Escenas frente al mar
1.380
9 de agosto de 2006
26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra que no escatima en lirismo y alegoría. No por el hecho de ser una rareza en el cine de Beat Kitano, nos va a llamar más la atención, como a algunos. Lo importante es que se nota que el personaje detrás de la cámara sabe manejar los tiempos de silencio de manera magistral sin caer en el aburrimiento.
Lo que agrada de esta cinta es esa cotidianeidad que la embarga durante todo el metraje, logra poesía de imágenes comunes y corrientes de manera certera y muy sobria. La película lo sumerge a uno en un estado de paz y tranquilidad diametralmente opuesto al resto del cine de este Yakuza frustrado. Una película sobria con todas sus letras. El toque cómico lo entrega la pareja de amigos bastante chambones que siguen a los protagonistas, con un par de diálogos bastante divertidos, aunque manteniéndose siempre comedidos. Lo digo a pesar de que la vi con un subtitulaje paupérrimo.
Pese a que la actuación del protagonista está muy bien, me pareció que la relación con su novia no fue aprovechada, o quizás no la entendí. Más bien me parece una pareja de autistas que sordo mudos. No se demuestran absolutamente nada (exceptuando la escena en que ambos ríen), no hay cariños ni besos, miradas casi ninguna. No hay ninguna forma de comunicación entre ambos. Me parece una relación extrañísima y no llegué a entender nunca la naturaleza de ambos, me refiero a cual era su problema, ya que los sordos pueden comunicarse perfectamente. Ese aspecto no me gustó. Pese a todo, el final de la historia me agradó mucho, absolutamente poético.
La banda sonora es magnífica, y creo que fue un factor decidor en el resultado del producto final.
Lo que agrada de esta cinta es esa cotidianeidad que la embarga durante todo el metraje, logra poesía de imágenes comunes y corrientes de manera certera y muy sobria. La película lo sumerge a uno en un estado de paz y tranquilidad diametralmente opuesto al resto del cine de este Yakuza frustrado. Una película sobria con todas sus letras. El toque cómico lo entrega la pareja de amigos bastante chambones que siguen a los protagonistas, con un par de diálogos bastante divertidos, aunque manteniéndose siempre comedidos. Lo digo a pesar de que la vi con un subtitulaje paupérrimo.
Pese a que la actuación del protagonista está muy bien, me pareció que la relación con su novia no fue aprovechada, o quizás no la entendí. Más bien me parece una pareja de autistas que sordo mudos. No se demuestran absolutamente nada (exceptuando la escena en que ambos ríen), no hay cariños ni besos, miradas casi ninguna. No hay ninguna forma de comunicación entre ambos. Me parece una relación extrañísima y no llegué a entender nunca la naturaleza de ambos, me refiero a cual era su problema, ya que los sordos pueden comunicarse perfectamente. Ese aspecto no me gustó. Pese a todo, el final de la historia me agradó mucho, absolutamente poético.
La banda sonora es magnífica, y creo que fue un factor decidor en el resultado del producto final.
13 de julio de 2006
18 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo, Kitano nos muestra, otro cine al que no nos tiene acostumbrados, pasando de sus yakuzas y demás personajes megalómanos que tanto nos gustan, aquí nos ofrece una película sencillamente perfecta.
Escena frente al mar, es como nos indica su título eso, una historia frente al mar, una historia de amor, de fascinación y de libertad.
Obra maestra.
Escena frente al mar, es como nos indica su título eso, una historia frente al mar, una historia de amor, de fascinación y de libertad.
Obra maestra.
10 de abril de 2007
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es triste que para poder ver esta película haya que haber tenido que esperar a que la editara en DVD la FNAC.
Dentro del cine de Kitano tenemos dos corrientes bien diferenciadas: la frialdad con la que muestra la violencia inherente al ser humano y el lirismo con el que muestra las pequeñas grandes historias de las personas en el día a día.
Esta película se enmarcaría en el segundo tipo. Cine lento, que no aburrido, en el que nos cuenta la historia de ese chico sordomudo obsesionado con el surf, desde que encuentra la tabla en la basura, su razón de vivir.
La chica que sigue los pasos de su amor es adorable.
Pelicula sincera, con una música, como siempre en este compositor, envolvente y magnífica, y un canto a la superación y al derecho de ser cada uno como es.
Muy recomendable
Dentro del cine de Kitano tenemos dos corrientes bien diferenciadas: la frialdad con la que muestra la violencia inherente al ser humano y el lirismo con el que muestra las pequeñas grandes historias de las personas en el día a día.
Esta película se enmarcaría en el segundo tipo. Cine lento, que no aburrido, en el que nos cuenta la historia de ese chico sordomudo obsesionado con el surf, desde que encuentra la tabla en la basura, su razón de vivir.
La chica que sigue los pasos de su amor es adorable.
Pelicula sincera, con una música, como siempre en este compositor, envolvente y magnífica, y un canto a la superación y al derecho de ser cada uno como es.
Muy recomendable
3 de julio de 2005
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de sus mejores películas, con su particular estilo. Nos saca de la mediocridad de la mayoría de los productos faltos de buenas ideas y directores.
Se nota que ama su país y su gente, además de hacer su particular crítica a ciertos aspectos de la sociedad en que vivimos.
Se ríe de lo convencional, y con más fuerza le pega tres patadas y sorprente con su sello.
Pone en escena lo que nunca se ve, cualquier momento de la vida, con toda su importancia. Multitud de detalles en todos sus planos, cargados de emoción, belleza.
Banda sonora a recordar, Joe Hisaishi, como no.
Será porque me encanta este director, esta es una de mis preferidas.
Muy buena.
Se nota que ama su país y su gente, además de hacer su particular crítica a ciertos aspectos de la sociedad en que vivimos.
Se ríe de lo convencional, y con más fuerza le pega tres patadas y sorprente con su sello.
Pone en escena lo que nunca se ve, cualquier momento de la vida, con toda su importancia. Multitud de detalles en todos sus planos, cargados de emoción, belleza.
Banda sonora a recordar, Joe Hisaishi, como no.
Será porque me encanta este director, esta es una de mis preferidas.
Muy buena.
8 de febrero de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Preciosa película de Kitano y su primera colaboración con el gran Joe Hisaishi, el compositor con el que trabajó hasta “Dolls”.
Junto a “Hana-bi”, “A scene at the sea” me parece su película e historia de amor más hermosa (“Dolls” me parece una cursilada), la química entre los protagonistas es bellísima, y ese juego de sentimientos a través de los gestos y de las miradas sin mediar palabras recuerda bastante a la posterior “Hierro 3” de Kim Ki-duk.
Pura emoción, una ambientación preciosa acompañada de una banda sonora bellísima y una relación entre la pareja protagonista muy tierna.
Otro elemento que hace tan grande a esta película es que es la primera vez en la que verdaderamente aparece el azul Kitano, ese tonalidad azul del mar, del cielo y de casi cualquier cosa del cine de Kitano, un azul único, maravilloso, que aunque se le atribuya exclusivamente a Kitano pienso que pertenece a muchos directores japoneses de los noventa, que hicieron de ese azul el color más bello jamás mostrado en el cine.
Una gran película, bellísima, triste y cargada de sensibilidad.
Junto a “Hana-bi”, “A scene at the sea” me parece su película e historia de amor más hermosa (“Dolls” me parece una cursilada), la química entre los protagonistas es bellísima, y ese juego de sentimientos a través de los gestos y de las miradas sin mediar palabras recuerda bastante a la posterior “Hierro 3” de Kim Ki-duk.
Pura emoción, una ambientación preciosa acompañada de una banda sonora bellísima y una relación entre la pareja protagonista muy tierna.
Otro elemento que hace tan grande a esta película es que es la primera vez en la que verdaderamente aparece el azul Kitano, ese tonalidad azul del mar, del cielo y de casi cualquier cosa del cine de Kitano, un azul único, maravilloso, que aunque se le atribuya exclusivamente a Kitano pienso que pertenece a muchos directores japoneses de los noventa, que hicieron de ese azul el color más bello jamás mostrado en el cine.
Una gran película, bellísima, triste y cargada de sensibilidad.
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