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Vidas pasadas

Romance. Drama Nora y Hae Sung, dos amigos de la infancia con una fuerte conexión, se separaron cuando la familia de Nora, que entonces tenía solo 10 años, emigró desde Corea del Sur a Canadá. Muchos años después, cuando Nora trabaja como escritora de teatro en Nueva York, ambos se reencuentran, y pasarán juntos unos días que les enfrentará al amor, al destino y a las elecciones que componen una vida.
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Críticas 130
Críticas ordenadas por utilidad
26 de agosto de 2023
308 de 325 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Who do you think they are to each other?"

Es la pregunta que una voz en off femenina nos hace en la imagen inicial de la película, un plano conjunto de tres personas (una mujer en el centro, escoltada por dos hombres) charlando en la barra de un bar. Varias voces en off conjeturan mientras la cámara comienza a hacer un sosegado zoom con el que, poco a poco, cada gesto, cada caída de ojos y cada ceño fruncido empiezan a parecer un mundo. La cámara va expulsando a los hombres de la imagen y, sin darnos cuenta, nos hemos deslizado hasta aterrizar en un primer plano de la mujer. Y aquí, en la primera escena, está la clave. Porque Vidas pasadas puede utilizar un triángulo amoroso como base argumental, pero no "va" de un triángulo amoroso. Es algo más complicado. Esta es, por encima de todo, la historia de Nora.

El debut de la surcoreana Celine Song nos cuenta la relación entre Nora y Hae Sung, dos amigos de la infancia que pierden el contacto cuando Nora se muda a Canadá con su familia y que, ya de adultos, retomarán el contacto casi por casualidad. A través de veinticuatro años, Song enfrenta a su protagonista, y por extensión, al espectador, a una pregunta dolorosa pero inevitable: ¿y si las cosas hubieran sido diferentes? ¿Y si hubiera estudiado en otra ciudad? ¿Y si me hubiera atrevido a aceptar aquel trabajo? ¿Sería más feliz que ahora? Los círculos concéntricos de una vibración en el agua, cada vez más grandes (imagen que, de hecho, se emplea en la película). El viaje de Nora desde el principio, desde que elige deshacerse de su nombre coreano, es con ella y para ella. Es el cúmulo de decisiones que toma, que la esculpen y la convierten en la persona que es hoy. Y por cada decisión que toma, una posible vida muere.

El viaje de Nora (estupendamente interpretada por Greta Lee) se centra en aprender que para ser la persona que se es se tiene que renunciar a la que se podría haber sido. Nora no puede tenerlo todo. Ninguno de nosotros puede. La tesis de Vidas pasadas resuena de forma tan lacerante y tan real porque no está ligada a la especificidad de un triángulo amoroso. Tampoco es una experiencia exclusiva del que vive en un país extranjero. Vidas pasadas no es Minari. Evidentemente, de la historia de Vidas pasadas se desprenden más temas (la soledad del emigrante, el anhelo, la necesidad de conectar) que particularizan y enriquecen el relato, pero su idea principal, la que lo mantiene todo unido, es universal.

Celine Song demuestra en Vidas pasadas ser más guionista que directora. Su lenguaje literario parece, de entrada, más dramatúrgico que cinematográfico. De todos modos, eso no significa que Vidas pasadas sea visualmente inerte. Song utiliza el paneo como motivo principal, dejándonos flotar por los escenarios con una sensación de melancólica ingravidez. Algún tilteo ocasional, pero la narración se resuelve, en su mayor parte, de manera horizontal. Los planos rutinarios del primer acto dan lugar, conforme avanza la trama, a algunas estampas bellísimas y de palpable carga semántica. La imagen recurrente de Hae Sung enterrado bajo el reflejo de la ciudad, primero en Seúl y luego en Nueva York. Las siluetas de Nora y Arthur, recortadas contra el atardecer, versus la silueta de Hae Sung enfrentándose por primera vez a la noche norteramericana. Las imponentes y mastodónticas figuras de los rascacielos neoyorquinos en segundo plano durante la travesía de Nora y Hae Sung. Esa incómoda conversación entre Nora y Arthur tras su paseo con Hae Sung, donde las líneas horizontales les mantienen alejados el uno del otro. Al final, por muy bueno que sea un guion (y el de Vidas pasadas lo es), no estamos leyendo una novela. Estamos hablando de cine, y en el cine es imprescindible cuidar la presentación visual, y aunque Song tal vez no tenga demasiadas herramientas (al fin y al cabo es una debutante), al menos emplea con inteligencia los recursos de los que dispone.

En resumen, Vidas pasadas es una película sencilla en su propuesta formal, estéticamente discreta pero atractiva y con tres interpretaciones muy sólidas, pero lo que la hará conectar con la audiencia es su limpidez narrativa, su inteligentísima caracterización y la honestidad y complejidad con la que desarrolla su tesis temática. Personajes tridimensionales, cuestiones universales. Una combinación que, bien ejecutada, siempre es un triunfo. Como debut, Vidas pasadas augura una carrera muy prometedora para Celine Song.

Calificación: Notable
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Dabi
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5 de noviembre de 2023
151 de 160 usuarios han encontrado esta crítica útil
Distintas teorías sobre la reencarnación aseguran que vida tras vida nos vamos cruzando con las mismas almas, nos vamos buscando, nos vamos amando de diversas maneras...

"In-Yun" es el concepto budista para nombrar este tipo de conexiones marcadas por la providencia. La película nos presenta este concepto a través de su protagonista, quien nos explica de qué manera estamos destinados a encontrarnos. Un simple roce de una mano en tu vestido, ya puede ser indicio de que el camino de dos almas antiguas se ha vuelto a entrelazar.

Al parecer para casarte con alguien tienes que acumular a través de tus vidas nada más y nada menos que 8000 capas de In-Yun... ¿Opera entonces una especie de sistema de puntos que explica por qué unos amores son, mientras otros parecen imposibles?

Más allá de este hermoso concepto, que funciona como cemento de la trama, la película nos habla sobre todo de las múltiples vidas que podemos llegar a vivir dentro de la presente.

Abusando un poco del recurso de la elipsis, que aquí se justifica, vamos haciendo "fast forward" en las vidas de Nora y Hae Sung. Vamos dejando atrás sus vidas pasadas, su años de colegio, de universidad... y vamos siendo testigo de cómo los golpes, las alegrías y las coincidencias de la vida van forjando su realidad.

Los dos seres en transformación se entrelazan en diversos momentos, descubriendo su estado presente, mientras se intentan aferrar inútilmente a la imagen del pasado.

Poco a poco y sin darte cuenta... te vas viendo a ti mismo con 10 años, con 22 o con 34... vas recorriendo esas vidas pasadas y lo que pudo quedarte de ellas, vas recordando esos In-Yun que se cruzaron alguna vez por tu camino.

Cada pausa de la trama es una invitación a explorar tu propia historia; Desde el primer amor de colegio hasta ese con quien, por más que quisieras, las 8000 capas no acaban de cuajar...

Una lentitud exquisita, unos silencios maravillosos, una música tan monótona como necesaria, una fotografía pensada al milímetro... utilizando a menudo la simetría entre los 2 hemisferios de la pantalla para mostrarnos ese espacio retráctil que siempre existe entre 2 almas destinadas a encontrarse.

Un viaje que nos muestra el amor tal cual es, con toda la simplicidad de una sonrisa y una mirada que lo dicen todo a través de una videollamada... pero también con toda la complejidad de lo que implica mantener viva una relación.

"El matrimonio no es para idealistas como tú"... "sueñas en un idioma que no puedo entender".... "tú eres del tipo de personas que se suelen marchar"... éstas son las frases del verdadero amor, que más allá de ser un sentimiento, o una circunstancia, se trata sobre todo de una decisión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
HeleMir
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5 de noviembre de 2023
100 de 109 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Vidas pasadas” es una película a priori sencilla, pero conformada por muchas capas. Una historia honesta, con mucha verdad, en la que la autora se abre en canal, y nos permite conocer parte de su vida a través de Nora, la protagonista. Antes de ver la peli descubro, en internet, que ambas tienen en común sus origines surcoreanos, haber vivido en su infancia un proceso migratorio a Canadá, estudiar y residir en Estados Unidos, su amor por la dramaturgia, un marido escritor… Después de ver la peli, tengo la certeza de que Celine y Nora, comparten algo más profundo, algo que sin lugar a duda impulsó a la autora a escribir y dirigir esta historia: un gran amor, un amor que no prospera, que se idealiza, que permanece y nunca no te abandona.

“Vidas pasadas” nos cuenta, en tres actos, la relación de Nora y Jae Shung. Primero su enamoramiento juvenil, tan recíproco, puro y tierno, como solo el primer amor puede serlo. Años después un reencuentro, a través de las redes sociales, que despierta y reaviva su vínculo. Por último, un acto final, en el que acompañamos a los protagonistas en sus paseos por Nueva York (que bonitos los travellings) y nos cuestionamos, junto a ellos, muchas de nuestras decisiones.

La película, gracias a su enorme sinceridad, nos hace reflexionar sobre lo que pudo ser y no fue, sobre lo que nos contaron del amor romántico y lo que descubrimos después, sobre los caprichos del destino, los recuerdos, las elecciones, sobre los caminos que no tomamos y las muchas ocasiones en las que cada uno de nosotros, casi siempre en silencio y sin compartirlo con nadie, nos preguntamos a donde nos hubieran llevado esos trenes que un día dejamos pasar.

Elegante y acertada fotografía, emotiva banda sonora, interpretaciones top, una historia preciosa, contada con sutileza y delicadeza, y que cuenta con una escena final tan triste como brillante.
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Sildarien
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8 de noviembre de 2023
70 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los últimos años ha aparecido un nuevo fenómeno en el que determinado tipo de películas, con intenciones similares y estética parecida, se ponen de moda. En 2021 fue “La peor persona del mundo” del noruego Joachim Trier, el año pasado fue “Aftersun”, ópera prima de Charlotte Wells, y este año está siendo el turno de “Past Lives” que, a diferencia de los otros dos títulos, no logra la misma profundidad emotiva, quedándose en lo superficial y en lo estético, sin poder llegar a traspasar la epidermis hacia lo interesante y lo sustancial.

Es apreciable también que una nueva ola de cine asiático, más concretamente coreano, está llegando de forma más notable a las salas de todo el mundo. El reconocimiento que se le está dando a este cine no es el que se le daba hace unos años, tanto en la recepción de los espectadores como en el otorgamiento de premios. Sin ir más lejos, en 2020 “Parásitos” es la primera película de habla no inglesa en ganar el Premio Oscar a Mejor Película. Es más, los 4 Oscars que gana son los primeros que logra Corea del sur en su historia. El caso de “Todo a la vez en todas partes” de los Daniels que es una producción estadounidense pero formada por un elenco y equipo técnico de diferentes partes de Asia también fue toda una revelación en los Oscars. Otras películas como “Decision to leave”, “Burning” o la reciente “Monstruo” también están encontrando su sitio en las carteleras del resto del mundo, e incluso cineastas como Wong Kar-wai, Park Chan-wook o Hirokazu Koreeda están logrando hoy más que nunca el respeto y renombre que se merecen. Sin embargo, esto está causando una romantización y una veneración hacia el cine asiatico, que en casos como el de “Past Lives” sirve como un salvavidas para una película vacía y sin fondo.

Celine Song, directora y dramaturga coreano-canadiense, ha unido estos factores tan en boga actualmente y ha estrenado “Past Lives”, su ópera prima que tras arrasar en distintos festivales está siendo todo un éxito en taquilla y probablemente, tras un incesante murmullo, acabe siendo candidata a algún que otro premio “importante”.

Past lives habla sobre el primer amor de la infancia y el destino, dos conceptos que son tratados de manera “cursi”y transformados en una completa idealización del amor que está muy lejos de la realidad. La historia que cuenta es sencilla, Nora y Hae Sung, dos amigos de 10 años se separaron cuando Nora y su familia emigran desde Corea del Sur hasta Canadá, muchos años después, cuando cada uno tiene ya su vida construida vuelven a ponerse en contacto, primero vía online y más tarde en persona. Es entonces cuando empiezan a cuestionar sus propias vidas y sentimientos, dudando sobre el rumbo que deberían tomar.

En un principio se presenta como una película con una estética y un aura atractivos, incluso diría que tiene todos los ingredientes para ser una gran película, sin embargo acaba siendo uno de los mayores fraudes de los últimos años. Catalogada por muchos como la mejor película romántica del año, en realidad no es más que una historia normativa y simplona sobre el primer amor y el destino. Es una película que se disfraza de una obra trascendente y novedosa que a través de un falso intimismo, una fotografía preciosista y un efectismo exagerado hace creer al espectador que está viendo algo poderoso. Sin embargo, es una historia de amor insustancial, que habla mucho y no dice nada y que en definitiva no evoca ninguna emoción. Es una película de conversaciones, de gestos, de miradas… pero siempre vacías. Es una sucesión de situaciones totalmente inverosímiles que no hacen más que acudir al sentimentalismo injustificado sobre un amor que en ningún momento se desarrolla y que tampoco se percibe entre los dos protagonistas. Se muestra un amor forzado y artificial que no tiene ningún interés. No hay nada en esta película que vaya a ser recordado, no hay nada memorable. Será, sin dudas, rápidamente olvidada.

Past Lives es una de esas películas que a través de un estilo y un diseño visual atrayentes, y esa temática asiática tan romanizada hoy en día (sin la cual no hubiese tenido el mismo éxito) ha conseguido atraer a la audiencia e incluso conquistarla. Sin embargo, es una película con un bonito pero engañoso envoltorio que en el fondo no tiene nada que decir ni nada que aportar, ni al cine, ni al amor, ni a la vida.
Ibai
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4 de noviembre de 2023
69 de 102 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras haber visto la buena aceptación que ha tenido esta cinta tanto en este foro como en la crítica profesional decidí darle una oportunidad debido a que esta semana no tenía otra que verme. Y tristemente creo que no soy el target objetivo de este tipo de cintas.

En mi opinión no puedo aprobar esta cinta, ya que lo único rescatable que puedo sacar sería la fotografía, la cual allí se nota que hicieron un buen trabajo en la elección de los paisajes y escenarios que acompañaron a nuestros protagonistas a lo largo de la historia y que por parte de los actores se nota que hicieron todo lo que pudieron.

Ya en sus aspectos negativos, sinceramente ninguno de los diálogos entre los protagonistas me aporto nada, donde gran parte de la película se centraba en repetir el mismo asunto una y otra vez, donde solo se enfoca en el romance entre los tres protagonistas, pero no llegamos a conocer casi nada de ellos, solo una breve descripción cada vez que pasan los años, pero poco más de información, al igual que los momentos de pausa en ciertas partes del diálogo que rompían totalmente con el clímax de la conversación. También peca de tener un ritmo muy lento durante todo el transcurso de la cinta, donde a diferencia de otras más convencionales no pasa realmente nada, ni una escena que la haga tener un sello propio y en cuanto al elenco no logre empatizar con ninguno de los personajes que nos presentaron, habiendo ciertas conveniencias para que se pudieran poner en contacto entre estos.

Por lo tanto, al menos en mi humilde opinión, no puedo recomendar esta cinta, ya que tanto la historia de romance que nos quiere plantear, los diálogos entre estos, el desarrollo nulo de personaje y el poco interés que me aporto durante su visionado, considero que no es una buena cinta para verla en el cine.
pedro20
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