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Tres lanceros bengalíes

Aventuras. Intriga Ambientada en la frontera del noroeste de la India en tiempos de la dominación británica, narra las luchas del 41º regimiento de Bengala contra las tribus de Mohammed Khan. (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
13 de febrero de 2008
40 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de militares, en concreto de oficiales británicos, cuyo hacer o profesión militar tiempo atrás era como pertenecer a un club elitista, con sus prebendas, sus criados, sus distinciones y su status de individuos de clase privilegiada. Y puestas las cosas así, era esta clase alta de la sociedad civil y militar de donde también había que sacar a los héroes por excelencia.

Por eso esta película es un reflejo típico de la sociedad compartimentada en graderíos de clases que sobre todo en el ejército británico tenía una estratificación evidente. Aún así, la narración es emocionante, con sentimientos muy cálidos en torno a un padre y un hijo y sobre todo entre tres compañeros de oficio, con un ritmo muy sustancioso que hiptoniza al espectador a base de buenas anécdotas y circustancias propias de tres jóvenes y entusiastas oficiales con ganas de comerse el mundo, de saltarse las órdenes de sus mandos y de cometer imprudencias aventureras lógicas de su edad y sangre muy movida.

La tortura de los prisioneros de guerra se expone en este film como un tema que muchos años más tarde tratarán la mayoría de las películas de guerra. También aquí se da la curiosa secuencia de la carrera de las cucarachas, la cual siempre recordaremos como simpática manera de ofrecernos un relajo en medio de los padecimientos o dificultades.

En resumen: vieja película de un tiempo que ya se fue con muchos criterios sociales equivocados pero también con grandes rasgos de humanidad y exaltación de valores como la amistad o el sacrificio por la patria, que parecen hoy en día un añejo anacronismo en medio de tanta economía, hipotecas bancarias y legión de "sacaperros" sacando a diario a sus canes para mear, cagar y además para recogerle sus mierdas por las calles de la civilización, y esto último como una de las máximas muestras de sensibilidad dentro de los comportamientos más socio-cruciales o más prototípicos de la Educación Ciudadana del siglo XXI en Europa.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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10 de agosto de 2011
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Superproducción de aventuras realizada por Henry Hathaway (1898-1985) (“Niágara”, 1953). Escrita por Waldemar Young, John Balderstone y Achmed Abdullah, desarrolla la adaptación elaborada por Grover Jones y William S. McNutt del libro de memorias “The Lives of a Bengal Lancer” (1930), de Francis Yeats-Brown, antiguo oficial británico que sirvió en la India entre 1904 y 1915. Se rueda en Iverson Ranch (L.A, CA), Paramount Ranch (Agoura, CA) y escenarios naturales de Alabama Hills, Buffalo Flats y Chatswarth (CA), entre agosto y noviembre de 1934. Añade tomas naturales para fondos e insertos filmadas en 1931-1934. Aprovecha decorados de “Las cruzadas”, de Cecil B. de Mille. Nominada a 6 Oscar, gana uno de segundo nivel. Producida por Louis D. Lighton, se proyecta por primera vez en público el 11-I-1935 (NYC, preestreno). La acción dramática tiene lugar en las proximidades de la frontera nororiental de la India (India/Afganistán) entre 1910 y 1915, durante el reinado de Jorge V, como se deduce del tiempo de servicio en la India del autor de las memorias y el tipo de ametralladora que se usa en la revuelta.

Los protagonistas son tres jóvenes tenientes del 41 Regimiento de Caballería del Ejército Británico, de caracteres, aficiones y extracciones diferentes, entre los que se establece una relación de profunda amistad y sincera camaradería. Alan “Mac” McGregor (Cooper), escocés, el mayor de los tres, es impulsivo, generoso, valiente, buena persona y experto. Forsythe (Tone) es burlón, fumador de pipa, aficionado a las apuestas y hábil. Donald Stone (Cromwell), de 21 años, el más joven de los tres, acaba de graduarse en la Academia y es inexperto, ingenuo y algo inconsciente. El coronel Tom Stone (Standing), padre el teniente Donald, es severo, frío, inflexible, duro y riguroso. El guión perfila los caracteres con precisión y riqueza de detalles. Insiste en la variedad de los mismos y las diferencias que los singularizan. De ese modo consigue establecer entre los personajes una malla de relaciones e interrelaciones variadas y en ocasiones enfrentadas. El cabecilla de los rebeldes es Mohammed Khan (Dumbrille), que encarna la figura de la deslealtad, el engaño, la traición y la maldad. Francis Yeats-Brown sintió una abierta y explícita simpatía por el Islam, que el film no deja de trasladar sutilmente a las imágenes.

La narración combina con acierto y en las justas proporciones tensión y humor. Hace uso de recursos destinados a movilizar la emotividad del público y a crear situaciones e imágenes de vistosa espectacularidad. La acción se concentra hacia el final del metraje, está bien filmada y adecuadamente montada. Aporta al relato un intenso dinamismo y gran fuerza expresiva. El ritmo de la acción es elevado y en la última parte de la historia adquiere rapidez y contundencia. La narración, elaborada con el vigor propio de Hathaway, es atractiva, gratificante y brillante.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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11 de marzo de 2018
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Queda algo lejana en imágenes y tradiciones castrenses como lejana queda la presencia de los británicos en la India, pero allí estuvieron y esa parte de la Historia dio para lo que nos interesa aquí, justificar grandes aventuras cinematográficas como ésta, en la que el escenario debe ser exótico, el ambiente de buen humor como debe imperar entre grandes amigos (digo humor y no risas como los simples de mentes piensan que es el humor), y los relatos épicos, ahondando en la camaradería y en los principios de lealtad y sacrificio.

Obligado repaso a este indispensable del género novelesco juvenil (y no juvenil también), atemporal, con unos decorados encantadores de montañas pintadas, unos individuos entrañables tanto de un lado como el de otro porque aquí buenos y malos no se saben quiénes son, según sea desde uno u otro punto de vista ya que por ejemplo para los seguidores de Emilio Salgari, Sandokán y los suyos eran los buenos. Sin olvidar la tragedia de la guerra, la acción, la buena mano del señor Hataway, el vestuario y el protocolo, que en especial el personaje del indio fue fuente de inspiración para Spielberg en su maravilloso Templo maldito.

Y encima espías, en este caso de una intrigante espía rusa de la que dice poco la película, pero llama la atención cosa mala. Pues sí, ya el ilustre Rudyard Kipling hace referencia a espías rusos en la India que se inmiscuían para perjudicar los intereses británicos, y la referencia está en su novela Kim, la novela más encantadora que he leído nunca.
floïd blue
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6 de mayo de 2007
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una buena y notable mezcla de acción, aventuras exóticas y humor muy bien servida por el artesano Hathaway, que aquí logró una de sus mejores películas, bastante por encima de su habitual discreción.
Sentimientos como el honor, la amistad, el deber o la recompensa desfilan con soltura por el film, que aún hoy se conserva bien, atractivo y desempolvado. Excelente interpretación.
kafka
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22 de mayo de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque en otras épocas se tenía por honor el simple linaje (feudalismo) o bastaba ser rico para ser “una persona honorable” (capitalismo), en realidad, el honor es una alta categoría de la moral que implica honradez, integridad, confiabilidad… y esto se demuestra en las relaciones sociales y laborales de cada día. Como dice, Eurípides, en su magnífica obra “Electra”: “No hay señal cierta para reconocer la nobleza (honorabilidad). Conocí al hijo de un ilustre hombre que no era honrado. También vi a hombres honrados no obstante ser hijos de seres malvados; y supe de la pobreza de espíritu en un hombre rico y de la grandeza de ánimo de un hombre en la miseria”.

Cuando alcanzó la edad de 20 años, el británico Francis Yeats-Brown, se incorporó en el King’s Royal Rifles Corps, donde fue transferido a la caballería, tocándole estar en la turbulenta frontera del noroeste donde llegaría a sentir una alta simpatía por la moral musulmana, lo que lo animaría a apoyar, años después, la independencia de Pakistán.

Por esta razón, cuando publicó su novela, “The Lives of a Bengal Lancer” (1930), una semiautobiográfica aventura de los años que pasó en la India (1905-1914), no logra excluir la valoración y el respeto que siente por los rebeldes indios que también luchan para sacudirse el colonialismo, y su obra se centra, principalmente, en los poderosos valores humanos que imprime en sus protagonistas. De hecho, la historia podría darse en cualquier otra guerra, pero, es obvio que el escritor quería hablar de lo que, directamente, había vivido.

Esta memorable aventura, es la que ha servido al director estadounidense, Henry Hathaway, para realizar la que es, sin duda, una de sus mejores películas. La trama -convertida a guion por Waldemar Young, John L. Balderston y Achmed Abdullah, con otra suerte de ayudas y muy precisas modificaciones-, resulta impecable de principio a fin, con ese sublime conflicto entre padre-coronel y joven hijo-lancero, el cual llega al regimiento 41 de lanceros bengalíes, cuando su progenitor está ya contemplando el ocaso; los personajes son fascinantes y en especial, McGregor y el coronel Stone son inmortales; los diálogos resultan memorables, condimentados, por igual, con sal y pimienta, y sobre todo, con una potente carga de Honor y de bondad que consigue llegarnos al alma; y no obstante haber sido rodada en las colinas de Los Ángeles, California, con un enorme decorado en el rancho Iverson, el diseño de producción resulta bastante creíble y uno se siente en la India aunque los principales actores (excepto el canadiense, Douglass Dumbrille > Mohammed Khan) son ingleses y estadounidenses.

El reparto, encabezado por Gary Cooper, Guy Standing, Franchot Tone y Richard Cromwell, resulta inmejorable y, <<TRES LANCEROS BENGALÍES>>, deja ese gusto a clásico de aventuras por excelencia… y desde aquí, el nombre de, Henry Hathaway, sigue siendo digno de recordar.

Título para Latinoamérica: TRES LANCEROS DE BENGALA
Luis Guillermo Cardona
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