La perla del sur del Pacífico

Algo rutinaria cinta de aventuras, de aquellas que pululaban por el cine hollywodiense en sus años dorados.
Allan Dwan, su realizador, que comenzó en el cine mudo, dirige con el piloto de mano puesto, sin imaginación ni espectacularidad, dejando que la belleza de Virginia Mayo sea el plato fuerte (y muy elegante, ya que, no teniendo ropa adecuada para el lugar donde está, una humilde isla, casi a cada escena luce un modelito de nativa distinto)..
Esta actriz, que siempre me ha parecido simpatiquiísima y que cuando puedo veo sus filmes, lleva el peso de la historia, con un argumento no trillado pero sí un tanto apagado y lleno de tópicos, al menos en cuanto a asuntos como la bondad de los sencillos habitantes del lugar que, no obstante, si se les toca los cojones se ponen de mala baba ya que su hechicero siempre tiene malas pulgas y no le gusta nada el hombre blanco (con toda la razón del mundo).
Dos machotes comoo Dennis Morgan y David Farrar, este otra vez como malote, algo sosos pero esforzados, y poco más. Como está realizada en estudio pues no vemos bellos paisajes, que sería lo suyo.
En definitiva, que se ve, se pasa el ratillo, y se olvida.

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Rita sabe donde están las perlas negras, en una isla del Pacífico desconocida, liderada por un hombre blanco con un hijo mestizo como príncipe, que se erige en líder por hacerse portavoz de un dios extraño para así conseguir que todos los aborígenes le sigan.

Pero la llegada de Rita y sus dos amigos bucaneros, el capitán y un marinero, y un barco lleno de pólvora se convertirá en una amenaza para estos nativos.

Virginia Mayo tiene un protagonismo absoluto, toma más metraje que sus dos compañeros, aparece cantando, tocando la concertina, haciéndose pasar por una inocente misionera, llena de ambición para luego comprender que el camino no era el adecuado, tiene mucho recorrido su personaje, en el mayor esplendor de su belleza.

La búsqueda de las perlas se convertirá en una obsesión, así como ve como la avaricia transforma y cambia el corazón de los hombres, es una película indispensable para los muy fans de esta actriz clásica, la única que hacía reír a Burt Lancaster.

Prometedora, llamativa, intrigante, endeble, arriesgada, pasajera y endeble producción de aventuras, en el que tres aventureros llegan a los mares del Sur con la intención de apoderarse de unas valiosas perlas negras.

La película tiene un comienzo prometedor y atractivo, pero a medida que avanza su desarrollo, cae en algo endeble y reiterativo.

La personalidad y la relación de los personajes protagonistas, queda presentada con claridad y su evolución, no llega a sorprender, ni a resultar convincente.
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Los responsables de la película no consiguen dar forma y coherencia a una trama de intrigas y dilemas culturales que peca de forzada e insostenible.

La perla del sur del Pacífico, queda como un endeble y edulcorado relato de aventuras.