individualizado y meritocrático, hacen lo que se espera de ellos y creen merecer lo que van obteniendo por ello: nada les impedirá conseguir la vida a la que aspiran, aunque desde la casa se pueda ver el humo de los crematorios durante la noche o se escuchen los gritos, lejanos, de los judíos. A veces se aprecia el olor. Pero ellos viven ajenos: se preocupan por mejoras en la vivienda, por ampliar la familia o por ascensos y traslados en el trabajo. La casa y la abstracción les permite la vida idílica que cualquiera querría: amigos y reuniones, visitas familiares, sirvientes, días de piscina y paseos por el jardín, charlas de café… Da igual dónde o cuándo. Todos esos momentos sugieren una discapacidad humana atroz. Las debilidades de algún personaje ante la situación, de la que nadie habla, no interfiere lo suficiente en el cosmos que han creado, exterminando en común cualquier flojedad, sostenidos por el aislamiento, por los muros que les salvan de la monstruosidad que ellos mismos construyen y evitan a diario.

La puesta en escena de la película, abrupta y rompedora, subraya la aparente distopía a la que asistimos. Por momentos experimenta con su ambientación sonora, con una partitura musical llamativa o con juegos de escenas con paralelismos y saltos que la harán incómoda o confusa, incluso cínica, para muchos de sus espectadores. El riesgo que se asume a través del propio relato, con una seca y traslúcida muestra de los hechos, como si asistiéramos a una exposición museística del horror, se eleva también en su propuesta estructural, que trata de ser sugerente y provocativa.

Adaptación libre de la novela de Martin Amis, “La zona de interés”, más allá del propio espacio de vida a la que pone el foco, es sobre todo el retrato del holocausto fijando la mirada en la ausencia moral de quienes fueron parte de él, de la responsabilidad ética de quienes se aprovecharon del exterminio para mantener una posición de salvación. La película nos señala que no estaban libres de culpa. Son parte de una “sociedad podrida y desencajada”, como decía Saramago sobre su libro “Ensayo sobre la ceguera”, que desvelaba el profundo egoísmo ante la supervivencia. Resulta inevitable encontrar paralelismos a gran escala con la vida contemporánea y con el estado de las cosas y de los conflictos actuales: ¿no somos parte de algo parecido? La crítica y el autorretrato de los tiempos que atraviesa todo el film es estremecedor. Un brillante y despiadado análisis social, tan pavoroso como los hechos que no muestra y que se bosquejan siniestros durante toda la película.

www.peliculismo.es
Peliculismo
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25 de mayo de 2023
183 de 226 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El retorno de Jonathan Glazer

Jonathan Glazer no es un cineasta común. Gran maestro de la técnica y con un gusto particular por personajes heridos, se curtió en el teatro y en el mundo del videoclip antes de estrenar en año 2000 su primer largometraje: Sexy Beast. Cuatro años después, Birth. Y hubo que esperar nueve para su siguiente película: la aplaudida Under The Skin. Desde entonces, llevábamos una década sin noticias de un nuevo lanzamiento en la gran pantalla del director británico... Hasta que se confirmó su presencia en el Festival de Cannes con La zona de interés (The Zone of Interest), adaptación de la novela homónima del recientemente fallecido Martin Amis. Desde que se anunció su nombre, se situó su película como una de las más esperadas de esta edición del Festival. Y su estreno no ha dejado indiferente.

La novela de Martin Amis relata la historia de un oficial nazi en la II GM que se enamora de la mujer del comandante de su campo de concentración. Sin embargo, en la película de Glazer queda muy poco de esto, más allá de situar la acción en el mismo contexto. De hecho, el cineasta británico propone un enfoque muy distinto y particular: limitarnos a contemplar el día a día de la familia del comandante del campo de Auschwitz, Rudolf Höss (Christian Friedel) y su esposa (Sandra Hüller), pero sin salir de la casa y de los dominios que tienen situados en el propio complejo.

*Otra mirada hacia el horror

Resulta curioso que este año se hayan estrenado en el Festival de Cannes dos películas sobre la Segunda Guerra Mundial caracterizadas por la manera tan particular en la que enfocan el conflicto. Y aún más si consideramos que su tratamiento es, grosso modo, el mismo. Si Occupied City de Steve McQueen (de la que hablamos aquí hace unos días) optaba por hablar sobre la situación de Amsterdam durante el conflicto sin utilizar ni una sola imagen o audio de la época, La zona de interés (The Zone of Interest) nos presenta el horror de los campos de concentración sin alejar nunca su mirada de la familia nazi protagonista.

Sólo intuimos el horror a través de lo que se ve de fondo o mediante el ruido. Son, por lo tanto, dos películas unidas por en su apuesta por el fuera de campo. Una decisión formal que, si bien no hace por sí misma mejor a una película, sí que le otorga un rasgo distintivo. “No hay nada que dé más miedo que lo que no podemos ver”, parecen decirnos ambos cineastas británicos.

*Una precisión milimétrica

Jonathan Glazer ha ido puliendo con el paso de los años el apartado técnico de sus películas y La zona de interés (The Zone of Interest) es, hasta el momento, la mayor muestra de su virtuosismo en términos compositivos. La gran parte de los planos de la película, que parecen sacados de un sistema de videovigilancia, son de una precisión milimétrica. Los cambios de plano se suceden a raíz del movimiento de los personajes y mientras tanto la cámara órbita con lentas panorámicas y travellings. La cotidianeidad de la familia está rodada con una perfección casi asfixiante, que contrasta enormemente con lo que hay de fondo.

La casa de los protagonistas, como la de muchos altos cargos del ejército alemán, está ubicada en el mismo Auschwitz. Por lo tanto, en muchos de los planos de la película se perciben por detrás las fábricas y los edificios del complejo. Es la viva representación del contraste, acentuada más si cabe (y ahí es donde es más potente el resultado) a través del sonido.


Los dos primeros planos de la película sintetizan muy bien el modus operandi. Una larguísima pantalla en negro acompañada por una escalofriante melodía de Mica Levi (impecable la dupla que forma con Jonathan Glazer) que es interrumpida por una estampa de la familia nazi disfrutando del día en un río. El horror de lo que es simplemente sugerido, frente a lo vulgar de lo visible. Como decíamos, la película se dedica a repetir este proceso durante su metraje, generando situaciones realmente incómodas y escenas de logrado malestar.

*Un dispositivo medidísimo, pero con grietas

El problema, que lo hay, es que Jonathan Glazer no consigue ser totalmente constante a la hora de generar ese sentimiento. Si bien la desazón persiste, también lo es el tedio al no lograr ir más allá de su premisa. Si en Occupied City hablábamos de un efecto de pesar logrado por la acumulación de metraje, lo cierto es que en La zona de interés (The Zone of Interest), no hay una progresión en la generación de tensión. Hay secuencias cumbre, pero están seguidas por otras donde la nada (en el peor sentido) empieza a ser latente.
Tampoco ayudan algunas decisiones de guion que terminan llevando la acción a otro escenario. Se entiende su propósito argumental, pero también provoca un cierto sentimiento de traición con lo previamente establecido. Porque, si bien desde casi el primer momento sabemos que la acción se sitúa en el marco de la Segunda Guerra Mundial, pierde "gracia" si se abandona el contexto de la rutina familiar y se pasa a uno ejecutivo-militar. Y si bien en el tramo final llega una secuencia muy efectiva por lo rupturista que es en términos espaciales y sobre todo temporales (de nuevo el sonido, aquí en forma de silencio, es clave), la película ya se encuentra un poco mermada. El cierre (de nuevo, Mica Levi), eso sí, es muy potente por invitar de nuevo a la sugestión.

Volvemos a la oscuridad y frente la música-alarido de los créditos finales queda la sensación de haber visto una pieza peculiar, que pone de manifiesto el talento de su director y que nos acerca de una forma especial al horror del Holocausto, pero también una película que no consigue quitarse de encima la sensación de ser, antes de nada, un ejercicio de estilo. Un trabajo admirable en cuanto a dispositivo, pero quizás ineficaz a la hora de generar impacto. En cualquier caso, una obra digna de un director que alegra volver a ver en activo.

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Escrito por Juan Galarza López
Cinemagavia
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21 de enero de 2024
136 de 168 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo esta película y me queda una molesta sensación de pesadez en el cuerpo, a pesar de que la idea que cuenta y el punto de vista que muestra me parecen interesantes. Viene a aportar su granito de arena a la temática de los campos de concentración y exterminio de la Alemania nazi, pero tiene dos problemas:
- Uno de ellos es que las anteriores películas que pudiésemos haber visto referentes a esta temática fueron mejores que la presente. Se me vienen a la cabeza títulos como "La Vida es bella", "La Lista de Schindler", "El pianista", "El niño con el pijama de rayas" o "El hundimiento". Digamos que las comparaciones en este caso no favorecen al producto que ha dirigido Glazer.
- Su otro gran problema es ella misma, pues además del ritmo extremadamente lento durante toda la cinta, me da la sensación de que la historia muere a los pocos minutos de empezar porque ya nos ha mostrado todo lo que tenía que mostrar, así que te pasas toda la película esperando que llegue algo más que nunca llega. Peca en exceso de regurgitar la misma idea una y otra vez y rumiarla de derecha a izquierda, del derecho y del revés, del revés y del derecho, de delante hacia atrás y de atrás hacia delante, para tragarla y volver a escupirla de nuevo al suelo para recogerla y metérsela otra vez en la boca y regresar sobre sus anteriores pasos. Así de simple y así de asqueroso.

Porque esta película es tan aburrida en las formas como asquerosa en el fondo, y despierta una sensación de odio y aversión hacia esa gente que vive en la mansión con la misma magnitud que te mata de aburrimiento. Y aunque la historia está ambientada en esos campos de concentración, bien podría pertenecer a cualquier otra temática porque en el fondo no quiere hablarnos del nazismo en general ni de los campos de exterminio en particular. Esto es una excusa para adentrarse en la miseria moral del ser humano en forma de egoísmo, narcisismo estúpido e insolidaridad patológica. Se muestra sin tapujos y de una manera tan insultante y soez que dan ganas de pasar directamente a la agresión física de quienes se miran y remiran el ombligo sin importarles una mierda lo que suceda alrededor (continuaré en spoilers respecto a todos esto para no chafar a nadie).

Es en definitiva una película con buenas intenciones de guion y visualmente muy sugerente donde lo que se muestra en el horizonte es constantemente más importante que lo que tenemos en primer plano y donde lo que escuchamos de fondo tiene mucho más peso que lo que se escucha delante de nosotros, pero que se cae en su discurso narrativo por un ritmo perezoso que invita al bostezo. Es una pena porque podría haber sido un buen drama acerca de la amoralidad y el individualismo y que incluso hubiera podido funcionar como cinta de terror pero que se queda en algo simplemente aceptable.

LO MEJOR:
- Puede presumir de una idea bastante original.
- La fuerza que cobra lo que se sugiere que ocurre más allá de lo evidente.
- El buen retrato que se hace del egoísmo y la miseria humana.

LO PEOR:
- Es terriblemente lenta.
- Acaba devorada por las propias expectativas que crea y que no llegan.
- No quiere darte ni la mitad de lo que podría haberte dado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JulesVincent
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21 de enero de 2024
130 de 178 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dios santo, no sé por donde empezar. No miento a nadie si digo que ha sido mi experiencia más indiferente desde que voy al cine y ya van unos añitos. Esta peli es como ver llover, puedes verle cierto encanto pero a los 5 minutos estás pensando en la lista de la compra, pues aquí pasa exactamente eso.

De nada vale un diseño de producción notable y una dirección que tampoco esta tan mal, sin un guion en condiciones. Estoy harto de ver películas que llenan el metraje a base de planos fijos, diálogos intranscendentes, silencio y demás pedantería para que al final sientas que te están mareando para darte un mensaje OBVIO.

Un mensaje que se podría haber hecho en un corto de 10 minutos y para casa, no esta tontería que solo es un anzuelo para la academia, para que caigan unas estatuillas y a quedar en el recuerdo. Esto no vale nada, es perder el tiempo, y hay muchas películas del holocausto mucho mejores, con más corazón y con lo más importante, un guion donde algo te importe.

Mi carnet de gafapasta cinéfilo queda anulado hasta que vote con un 10 el siguiente ladrillo pretencioso.
Dadme tiempo.
WithStyle22
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21 de enero de 2024
137 de 205 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película a la que le sobra casi todo el metraje. Como un corto de diez o quince minutos podría haber contado lo mismo mostrando perfectamente el mismo recurso y efecto de la fría cotidianidad que enmascara el horror de un holocausto ausente a la vista pero que se sabe presente.

Como anécdota contaré que un hombre al inicio de la proyección se levantó de su asiento en la sala de cine con la intención de ir a avisar porque creyó que la película se había atascado en un bucle o algo así. Y es que el principio es uno de los más raros y experimentales que he visto en mi vida. Casi cinco minutos de un fondo negro con una música instrumental simulando un sonido estridente, que a mí también me llegó a parecer que no era normal y que tal vez la proyección había fallado. Después, algunas personas se marcharon antes del final de la película. Yo estuve a punto también de irme, pero si seguí fue sólo por ver la fotografía, que a pesar de usar efectos visuales de vez en cuando sin sentido, en general podría decirse que era lo único que me pareció de cierto interés.

Recordar filmes con temática del holocausto como "La lista de Schlinder", "El pianista", "¿Vencedores o vencidos?", "El lector" o "La vida es bella" es mencionar cine del bueno, pero en cualquier caso cine. Ya que a este trabajo ni siquiera yo lo llamaría cine, ante la patente deficiencia de la narrativa, sino un experimento artístico que personalmente, a pesar de los premios y mucha crítica profesional entusiasmada, se me antoja francamente flojo.
Pedro
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