Loco por la novia

Se trata de una de esas pelis ideales para ver con la novia/o en el cine o en el sofá de casa. No presenta ninguna novedad en el género y quizás quepa destacar a su favor que las situaciones cómicas son verdaderamente graciosas sin llegar a la estupidez a que nos tiene acostumbrados este tipo de pelis. En fin, son 90 minutos entretenidos, con todos los elementos de la típica comedia romántica, incluido el desenlace totalmente predecible.

Otra más y vamos para bingo. Realmente poco hay que decir de esta película, porque es una sucesión de tópicos, con escasa gracia por cierto, y que no aporta absolutamente nada nuevo.

Incluso la elección del casting es erronea, Stuat Towsend es hasta demasiado guapo para hacernos creer el rol de buenazo, algo despistado que no consigue el amor verdadero, Amy Smart está como siempre, es decir mal, y el único que se salva de la quema es Seth Green; no porque actue maravillosamente, sino simplemente porque tiene cara de niño malo y a eso es lo que dedica en toda la película, a hacer el gamberro y a aportar algunos de los mejores gags del film.

Parece pués, que la poca originalidad no está solo en manos de Hollywood, si la comedia romántica inglesa empezó muy bien con "Cuatro bodas y un funeral" , está empezando ya a autorepetirse hasta la saciedad. Quizás sea el momento de replantearse la situación y reconocer que, seguir haciendo este tipo de productos, solo puede llevar al hastío y al agotamiento.

Lo mejor: Seth Green
Lo peor: el tiempo que pierdes viéndola

En general la película es exactamente eso, la misma historia de siempre, por fortuna para el espectador el film no es excesivamente estupido y se deja ver con cierto agrado, si estuviesemos en una época donde el nivel cinematográfico fuese algo más elevado probablemente esta película no me hubiese parecido tan... ¿pasable?. En fin, ideal para parejitas y para ir con la novia o novio, claro siempre y cuando estos sean amantes de este tipo de historias más predecibles que la llegada de los reyes magos. Yo al menos la soporte con bastante entereza.

Domingo por la tarde en la Casa Blanca. George Bush está un poco resacoso y, después de cenar una pizza recalentada en el microondas, decide alquilar un dvd en un videoclub que hay cerca del parque donde saca a mear al perro.

Al llegar a casa se da cuenta de que la peli es británica.

-¡Qué mal rollo, cine europeo, puag!, piensa.

Para Busch "cine europeo" es sinónimo de películas raras donde la gente habla mucho y los actores masculinos tienen las piernas sin depilar, cosa que le da mucho asco. Es un cine que huele a incesto, a adulterio triste, a sobaco, a fiordo, a tías tetudas, a galletas danesas y a travesti madrileño. Todo eso le produce una profunda repugnancia.

Como hace frío y le da pereza salir otra vez de casa, mete el dvd en la tele y empieza a ver "Loco por la novia".

-Pues no está mal -reconoce al rato.

Al día siguiente recibe una llamada de su amiga Condoleezza Rice para contarse el fin de semana:

-Hee visto una peeli eeuropeea, Condoleezza.

-No jodas. ¿Y de qué iba?

Los actores secundarios son los que salvan un poco los papeles de este casi desastre romántico. Seth Green está fantástico, como de costumbre y Kate Ashfield, la novia de Simon Pegg en "Zombies Party" lo clava de típica inglesa pija y borde. Son tan decentes en relación al resto de la película, que cuando ellos desaparecen y se desarrollan los previsibles trámites románticos entre los guapos dan ganas de que despachen pronto y vuelvan poner a los otros.

La historia, un clásico del género: tipo sensible encuentra chica ideal que resulta ser la novia de su mejor amigo, a la sazón, tipo insensible y asqueroso. El director opta por la más lineal de las soluciones: enredos inofensivos, maniqueismo sentimental (yo soy bueno, tu novio es malo...¡y la peli le da la razón!) y limitada espontainedad romántica.

De la pareja en cuestión, poco que decir: Townsed es un sosaina con denominación de origen y entre Amy Smart y un jarrón, no hay grandes diferencias interpretativas. Todo lo que los rodea es más interesante que ellos y la mirada se vuelve a los secundarios a los que en la ausencia del romance, se solicita urgentemente un poquito de humor.

Entre sus pocos encantos, destaca la ambientación londinense, incluyendo zonas tan chic como el SoHo. Resulta una gratificante alternativa a la consabida New York. No obstante cuesta no aburrirse ante una historia tan prefabricada, incluso si lo prefabricado huele a té con nubecilla de leche.