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El primer año del resto de nuestras vidas

Drama Tras acabar sus estudios, un grupo de íntimos amigos deben enfrentarse a los problemas y desafíos que plantea la vida. Por mucho que sus aspiraciones y sus nuevas relaciones sociales y laborales pongan a prueba su amistad, ellos se aferran siempre al cariño, a la estabilidad y a la seguridad que les da el grupo.
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
26 de octubre de 2005
29 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto tres películas típicamente ochenteras últimamente (pocas más en mi vidas), concretamente de 1985. Son "La Mujer Explosiva", "El Club de los Cinco" y "St. Elmo Punto de Encuentro". Por pura coincidencia las vi en este orden, y da la casualidad de que coincide con una maduración cronológica en cuanto al contenido de las películas.

Veamos: "La Mujer Explosiva" es una película puramente desmadrada, que no pretende ser tomada en serio, sino divertir al personal con ficciones juveniles de chavales que no se comen un colín y hacen el descubrimiento de su vida. En "El Club de los Cinco" los chavales no son tan chavales, y empiezan a descubrir que se hacen mayores, momento que aprovechan para descubrirse a sí mismos y asumirse tal y como son, para lo bueno y para lo malo. Cae en terreno de nadie, porque tiene elementos chorras y superficiales, pero también pasajes que intentan ser más serios y dramáticos. Finalmente, en "St. Elmo" los personajes han superado su adolescencia definitivamente (por muy infantiles que sean algunos), y se plantean cómo vivir con coherencia su etapa adulta.

El tiempo pone a cada uno en su lugar, se suele decir. Eso ocurre en "St. Elmo". Antiguos compañeros universitarios intentan organizar o reorganizar sus vidas de la forma más satisfactoria posible. Para ello tienen que resolver antiguas deudas, frustraciones sentimentales y desencuentros con su nueva vida adulta. Muestra cómo en el superficialmente perfecto grupo de colegas subyacen resentimientos y conflictos que nadie se atreve a destapar. A lo largo de la película todos intentan encontrar la mejor manera de solucionarlos y estar así satisfechos consigo mismos.

Los actores, que ya intervienen en otras películas de esa generación (por ejemplo, "El Club de los Cinco"), interpretan personajes que resultan cercanos y entrañables, lo que es, sin duda, el punto fuerte del film. Hay un buen puñado de tópicos (chico tímido enamorado al que toman por gay, típico triunfador que cree tenerlo todo bajo control y que no soporta el fracaso, etc), y resulta difícil tomarse en serio algunos de los líos amorosos que se suceden constantemente en la película. Pero, al fin y al cabo, tampoco Joel Schumacher pretende hacer una película perfectamente verosímil ni un drama impecable, sino una comedia romántica agradable y bien ejecutada. Y eso lo ha logrado.
ThrashJazzAssassin
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29 de diciembre de 2008
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La comedia juvenil de los ochenta tiene con esta película su madurez dramática. De hecho, “St. Elmo, punto de encuentro” tiene más de drama que de comedia, y la comedia que tiene está teñida de un agridulce tono nostálgico. Supone el reflejo del paso a la madurez de los mismos personajes “tipo” de filmes antológicos como “El club de los cinco” (que ya tenía su toque dramático), “Todo en un día”, “Dieciséis velas”, “La revancha de los novatos”, “Más vale muerto”, “Class” (que también tenía a Andrew McCarthy -actor estupendo que fue a menos después de los 80- y Rob Lowe de protagonistas), etc... Es, en definitiva, el paso generacional a una etapa que va reduciendo considerablemente nuestro numero de sonrisas diarias.

El reparto es precisamente una selección de actores conocidos por sus papeles en filmes pertenecientes a esa corriente de comedias gamberras adolescentes que tanto éxito tuvieron en los 80 y que han quedado para la posteridad como las precursoras de un género explotado hasta la saciedad que a día de hoy ha perdido todo su encanto (tan solo salvaría de la quema a “Van Wilder; Animal Party”). De todas formas “St. Elmo, punto de encuentro” es una rareza y quizá por eso es un film olvidado. Mi opinión es que es brillante, no tanto como obra cinematográfica si no como punto de inflexión (desgraciada o afortunadamente –no sabría qué pensar- fracasado). Por ello es por lo que considero este pequeño film obsoleto el mejor de toda la filmografía de Joel Schumacher, del que, exceptuando la película que nos ocupa, la mayoría de sus proyectos me han parecido mediocres (y se que esta película podría ser perfectamente considerada como claro ejemplo de ello si no se mira con la parte del prisma que la miro yo).

Sin duda, esta película no llegará verdaderamente a todos los espectadores, tan solo a una minoría. El resto seguramente la observarán como un telefilm de los que pone Antena 3 en la sobremesa. Mi consejo es que antes de ver esta película se visionen los títulos clásicos de la comedia juvenil ochentera (los antes mencionados más “No puedes comprar mi amor”, “La chica de rosa”, “Aquel excitante curso”...). Si se ha disfrutado con ellas (los nostálgicos de los 80 serán más proclives a hacerlo) entonces será el mejor momento para ver esta “St. Elmo, punto de encuentro”. De esa manera se empezará a poder darle sentido al paralelismo que yo expongo, y que de otra forma parecería absurdo e inexistente.
Rick85
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30 de noviembre de 2015
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las responsabilidades, se quiera o no, casi siempre golpean donde más duele.
Un "quedamos mañana, hoy tengo cosas que hacer" o un "a ver cuándo nos vemos" van dejando, gota a gota, día a día, una especie de capa dura de adultez, que atrapa al niño que todavía quiere jugar y divertirse.
Y, sin darnos cuenta, acabamos preguntándonos qué fue de ese niño.

'St. Elmo, Punto de Encuentro' es un relato de esa madurez mal administrada.
Seguimos sin saber tratar ese último escalón antes de ser adulto, con las preocupaciones del trabajo, el novio o la novia, la casa o el estatus social sin ser la respuesta de nada.
Tan solo los amigos, en el mismo lugar que nosotros, siguen siendo quienes eran, nos aferramos a ellos frente al mundo que cambia, nos aferramos a ellos como únicos tótems guardianes de nuestra juventud.

Más de uno se puede ver reflejado en esas quedadas continuas en el St. Elmo Bar, resultado de no querer cambiar y ser lo de siempre, cada vez importa menos dónde se quede con tal de que se quede.
También están esas reuniones tras años sin verse, que derivan desde el inicial entusiasmo hasta el absoluto hastío, y las más de las veces dejan un sabor amargo, de que no se debería volver a según qué lugares o sentimientos.

Los años pasan, la ilusión también. Y solo uno mismo puede ir renovando esa ilusión.
De ahí que en el grupo de amigos haya muchos que todavía quieran tratar de revivir un viejo amor, o conseguir uno nuevo. La única diferencia entre dos actos, la por fin definitiva conquista del obsesionado con una amiga durante años, y el acto de valor de otro que por fin consigue un beso de su amada segundos antes de inmortalizar su momento, es que uno tendrá consecuencias desastrosas, y otro quedará en la memoria como recuerdo imborrable, pero ambos están impulsados por esa misma ilusión mezcla de metas no cumplidas y carpe diem.
Incluso mostrando que eso no es definitivo, que todo puede sanar y que, en fin, cuando se es joven se hacen muchas tonterías.

Solo queda aceptar que se crece, y que no hay marcha atrás.
Que hasta vuestro hueco del bar también desaparecerá, engullido por otros jóvenes con otras ilusiones. Pero la amistad, esa permanece, por muy dañada que haya estado.
El "quedamos mañana, que hoy tengo cosas que hacer" también puede ser promesa.

Todo consiste en aceptar un: esto también pasará.
Recordar que es inútil, como siempre nos afanamos, en poner límites al amor, en medir la amistad, conservar siempre la misma ilusión. Pero, si somos afortunados, siempre podremos contar con las personas que nos enseñaron a vivirlas intensamente.
Charles
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21 de septiembre de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo de amigos se reúnen en su bar habitual para hablar de los problemas que surgen a la hora de decidir qué van a hacer con sus vidas y a pesar de las divergencias que hay entre ellos por encima de todo prevalece la amistad.

En la línea de Diner o El club de los cinco (Emilio Estévez, Judd Nelson y Ally Sheedy repiten), Joel Scumacher dirige a un elenco de jóvenes promesas en una comedia agridulce sobre la juventud de los ochenta y su porvenir cuando se hacen adultos. No tan entrañable como las ya mencionadas pero se puede ver como testimonio de una época aunque quizá sea la que peor haya resistido el paso del tiempo.
Harold Angel
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7 de junio de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película ochentera que para muchos de nuestra generación (90's) alcanza a remover ciertos sentimientos que se enmarcan principalmente en esa transformación juvenil a la madurez, que esta última, se logra a través de ciertas pruebas necesarias para cualquier joven. Enfrentarte a la vida, buscar trabajo, casarte, etc. son la etapa posterior a ése magnifico encuentro, a este punto de reunión llamado St. Elmo. Este es un film, que independiente de las estrellas futuras que se estaban gestando en este film, es clave en el cine juvenil de los ochentas, que junto a las películas de Jhon Hughes( El club de los 5, La Chica de Rosa, etc.) son claves en este cine tan necesario para las nuevas generaciones, ¿pero que más da?, tenemos estas cintas atemporales..un legado para el joven de ahora y siempre, sus situaciones conflictivas o alegres, no cambian, aún son las mismas. Saludos
fenix_valles
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