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Plinio (Serie de TV)

Serie de TV. Intriga Serie de TV (1971-1972). 8 capítulos. Manuel González, alias Plinio, es un viejo policía municipal de Tomelloso, un pueblo de Ciudad Real. Semana tras semana, con la ayuda de Don Lotario, investiga toda clase de crímenes y delitos, que siempre acaba resolviendo gracias a sus profundos conocimientos de la zona y sus gentes. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
21 de julio de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A partir de los relatos y novelas de Francisco García Pavón, quién había situado al detectivesco personaje de Plinio en su Tomelloso natal, Televisión Española realizó una serie para la pequeña pantalla, emitida en 1971. Ésta producción, desarrolló algunos de los casos plasmados en la narrativa sobre el personaje.

Las aventuras de Plinio, mote popular del jefe de policía local Manuel González, nos trasladan el mundo detectivesco de Sherlock Holmes a un universo paralelo, situado en la referida villa manchega. Las concesiones geográficas tan solo se harán en favor de Madrid, en el caso de "Las hermanas coloradas", donde Plinio y su inseparable Don Lotario, alter ego de Watson, se desplazarán para resolver el misterio de unas paisanas desaparecidas en la gran capital.

La visión de la serie traslada una sensación casi documental. En ella, destaca sobremanera el fuerte elemento costumbrista, fenómeno lógico habida cuenta de las obras en que se basa. Las imágenes del paisaje manchego y de sus gentes son totalmente realistas, y pese a que la fotografía en color no convierte la obra en algo muy añejo, si nos hace ver, quizá con más crudeza, lo mucho que han cambiado las cosas en cuarenta y tantos años en España.

Los protagonistas principales, Plinio y Don Lotario, veterinario y colaborador del primero, son dos hombres que rozan la edad de jubilación. El hombre que da título a la serie, es algo así como un guardia a la vez detective, entre profesional y aficionado, quién no necesita nunca de la brigada criminal, más bien al contrario, para resolver sus casos, guiándose, sobre todo, por su instinto y por la experiencia que, sobre sus paisanos y las personas en general, da la edad. No acaban aquí los ecos holmesianos, Don Lotario será únicamente quién introduzca las continuaciones de cada aventura, en sus segundos o terceros capítulos. No obstante, y a diferencia de los personajes de Conan Doyle, ni Plinio ni su ayudante son personajes sofisticados. Todo lo contrario, el primero casi no ha salido nunca de su pueblo y tan solo fuma tabaco barato de liar. El segundo, médico, pero de animales, tampoco ha corrido Afganistán, aunque eso sí, conduce un Seat 600, muy útil en sus salidas a falta de vehículo municipal, que por otra parte Plinio no podría conducir.

Los papeles principales corrieron a cargo de un estupendo Antonio Casal, en el papel de Plinio, y de Alfonso del Real, acertado como agradable pero poco más que buen dispuesto ayudante. Los personajes secundarios, tienen, curiosamente, muy poca presencia y son casi parte del bello decorado manchego que constituyen las plazas, calles y alrededores de Tomelloso, población que adquiere el estatus más de personaje que de paisaje de fondo.
Diego Nasarre
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5 de septiembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gracias a la reciente edición -se presentó a finales de 2012 en Tomelloso, con la presencia de su director y co-guionista, Antonio Giménez-Rico- en DVD de esta serie de televisión, "Plinio" ha vuelto a resucitar en el panorama de la ficción audiovisual española, para una nueva generación de espectadores, entre los que yo me cuento, tras su emisión por TVE en 1972, con gran éxito de público.

Dotada de un gran valor histórico -es la primera serie de televisión española rodada en color- y documental -en lo que atañe a la documentación visual de la ciudad de Tomelloso y sus alrededores, así como de Madrid en los tres episodios de la historia titulada "Las hermanas coloradas", esta serie, compuesta por 13 episodios, que cuentan 8 historias independientes, ocupa un lugar especial en el conjunto de la ficción audiovisual española, en tanto que llevó a la pequeña pantalla los relatos del escritor de Tomelloso Francisco García Pavón, mezclando intriga, crimen y costumbrismo, además de ser una oportunidad única para situar la acción en un lugar de La Mancha tan poco previsible para una serie policíaca como Tomelloso. Al igual que García Pavón en la literatura, Giménez-Rico y su co-guionista, un joven José Luis Garci, tratan de adaptar determinados modelos foráneos ya de valor universal a un contexto y a una mentalidad puramente españoles, creadores de modelos ya también de valor universal. De esta manera, Sherlock Holmes y el Doctor Watson se encuentran con Don Quijote de La Mancha y Sancho Panza.

El resultado es interesante, sin duda, pero también irregular. En pro de la serie están, desde luego, las interpretaciones de Antonio Casal, en el papel de "Plinio", y de Alfonso del Real en el papel de Don Lotario. No se entiende bien, sin embargo, la infinita tristeza del rostro de Casal en el final del episodio "Las hermanas coloradas", y en este episodio no me gusta el papel de Manuel Alexandre, en su típico papel de triste, ni tampoco la resolución del "flashback", en el que Alexandre tiene el mismo aspecto treinta años antes que treinta años después. Los tres episodios que no están basados en relatos de García Pavón, y que dependen exclusivamente de la creatividad de los guiones de Giménez-Rico y Garci, especialmente "Fusiles en Tampico" -en el que no hay intriga, ni crimen, ni nada más que una trasnochada ensoñación romántica un poco cinéfila, en la que ya se adivinan futuras ensoñaciones del cine de Garci- son mucho más flojos que los demás. En "El huésped de la habitación nº 5" hay un buen fallo de guión, cuando Casal se acuerda, al final, de una cosa de la que se tenía que haber acordado mucho antes, además de no resultar creíble que fuera ya policía antes de la Guerra Civil. En "El carnaval" es interesante la parte inicial, dedicada al carnaval, pero carece de rigor histórico, ya que durante la dictadura franquista los carnavales estaban prohibidos. Por otro lado, la música de Carmelo Bernaola no me gusta mucho, es estridente y ratonera.

Pese a todo, es una serie muy curiosa, y recomiendo vivamente su visionado.
Pedro Triguero_Lizana
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5 de junio de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene cierto e indefinible encanto, aunque desde luego a los habitantes de Tomelloso no les gustó en absoluto como se les retrató, y con razón, porque se dio de ellos y su ciudad una imagen caricaturizada y más propia de otro tiempo, no de principios de los 70, imagen muy alejada ya de la realidad de la ciudad, que se había modernizado en los últimos años. (y que, por cierto, debía de haber tenido, por lo que se ve en la serie, más asesinos por metro cuadrado que Kansas).

Por otro lado, y como curiosidad, decir que existe una evidente descontextualización en ciertos aspectos (ropa, vehículos...).

Esta es mi puntuación de sus ocho capítulos independientes:

1 - Los carros vacíos - 4,5
2 - El carnaval - 4
3 - El charco de sangre - 4
4 - El huésped de la habitación nº 5 - 5
5 - Fusiles en Tampico - 3
6 - Tras la huella de un desconocido - 4
7 - El hombre lobo - 4
8 - Las hermanas Coloradas 3


Hay un interesante artículo de “La Voz de Tomelloso” sobre la serie. Entre otras cosas comenta:
... “Tomelloso aparece de manera inequívoca en la descripción de sus calles y de personajes singulares verídicos y reconocibles que se entremezclan con otros inventados. En sus páginas queda reflejo de usos sociales y dichos populares locales que componen un relato costumbrista que sirve de soporte a la vida del policía municipal”...
... “Los primeros capítulos no hicieron sino exacerbar el descontento popular en Tomelloso. No fueron pocos los que sintieron ultrajada la imagen del pueblo y expresaron que mejor hubiera sido permanecer en el anonimato, antes que aparecer en toda España de aquella manera tan vergonzante”. ...
Por otro lado, dice:
“Resultaba totalmente desconcertante ver en una película ubicada en el tiempo presente (años 70), donde lo mismo aparecía un coche deportivo último modelo por la plaza, que un fotograma con una visión del mercado municipal, lleno de carros, inspirado en una célebre postal de los años veinte; no parecía lógico que apareciera un Seat 600 recién matriculado y a continuación un carro desvencijado. También resultaba chocante un vestuario claramente setentero, en determinados capítulos, con una caracterización de otros personajes con boina ‘arcaica’ o en un luto riguroso de pañuelos en la cabeza, mandiles...
juancarlosrema
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29 de julio de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apenas comienza el primer capítulo llama la atención la estupenda ambientación y la magnífica caracterización física y psicológica de los personajes, no sólo de los protagonistas, y también el ritmo cadencioso que se deja acompasar por la atractiva banda sonora de C.A. Bernaola.
La intriga y el desasosiego se dan la mano en unos relatos -F.G. Pavón- que encierran la impronta del buen thriller y de la elegancia argumental.
La interpretación resulta muy convincente y todos los capítulos mantienen en general una prestancia y una frescura narrativa que hay que agradecer a guionistas y director.
La serie se desarrolla con la sencillez de lo natural pero con la contundencia de lo certero.
ABSENTA
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19 de septiembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las novelas de Plinio siempre han tenido más de costumbristas que de policiacas y ahí es donde la serie da en el clavo, en el retrato de las figuras y su paisaje de fondo. El que sea una serie tan vieja ha ayudado mucho a hacerla más real, desde nuestro punto de vista actual. Ciertamente en resultado es algo irregular, no todos los episodios son creación del autor, y también se nota mucho la diferente duración que tienen algunos de ellos, no son los clásicos episodios todos iguales, algunos, largos, proceden de una novela y otros más cortos de un cuento más breve. Creo que es una serie de obligada visión para hacerse una idea muy veraz de la época (época "vieja" un tanto indeterminada) y de nuestras pretéritas costumbres.
Distorsiona, eso sí es cierto, la música, que no está bien traída ni pega.
Mago Oz
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