The Children of Leningradsky

Las estadísticas son estremecedoras. Sólo en Moscú pululan unos treinta mil niños o más, abandonados por sus familias y por el Estado.
En la elegante y opulenta estación Leningradsky, de esbeltas líneas arquitectónicas, los suelos han sido tomados por los pequeños vagabundos que mendigan entre la marea de caminantes apresurados. No hay imagen más elocuente que la de esas piernas ajetreadas pasando de largo, o como mucho ofreciendo unas monedas con esa compasión automática y olvidadiza frente al espectáculo de la máxima degradación de todo sistema. Si los niños están dejados a su suerte, ¿qué puede haber peor en una sociedad?
Todo lo crudo que se pueda esperar en un documental sobre niños perdidos. No hay palabras, ni lágrimas que puedan expresar tanta terrible miseria. Ellos describen sus condiciones de vida con asoladora lucidez, la nostalgia de un hogar que no tuvieron, la añoranza de unas madres que no los quisieron, la desesperanza por un futuro que no va a venir, el miedo que nunca se marcha, buscando consuelo en la compañía de los otros niños, en esnifar pegamento, beber vodka, fumar, drogarse, aguardando el fin, ahogando sus sueños en sus ojos envejecidos, en su piel demacrada, sufriendo las mil humillaciones que caen sobre los más desamparados del mundo. La policía los maltrata y no hace nada por ellos, prostitución, pederastia, sífilis, sida. Apagarse como una vela a la que han tapado para que se ahogue inexorablemente.
Pero son niños, y sus miradas no están muertas todavía, y entre tanto adulto desalmado hay algunas personas buenas. Pero es una lucha inútil, porque un día le toca a uno, otro día a otro, y el pequeño ataúd, cuando alguno recibe el privilegio de tenerlo, significa el hundimiento de la humanidad.
El tren a ninguna parte pasa a toda velocidad, indiferente, por la estación Leningradsky.

Demoledor. Brutalmente sincero. Gran pesimismo en un documental que vio el oscar a mejor documental corto. Una extensa reivindicación de justicia. Se genera una sensación de náusea al ver que aquello que tratan de evitar mostrarnos, existe de verdad. Lo curioso es que aquellos que lo enseñan y lo denuncian suelen tener como apelativo una palabra muy indignante, se les tacha de demagogos. La demagogia está muy lejos de demostrar crueldades.
Ignominiosa verdad que hiere reconocer. Muy buen trabajo el de los directores.

"1.f. Conocimiento que el ser humano posee sobre sí mismo, sobre su existencia y su relación con el mundo."

Ante todo es un documental necesario y muy estremecedor. Puede que traspase ciertos límites éticos o morales, puede que utilice algunos recursos estilísticos para traspasar la pantalla, puede que la intimidad haya sido rebasada, pero si lo que se muestra es en cierta manera puro y libre, se tolera.

El documental nos enseña el día a día de estos niños en las estaciones y en las calles de Moscú, la cámara se acerca tanto que los niños se nos muestran cercanos y muy sinceros. Vemos sus juegos, sus peleas, sus canciones y sus vicios.

Lo impactante aquí no es solo la dureza extrema a la que se enfrentan todos los días, sino lo conscientes que son estos niños ante la realidad que le rodea. Lo triste y duro es cuando están solos y nos revelan que huyeron de sus casas por las violaciones, las borracheras o las palizas de sus padres. Cuando nos hablan con total integridad y sinceridad sobre como sobrevivir en la calle, sobre la violencia de los policias, sobre mamá, sobre las peleas con los chicos "mayores", la prostitución, los mendigos, el pegamento, el amor, el frío, la camaradería, sientes una soledad devastadora.

Están constantemente evadiéndose de la realidad, ves a los niños divertirse y jugar por las calles y piensas, no es madurez, es ser consciente.

Es un documental interesante y necesario, de gran crudeza y dramatismo, pero solo media hora se me antoja corta para desarrollar el tema que nos presenta. Por desgracia es una situación que no solo se da en Rusia, la puerta oriental de Europa, sino en otros muchos países, tanto dentro de nuestro continente como fuera de él. Es relativamente “sencillo” poner la cámara en el centro de la tragedia, pero el mérito del buen documentalista es saber explicar la situación y las raíces del problema, por lo que, como ya he dicho, se me antoja demasiado corta.

No obstante, para sensibilizar conciencias y denunciar y divulgar la intolerable miseria en la que viven muchos niños del mundo cumple su cometido con creces. Dura como ella sola.

Si a alguien le interesa la temática, le recomiendo la primera parte de “La espalda del Mundo”, que es menos dura pero igualmente cruda y necesaria

Como se comenta, este documental trata sobre niños marginados, que viven en una estación en Rusia y que buscan sobrevivir.
Me sorprende varios comentarios no del todo halagüeños con este mediometraje; algunos por no indaga más a fondo en los razones de todo esto, otros planteando que se apela a la sensiblería.
No sé si todos piensen de esta manera, pero creo que un documental debe reflejar la realidad, de forma objetiva. Y pienso que el primer camino es describir los hechos. De tratar sobre personas, se puede usar la cámara como un confesionario donde éstas puedan plantear sus ideas. En caso que se quiera ir más allá de lo que se ve, se corre el riesgo que uno se pueda mover en función de ideas preconcebidas, con lo cual se pierda esta objetividad. Esto lo veo más cuando las razones de ciertas situaciones no son del todo claras.
En concreto, se sugiere en un comentario que lo que explicaría esta situación es el mal accionar de los padres, que dejan a sus hijos en el desamparado, casi obligados a abandonar sus casas. ¿Podemos afirmar que esta es la cuestión de base? Por ej., se sabe que la salida de Rusia del comunismo tuvo consecuencias económicas y sociales durante los 90’ terribles, millones de personas quedaron sumidas en poco tiempo en la miseria y la pobreza. Posiblemente, muchos de los que cayeron, tuvieron hijos, algunos seguramente quedaron en posición familiar parecida a la de estos chicos. ¿Se puede decir en forma concluyente que todas las familias que cayeron, y en particular los padres de familia, fueron culpables de los que les pasó, y de las consecuencias de esta caída?.
Aquí, yo observo que los directores no pretendieron mayormente buscar las raíces de los problemas. En su lugar, se pone en el lugar de los niños, los escucha. No hay que esperar un gran trasfondo detrás de sus palabras, son niños. Así, muchos extrañan a su mamá (quién no la necesitó en algún momento?), recuerdan amargamente el maltrato recibido, se muestra su unión con los demás niños, sus momentos de alegría y amistad, momentos que irradian agresividad, la lucha por la subsistencia, etc. etc. No me parece que se oculten cosas, que condene a unos u otros, simplemente muestra; por eso pienso que el film es honesto.
Yendo más allá, creo que luego de ver la película, todos un poco nos preguntamos por qué los humanos permitimos que pasen estas cosas. Al respecto, pienso que este mediometraje nos puede resultar chocante porque nos muestra una realidad palpable, de todos los días, que muchos no queremos ver. Esta no es una ficción, una película de Hollywood de alguien que se cae, que sufre, se levanta y sigue, esto es real, y pasa en muchos rincones del mundo. Y acá es difícil condenar a los niños, pues son pequeños, que tuvieron la mala fortuna de nacer en hogares desmembrados, que tuvieron que chocar con la dura realidad desde un primer momento.
Por lo anterior, pienso que la valentía para mostrar esta otra realidad, es la mayor virtud del film.