Extension du domaine de la lutte

No tengo demasiado que decir más allá de lo evidente para quien haya leído la novela: es una adaptación curiosa, bien conseguida, con actores apropiados que interpretan bien el rol que Houellebecq plantea en su libro. Sin embargo, como no, el final es un residuo de la verdad. Abre ese espejismo de reconciliación que parece necesario en el cine, en general. Es como si en una escena, en esa mirada tímida del final, se cargasen todo el discurso de la película. Yo, por mi parte me quedo con esa última frase de la novela "son las dos de la tarde", y con la sensación que de ella se desprende (dentro del contexto claro). Y prefiero creer, ya que no parece que pueda llegar a saberlo, que Houellebecq no ha tenido plena libertad creativa en el guión, pues no creo que el quisiese cambiar el final de su historia (la sensación fue similar cuando vi "Elementarteilchen (Atomised)", sólo que en ese caso, la sensación de "traición al autor" fue aun mayor").

Un informático triste y gris cuenta su vida. Adaptación de la novela homónima de Michel Houellebecq.

Leí Les particules élémentaires y me pareció interesante; habla de la falsa revolución sexual desencadenada en los años 60 y que se prolonga a nuestros días. El punto de vista del autor es que esta liberación en realidad ha creado mucha más frustración que placer. Este punto de vista es interesante hasta saber que, en realidad, este es un tema recurrente en Houellebecq. El protagonista de Extension du domaine… es parecido al de la otra novela, el entorno también y, sobre todo, esa estagnación existencial, esa nada que el autor describe como si no hubiese más que un cielo sucio (no gris, sino sucio, triste, plomizo).

La estética y contenido reflejan ese vacío que recorre cierto cine y literatura franceses. Por lo tanto, la película no es apta para gente deprimida, amantes de la acción.

Por lo demás, la película es demasiado literaria para la pantalla; el hilo conductor es la voz –deprimida, monótona– del protagonista, un informático asqueado por la vida que recorre Francia junto con un colega. Son casi dos horas de voz, del narrador o del protagonista, con ligero fondo musical para dar cierto ritmo. El protagonista contempla la vida sin meterse realmente en ella; capaz, incluso de ver una peli porno si alterarse lo más mínimo. Solo al final, el protagonista esboza algo que puede parecer una ligera sonrisa. Parece un alter ego de Houellbecq, esa forma (horrible) de fumar, esa mirada apagada de este autor que desencadena tantas pasiones como odios en Francia.

Si has llegado hasta aquí seguramente conozcas el libro y el autor, y seguramente puedes identificarte con el protagonista o aún peor, con el pobre Rafael. En ese caso esta película te va a tocar la fibra, especialmente la escena de la discoteca, que es el punto cumbre.

No es ninguna obra maestra del cine, pero lleva con orgullo el texto y lo transmite tal cual, al menos hasta el final, donde se traiciona a si misma.