The Gamers: Dorkness Rising

Se trata de una película íntegramente realizada por aficionados y como tal debe ser evaluada. Un grupo de amigos se reúne para jugar la historia de un "master" o guía con aspiraciones literarias. Escusa perfecta para intercalar secuencias fantásticas con otras reales en las que el grupo discuten sobre las reglas y pormenores de la aventura. La película entretiene y saca más de una sonrisa al espectador común, pero está claramente dirigida a jugadores o personas que han experimentado alguna partida de esta controvertida forma de ocio. No desmerece a pesar de sus efectos cutres, actores primerizos y recursos claramente limitados. Curiosidad interesante.

La película con presupuesto mínimo, escenarios próximos y actores sin formación, goza de un guión brillante con un terrible defecto, es solo para jugadores habituales de rol. Esto lo he comprobado viéndola con varias personas y si bien es cierto que su corta duración nos ha dado que hablar a muchos a otros tantos no les ha sacado más que la leve sonrisa de ver a chavales disfrazados haciendo el salvaje.

Aunque el final defrauda, el durante es comedia rolera pura donde todos los que hemos jugado alguna vez nos vemos reflejados al máximo y ridiculizados por lo absurdo de las situaciones en un momento "real de los hechos". De modo, que a lo que ésta película aspira, que es a entretener y divertir a un público más que específico, puedo decir que merece todas las felicitaciones que se le pueden dar.

Si no has leído y jugado a Dragones y Mazmorras no entenderás la mitad de las bromas y referencias de la película. Si has jugado, y tienes D&D (o juego similar) en un rinconcito de tu memoria afable, así como al resto del mundo friki, te desternillarás con la excelente parodia hecha por frikis, para frikis. Quizás le dan demasiado peso a la historia de amor y otras partes que no tienen que ver con la partida, que alargan la película pero no aportan nada, pero cuando están en las escenas de la mesa dentro y fuera de personaje, es genial. Vale mucho la pena, aunque la primera es mejor.