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Secretos de un matrimonio (Miniserie de TV)

Serie de TV. Drama Miniserie de TV (1973). 6 episodios. El matrimonio formado por Johan, profesor de psicología, y Marianne, abogada, recibe una noche en su casa la visita de sus amigos Peter y Katerina. Al poco tiempo, los invitados empiezan una fuerte discusión en la que los anfitriones intentan mediar sin éxito alguno. Cuando se quedan solos, Johan y Marianne empiezan a hablar de su matrimonio y de sus problemas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
17 de mayo de 2018
53 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Agradezco que exista la ficha de la serie “Secretos de un matrimonio”, porque aunque parezca lo mismo, existen diferencias entre el montaje creado para el cine y lo que es la serie, íntegra, tal y como fue concebida por Ingmar Bergman. El montaje de cine ha sido una de las estrategias empleadas para que resultasen más rentables las series del maestro sueco, a los que sumaban en sus beneficios los ingresos obtenidos en taquilla, fórmula que luego se han seguido utilizando para otros proyectos. En este caso se trata de una serie rodada en cuarenta y cinco días para la televisión sueca, modesta tanto en su presupuesto como en el personal empleado, dividida en seis partes y de casi cincuenta minutos cada capítulo.


Tal y como se cuenta en “En torno a Ingmar Bergman” de Roberto Laurenti (Ediciones Sedmay) el propio autor afirma que : “La escribí para poner en orden un armario colosal de experiencias de distintas clases. Una especie de limpieza general de cajones, de un armario en el he metido experiencias propias y de otros; de allí he sacado dos personajes, dos seres humanos (….) que describen un proceso ; con rapidez astronómica se alejan uno de otro para, después de recorrer largas e increíbles curvas, encontrarse otra vez...”


Las condiciones para su rodaje fueron óptimas. Según se puede comprobar en “Imágenes” (Tusquets Editores), las memorias de Ingmar Bergman, él mismo dice que “Nos encontramos prácticamente con una película sin gastos, lo cual nos venía de perilla, pues no teníamos dinero, aún no habíamos vendido “Gritos y susurros” (…) A Erland Josephson y Liv Ullmann les divertían sus papeles y se lo aprendieron rápido, se rodó sin el paralizante peso del rodaje de una película para el cine, fue un gozo.”


Todo lo que siguió fue un “boom” inesperado, que si en su época fue difícil, no sé si hoy día, tal y como anda el mundo de la exhibición, se pudiera haber producido: “Gritos y susurros” a pesar de ser cine de autor puro y duro, arrasó internacionalmente y consiguió ser nominada para cinco “Oscars”, llevándose el de mejor fotografía para el gran Sven Nykvist, colaborador con el director en muchas ocasiones y pieza fundamental en sus producciones, como la presente. Tras ese éxito, “Secretos de un matrimonio fue otro fenómeno. El montaje cinematográfico tenía una duración de 168 minutos, a los que se le habían suprimido casi dos horas. Cabe recordar que cuando se estrena en España, la distribuidora habitual de los films de Bergman, aficionada ella a sumar cortes por cuestiones de censura, como ya ocurrió con “Gritos y susurros” o luego con “Cara a cara... al desnudo” o, como en este caso, casi por capricho, porque tan larga no les venía bien para su explotación comercial según su ambiguo criterio, y le amputaron más de veinte minutos. Aún así en nuestro país fue un éxito de crítica y público, e incluso, como detalle curioso, se trataba de uno de los films favoritos de Miguel Delibes.

El hecho de haberse pasado por la televisión sueca impidió que pudiera ser nominada a los “Oscars” aunque pudo optar al resto de premios. Este hecho originó en 1974 una de las protestas más sonadas que se recuerdan, como se narra en "Inside Oscar", de Wiley & Bana (Ballantine Books). Muchas actrices pertenecientes a la Academia de Hollywood, como Gena Rowlands o Ellen Burstyn, hicieron una carta publicada en Los Angeles Times pidiendo a la Academia que Liv Ullmann pudiera ser votada. Los directores, entre los que figuraban Coppola, Scorsese, Fellini o Frank Capra, enviaron otra carta pidiendo que Bergman pudiera ser nominado. La Academia finalmente no cedió, pero todo esto magnificó la carrera del film y de sus responsables. Tras la adaptación de “La flauta mágica”, Dino de Laurentiis se benefició de todo esto cuando produjo “Cara a cara... al desnudo”. Hollywood, como si se hubiera tratado de una deuda pendiente, aprovecha la ocasión y no se olvida de nominar ni a Bergman ni a Ullmann.

Pero bueno, volviendo a lo que importa, es que “Secretos de un matrimonio” (o “Escenas de un matrimonio” como más acertadamente se tituló en otros países) es una de esas series cuyo estilo difícilmente se podría repetir. No ya porque haga falta un pedazo de director, si no que también los tiempos han cambiado, transformando los gustos del público convencional. Los tempos y estilos televisivos son diferentes y no creo que pudieran encontrar producción, por muy barata que aparente ser, que ese no sea el tema.


Por la longitud de este comentario utilizaré el espacio del spoiler pero que sepa el posible lector o lectora que no voy a destripar absolutamente nada de su trama.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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29 de abril de 2023
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toxicidad de complacencia. Caminos con guías ajenas. Claustros sociales por beneplácito. Verdugos de la identidad propia. Vergüenzas por la autogestión del sufrimiento.

La extensa exposición de Bergman en esta obra es un reguero de víctimas pasionales por la necesidad de realizarse. Una indagación atemporal hacia la introspección que está sujeta a épocas en descomposición. Choque de géneros empapados de doctrina.

Los designios de la honestidad no siempre purifican la unidad. La impenetrabilidad del "YO" justifica paraísos de estabilidad comunitaria.

Verborrea para el silencio.
La puerta de Tannhäuser
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16 de junio de 2020
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según Bergman, elaboró esta miniserie con un montón de ideas y papeles que tenía almacenados en un cajón, a las que añadió indudablemente sus vivencias personales después de innumerables matrimonios y aventuras por su parte, para diseccionarnos un matrimonio típico sueco.

Desde el primer capítulo, se nos muestra un matrimonio aparentemente normal y feliz, donde solucionan sus problemas de forma racional, sin discutir, ocultando siempre sus verdaderos sentimientos hacia la parte contraria.

Así van pasando los años en una relación tediosa y aburrida, sobre todo en el ámbito sexual, donde se muestran bastante reacios a mantener relaciones, sobre todo por parte de Marianne, lo que conllevará sin saberlo en una tensión entre ambos que ocultará sus verdaderos sentimientos.

Hasta que de repente todo explota, Johann le confiesa que tiene una aventura con otra mujer y a partir de ese momento su mundo se derrumba, sobre todo el de Marianne.

La serie está retrata desde una estructura prácticamente teatral, donde todas las escenas son rodadas en planos fijos de los dos protagonistas, dando toda la prioridad a los largos diálogos matrimoniales entre ellos.

En cada escena, ambos protagonistas desnudan su alma al otro, intentando entender en qué han fracasado, donde han estado los problemas que desembocaron en su ruptura, en su divorcio.

Hablan sobre el amor, el sexo, las relaciones con sus padres, sus hijas... intentan entender si es posible una vida en pareja sin engañar a la otra persona, si existe el verdadero amor o sólo es una utopía.

A lo largo de los seis capítulos los años van pasando y vemos las distintas etapas personales que van alcanzando ambos y su relación entre ellos. Las relaciones con sus amantes, sus experiencias vitales, el día a día de sus vidas sin la otra parte.

Sin lugar a dudas una obra compleja la que rodó Bergman y que nos muestra las diferencias notables existentes entre la sociedad sueca y escandinava en extensión, y la que tenemos los países latinos sobre todo en temas como el divorcio, las aventuras extramatrimoniales y las reconciliaciones.

Evidentemente nuestra sociedad está muy influenciada con el catolicismo y su fe, dándole una gran importancia al matrimonio. Llevamos ese estigma desde la infancia, a diferencia de los escandinavos, mucho más fríos en ese sentido, acostumbrados a sus infidelidades y a divorciarse.

Debido al éxito de la miniserie, Bergman la adaptó para que pudiera exponerse en las salas de cine, aunque evidentemente la película pierde un poco de esa visión teatral de la obra para televisión, además al ser lógicamente mas corta hay escenas donde no se muestra toda la fuerza de los diálogos.

Por último, me gustaría recalcar el papel de los dos protagonistas. Tanto Ullman como Josephson están sensacionales, la química entre ambos es palpable en todo momento. Realmente parece que Bergman simplemente ha cogido una cámara y se ha puesto a grabar en la casa de un matrimonio de verdad. Realmente sólo por la fuerza que alcanzan sus palabras en cada escena merece la pena ver la miniserie entera. Sencillamente increíble.
Bermu
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2 de enero de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Formalmente, como todo lo que hace Bergman es refinado y pulcro. De los diálogos sobreviene una educación y una elegancia que lo separa de cualquier telenovela o serie, y que al dividirlo en capítulos permite una progresión lenta y estudiada que finaliza en un clímax inevitable. Las actuaciones de Liv Ullmann y Erland Josephson como Marianne y Johan son soberbias, y hacen de hilo conductor para todo el cajón de sastre que Bergman ha removido para sacar adelante tremendo retrato fino y descorazonador de la realidad de la institución matrimonial en la Suecia de los 70 (y ahora, del resto del mundo occidental).

En ella, el sueco juega magistralmente reproduciendo las consecuencias de la desnaturalización de la institución, que desde que ha degenerado en un puro formalismo legal se ha convertido en una carga intolerable para mucho. Los cónyuges se han rebelado contra la institución en una búsqueda de «libertad» o realización «personal» en la que el amor pasa a ser una especie de velo que disfraza o maquilla la idolatría. El amor conyugal ha dejado de ser unión íntima de dos almas para convertirse en un ansia nunca satisfecha de felicidad inmediata, y así, creyendo ser más libre se ha hecho más esclavo de la veleidad, de la vanidad, del hastío, de la búsqueda de experiencias nuevas y necias.

Amor y egoísmo están cada vez más embrollados en las relaciones de los sexos, y así los cónyuges no llegan a conocerse realmente. Aman un fantasma que crean a imagen de su deseo, o en todo caso avanzan hacia una simbiosis de egoísmos. A esta entronización del deseo personal y egoísta se suma una ruptura entre sexualidad y matrimonio, entre sexualidad y procreación e incluso entre sexualidad y amor, que ha terminado por malherir la institución matrimonial, y a consecuencia, las relaciones conyugales verdaderas.

Tras estas palabras basadas en doctas reflexiones de Juan Manuel de Prada, volvemos a Bergman, que usa una exquisita ironía para sugerir la ruptura del matrimonio, desde su punto de vista existencialista, que termina provocando un lamentable nihilismo y pesimismo. Hay quien ve en ella una oda al amor conyugal, la reconciliación y las relaciones sexuales. No lo veo así en absoluto, sino una suerte de una lamentable desamor.

La primera sorna que Bergman induce son las profesiones de los protagonistas, ambos de alta clase social: un profesor de psicología y una abogada de derecho familiar, experta irónicamente en divorcios. Él, que debe conocer los entresijos de la mente y la conducta humana y ella, que debe conocer las causas y razones de la familia -aunque su trabajo consista en demolerla-. Ambos, de una gran educación y erudición, y de un acomodado estilo de vida, seguros de sí mismos e incluso virtuosos en apariencia. Son personajes perfectamente construidos, y con un desarrollo -irónicamente de nuevo, destructivo- muy bien llevado, en el que se verá que no son lo que parecen por la superficie.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Francisco de Javier
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17 de noviembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que sí, que la parte técnica está muy bien y que son unos grandes actores. Probablemente esto baste para darle un 7.

Dividirla por capítulos es un acierto, se asimila mejor y no se hace pesada. A favor también tiene las menciones a otras parejas, sobre todo las conversaciones respectivas con la clienta y con la madre de ella.

Pero yo no he visto amor por ninguna parte. Aquí sólo queda atracción física (a ratos) y la comodidad de lo conocido. Todo lo demás es tóxico y enfermizo: odio, desprecio, ganas de venganza, problemas de ego, de autoestima... Si la intención era mostrar amor ha fallado, ni imperfecto ni leches, esto no es amor.

Si pretendía ser realista otro fallo. Quizás sea así para algunas personas que no se han querido nunca o que son tan inmaduras como estos personajes. Para el resto es a lo sumo un espejo muy deformado, de feria: todo problema está exagerado, todo conflicto llevado a extremos inadmisibles.

La voz en off hace un pequeño resumen al inicio de cada capítulo, en ocasiones pasa por alto cosas que creo importantes y menciona otras que personalmente no he visto así.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cpuigb
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