Los Palomos

Vi hace muy poquito esta película y sinceramente, solo por los primeros veinte minutos que tiene ya merece la pena verla, yo me partía con la Gracita.

Luego se va difuminando poco a poco y haciéndose un pelín infantil, pero aún así risas aseguradas. El guión y la escenificación son como bien dice la única crítica que hay de momento más de obra de teatro que de película de cine.
La película trata de un empleado que es invitado con su mujer a la casa del jefazo de su oficina, ni más ni menos. Una vez allí el jefe de López Vázquez les propone jugar a detectives, una pareja comete un asesinato y la otra tiene que descubrir como se ha realizado este. El jefe tiene oscuras intenciones con este juego.

Como ya he dicho Gracita está estelar en esta película, y destaca como siempre Manuel Alexandre, con apariciones fugaces, pero geniales.

Se pasa un rato muy agradable y entretenido, para mí recomendable.

(19/03/08-18/03/22) Divertidísima comedia del genial F.F.Gómez, con multitud de fallos/licencias que se toma el brillante narigudo, se nota una barbaridad su procedencia teatral, pero como en el caso de los Marx todo se perdona si enfrente estan unos actores en estado de gracia, sublimes una pareja con una química fuera de lo común, con esos tonos de voz tan peculiares, escandalosamente brillantes. No puedo olvidarme del maravilloso Manuel Alexandre que se compenetra con Gracita y José Luis como solo los Marx lo conseguian. Así como está muy bien el flemático gentrleman español Fernando Rey en un rol de villano sibilino sensacional.

Esta cinta la dirigio Fernando despues "El extraño viaje", que fué un estrepitoso fracaso en taquilla, tambien machacada por los productores, que tardaron bastantes meses en estrenarse, debido a este hundimiento en los cines se embarcó en adaptar una obra teatral de éxito, se tradujo en triunfo en taquilla.

Recomendable a todos los que deseen reirse y la risa es lo segundo mejor del mundo. Fuerza y honor!!!

Fernando Fernán-Gómez hizo una película de una obra de teatro, magistralmente interpretada por los actores de antes, unos actores con mayúsculas. Geniales todos ellos. Hay que reconocer de una vez por todas y levantar un monumento a López Vázquez, a Manuel Alexandre y a Gracita Morales, ¡ah! y a Xan das Bolas y a Julia caba Alba, entre otros muchos ACTORES.

Que "Los Palomos" no es precisamente la mejor película del cine español, es afirmar lo evidente. Sin embargo, cuando la adaptó, Fernando Fernán Gómez lo sabía más que de sobra, no se tome este simpático entremés como otra cosa que una inocentada, una hábil forma de explotar en tiempos más inocentes a un reparto en estado de gracia.

Como bien apuntan las críticas precedentes en esta página, estamos ante una pieza más teatral que cinematográfica, donde los cambios de escenario brillan por su ausencia. La eterna preja José Luis López Vázquez y Gracita Morales despliega su nivel de complicidad habitual, con excelentes diálogos mejor interpretados.

El resto del reparto acompaña a la perfección, debiendo destacarse al siempre imperial Fernando Rey, cuyo magnífico timbre de voz le permitía tener un registro solamente al alcance de los más grandes. Mabel Karr y Julia Caba Alba componen el retrato de la "familia del jefe", que quiere engatusar a unos pobres palomos (ejemplar carátula, por cierto).

Manuel Alexandre también hace acto de presencia en muy escasas secuencias, pero su simpatía natural y capacidad de improvisación le hace uno de los atractivos de la cinta, especialmente útil para reflotar momentos especialmente inocentones.

Superando este hecho, simpática comedia con acento teatral.

Cuando uno habla de cine siempre habla de forma personal, y el tema personal es muy diferente dependiendo de las edades. Es muy fácil recordar tu infancia y juventud a través del cine, si bien eran pocas y escasas las diversiones de aquellos años y en esos momentos todo se compensaba con ir al cine, aquellos programas doble, que disfrutabas durante todo una tarde. Viendo grandes y pequeñas películas unas mejores que otras, de serie A y de serie B. podía ser un western o una comedia, una americana y otra española, donde aprendías a conocer cosas increíbles, casas de ensueño, disfrutando de actores y actrices inolvidables que el público solía aplaudir tras la palabra Fin o The End. Dos de esos actores entrañables con los crecí y me reía mucho, fueron los dos protagonistas de “Los Palomos”, José Luis López Vázquez y Gracita Morales en el momento más álgido de sus carreras artísticas, en auténtico estado de gracia.

Se trata de una obra teatral del dramaturgo Alfonso Paso, especialista en este tipo de tramas en la que se mezcla humor y crimen, adaptada con maestría por el polifacético Fernando Fernán-Gómez. Convirtiéndola en una comedia negra que en realidad es blanquísima, un sainete criminal, una comedia de enredo, desternillante, esperpéntica y disparatada. Pero, no es sólo eso, además, tiene unos diálogos surrealistas cargados de mala uva, situaciones delirantes llegando al absurdo más sarcástico, donde el cineasta se permite hasta el lujo de lanzar unos cuantos dardos envenenados contra determinada clase social burguesa y acomodada. Y lo hace retratando con ternura y cierta ironía a ese matrimonio arribista, sumiso, pelota y genuflexo, presto y dispuesto a servir al jefe en los caprichos y juegos que agraden al poder establecido, sin preguntarse cual es la razón de tanta generosidad.

La acción tiene lugar el día de los inocentes, bajo una gran nevada, en la casa de Don Alberto (Fernando Rey), el jefe de Emilio Palomo (López Vázquez), que acude como invitado a cenar en compañía de Virtudes (Gracita Morales), su peculiar esposa. Lo que ellos desconocen son los planes que ha preparado el matrimonio anfitrión para que la noche resulte fructífera. El excelente reparto lo completa Julia Caba Alba, Manuel Alexandre, y la bella Mabel Karr como la señora de la casa, la dirección de actores a cargo del experimentado cineasta, como es lógico, se nota desde el primer minuto. Una obra entrañable, con reminiscencias de la comedia de Lubitsch, de puertas que se abren y cierran constantemente, de entradas y salidas de la escena con sobreentendidos jocosos, que recrean un tipo de cine desaparecido que bajo la apariencia de un modelo popular, comercial y sin pretensiones, mantiene una frescura y estilo genuino de los mejores actores cómicos de la escena española.