Funny Girl

Adoro los musicales y no puedo dejar de darle un 10 a esta película. Es realmente encantadora, sus números musicales son de primera calidad y los decorados y vestuario son absolutamente magníficos. Esta fue una llamada de Wyler a un estilo de película que se ha ido perdiendo poco a poco.

Tierna historia, excelente música y un gran sabor a clásico. Barbra Streisand está maravillosa, esta fue su primera gran película en la pantalla y gracias a su enorme talento ganó una estatuilla de la Academia por mejor actriz. No puede haber mejor comienzo. Barbra Streisand es Fanny Brice en una interpretación que mereció elogios unánimes y con la que se inició su carrera como actriz, confirmando su condición de mujer prodigiosa, en la que interpretación y sentido musical caminaban en ella de la mano, como quedaría sobradamente demostrado con el paso de los años en sus decenas de memorables discos y su veintena escasa de por lo general brillantes películas.

Wyler afronta la película sin cursilerías y con su proverbial búsqueda de la perfección y el resultado fue este excelente musical de perfil biográfico, que contiene la emocionante interpretación del que quizá haya sido el tema más cantado por Barbra Streisand, “People”, y que el público recompensó convirtiéndolo en el título que más entradas de cine vendió en Estados Unidos a lo largo de 1968.

Para los que se quedaron enamorados de Fanny Brice, decirles que hay una secuela de esta película donde Barbra Streisand vuelve a interpretar a este personaje. La película se llama Funny Lady (1975) de Herbert Ross. Aun no la he visto, sospecho que no podrá ser tan deslumbrante como la primera pero espero verla en breve y dejaré aquí mi opinión. En Funny Lady el reparto vuelve a ser de lujo... y promete.

Saludos!!!

En su penúltima película y casi a los setenta años de edad, William Wyler estaba a punto de cerrar una grandiosa carrera (Cumbres Borrascosas, Los mejores años de nuestras vidas, La Heredera, Vacaciones en Roma, Horizontes de Grandeza, Ben-Hur, La Calumnia, El Coleccionista, todas sus colaboraciones con Bette Davis) por todo lo grande: con un homenaje espectacular a los musicales del viejo Hollywood, cuando la nueva generación – Spielberg, Coppola, Scorsese-lo iba a cambiar para siempre; y la presentación en el cine de una figura clave del mundo del espectáculo futuro: Barbra Streisand.

Funny Girl es todo lo que una superproducción del cine clásico quería ser: no sólo se apreciaba su grandeza por el tamaño y el lujo de sus decorados, o sus espectaculares movimientos de cámara, o su exquisita fotografía; en estas cintas hay además un aprecio por la inteligencia del guión que eleva a la película a la categoría de clásico. En el caso de Funny Girl incluso aprovecha el talento cómico de su protagonista para reírse cariñosamente del género; y está tan bien construido, define tan bien a todos los personajes y sus relaciones, su clase social, su ambición, los prejuicios de géneros..., que es casi imposible no reír o llorar con la extraordinaria historia real de Fanny Brice, una humilde joven judía que quería ser cantante y actriz, y lo consiguió con muchísimo éxito, pero nunca pudo olvidar que -por desgracia- la vida no es un cuento de hadas.

Barbra Streisand tomó el papel diecisiete años después de la muerte de la auténtica Fanny Brice, y cuatro años después de haberla dado vida en Broadway. Y en la cinta posee tal cantidad de energía, de pasión y de emotividad, que no es extraño que con esta su primera película ganara el Oscar y se convirtiera en una gran estrella, de cine en este caso. Su talento para la comedia (en la primera parte del metraje) y para el drama (en la segunda), es innegable, pues toma el personaje de Fanny a través de todos sus matices, desde los físicos hasta los emocionales, para culminar con una insuperable actuación (My Man), que le abrió las puertas del estrellato.

Por supuesto, quien no soporte a Streisand, no sabrá apreciar Funny Girl, pero se perderá uno de los últimos testamentos del musical clásico, un reparto perfecto al completo (no hay un actor más adecuado que Omar Sharif para su papel: su sutileza y su clase son reveladoras como marido de Fanny), un repertorio musical memorable, y una experiencia cinematográfica “de programa doble” que alcanza elevadísimas cotas de emoción más o menos cada cinco minutos de metraje: un verdadero placer.

El guión de este musical fue la última obra de Isobel Lennart, una escritora que figuró en la lista negra de la caza de brujas por sus pasadas tendencias comunistas. Ella llevó a las tablas y a la pantalla grande la figura de Fanny Brice, una popular actriz radiofónica y de teatro.
Barbra le aporta un aire encantador, de chica sencilla cuyo talento se basa en la simpatía y en el desenfado para hacer reír. Un rasgo que me gusta de Barbra es que ha sacado partido a su falta de belleza, enseñándonos otro tipo de atractivo centrado en su sentido del humor, su inteligencia, su naturalidad y su arte. Sus ojos siempre han sido preciosos y de joven tenía una piel bonita y un tipo resultón, pero no es eso lo que la ha hecho verdaderamente guapa. Lo que sí la hace espectacular es el escenario rendido a sus pies, el público aplaudiendo a rabiar, y un magnetismo del que es difícil sustraerse.
Es mucha mujer nuestra Barbra.
Y nadie más adecuado para revivir a una actriz judía que surgió de un barrio de Nueva York, comenzó pronto su carrera, se casó tres veces y murió joven. Una hija de Fanny, Frances Arnstein, supervisó la adaptación de la biografía de su madre y sólo consintió en incluir su segundo matrimonio, con el jugador profesional Nick Arnstein, aparte de suprimir otros aspectos.
El resultado fue un musical clásico centrado en la fuerte personalidad y las dotes cómicas de la artista, su intenso amor fallido por el hombre de su vida, y su espíritu independiente y emprendedor. Un sutil análisis de los roles de los sexos no deja de apreciarse. Era una época en la que todavía se veía con malos ojos que la esposa ganara más dinero que el marido y que incluso lo mantuviera si éste pasaba por malas rachas laborales. El esposo sentía vulnerada su dignidad y su valía como hombre si era incapaz de proveer para su familia. Lo normal era que la mujer dependiera de él, no al contrario.
Se me ocurrió esta frase mientras se desarrollaba la película: “Amar significa sentirte orgulloso cuando tu pareja tiene más éxito que tú, y ayudarla cuando está de vacas flacas.” Pero la tozuda soberbia y la malignidad social impiden que una pareja pueda ser feliz si los roles se trastocan.
También otro dilema es el exceso de trabajo o la dificultad para conciliar trabajo y familia.
De todas maneras, somos tontos. Cuando se tiene una mujer que vale su peso en oro, el hombre ve pisada su virilidad porque ella demuestra lo que vale y eso le lleva a despreciarla. Pues que se vaya con viento fresco y que se busque una fregona, no te joroba...
El par Streisand-Sharif domina los escenarios y recrea una agridulce historia de desamor en la que se aprende a seguir sonriendo aunque las lágrimas resbalen por las mejillas.

Esta divertida y aleccionadora película semibiográfica que dirige, William Wyler, tiene dos notables protagonistas: De un lado, Fanny Brice, la chica nacida en una calle muy modesta... y en quien nadie ponía esperanza alguna de que sobresaliera con sus escasos atractivos físicos. Pero, ella supo suplir esto con tres grandes valores: Una voz privilegiada para el canto; una gran chispa para la comedia; y un tesón indeclinable para buscar el éxito. Probó Fanny, con su propio esfuerzo, que no hay límites para la voluntad humana y que, todos los prejuicios y convencionalismos sociales, pueden superarse si se cree en uno mismo. Sin unas piernas cual columnas griegas, sin un rostro especialmente atractivo, y sin ese esperado erotismo en el cuerpo, Fanny no sólo logró hacer parte de las famosísimas Follies de Ziegfeld, sino que se convirtió en su principal estrella.

Y el segundo gran protagonista es, Nick Arstein, un criador de caballos de carreras, apostador y tahúr empedernido, relacionado con las siempre dudosas casas de juego lo que, fácilmente, hace de él un hombre de moral muy cuestionable. No obstante, Nick tiene su corazoncito... y cuando se enamora de Fanny, lo hace de veras, es todo un caballero, la impulsa en su carrera, y la hace sentir tan valiosa como ser humano, como no lo hizo nunca nadie en lo que ella lleva de vida. ¡Ah!, y cuando Nick se equivoca, es de aquellos escasos hombres que asumen su responsabilidad sin excusa alguna.

Queda muy bien trazado ese juego de ambivalencias que también tienen su curso en la vida: Que la belleza no siempre supera al talento y que, el mayor afecto y el mejor carácter, pueden proceder de aquel de quien menos se esperaría.

Una preciosa historia de amor se da entonces entre, Nick y Fanny: Sus logros, su entrega incondicional, sus sacrificios, su lealtad, el ferviente respaldo del uno al otro… y hasta ese permitirte que seas feliz sin mi presencia, "porque irse en contra de los (falsos) valores de la sociedad (que se padece), podría traer ruina", tienen lugar en esta grata película.

Muy bien por, Barbra Streisand y Omar Sharif, dos seres físicamente comunes, pero, con una fortaleza interior digna del mayor aprecio y que, además de que la han ejercido en sus vidas privadas, la proyectan en esta, <<FUNNY GIRL>>, con gran significado.

Adaptación del musical que escribiera Isobel Lennart; con notables coreografías de, Herbert Ross, quien, al año siguiente,1969, se lanzaría como director de notable éxito. Sumando una impecable banda sonora de, Jule Styne; y una brillante fotografía de Harry Stradling... todo esto consolida este penúltimo filme de un director cuya trayectoria lo convierte, sin duda, en uno de los más grandes cineastas de todos los tiempos.

Simpática comedia musical que se inicia como un cuento de hadas:

Una poco agraciada pero simpática aspirante al espectáculo musical, logra su oportunidad de la mano de un apuesto jugador de cartas. Sus vidas quedarán unidas por el amor y el drama, ...,