Espía por mandato

Notable film de espionaje en tiempos de guerra realizado por George Seaton ("De ilusión también se vive", 1947). Escrito por el mismo Seaton, el guión desarrolla un argumento de Charles Grenzbach, inspirado en la novela "The Counterfeit Traitor" (1958), de Alexander Klein, basada en hechos reales. Se rueda en exteriores de Estocolmo, Berlín, Hamburgo y Copenhague y en estudio. Producido por William Perlberg y George Seaton, se estrena el 17-IV-1962 (NYC).

La acción dramática tiene lugar durante la IIGM a partir de 1942, en Estocolmo, Berlín, Hamburgo y Copenhague. El empresario Eric Erikson (Holden), mayorista de petróleo, de nacionalidad sueca y residente en Estocolmo, nacido en EEUU, es reclutado por los Servicios de Inteligencia del RU para facilitar información sobre las refinerías y otras instalaciones nazis. En Alemania conoce a Marianne Möllendorf (Palmer).

El film suma elementos de espionaje, drama, guerra, thriller y romance. La narración se presenta en primera persona por boca de la voz en off del protagonista. Basada en hechos reales, la cinta es dirigida, escrita y coproducida por el realizador George Seaton, conocido sobre todo por dos de sus trabajos: "Aeropuerto" (1970) y "De ilusión también se vive" (1947). Encarga el papel protagonista a William Holden, con el que había colaborado en varias ocasiones anteriores ("La angustia de vivir", "Los héroes también lloran"...). Entrega un trabajo pulcro, bien hecho, con buenas interpretaciones y una hermosa banda sonora. La historia es absorbente y excitante. Desarrolla un tenso suspense, que se mantiene durante toda la cinta. El relato es creíble, salvo algunas incidencias (bicicletas en Copenhague).

Los caracteres presentan un buen desarrollo, en especial los de Eric y Marianne. El primero destaca por su entrega y coherencia. Trabaja por convicción y patriotismo, sin ánimo de lucro y sin sueldo, al servicio de los ideales de justicia y libertad. A ellos se añade posteriormente el rechazo de la arbitrariedad y crueldad nazi, que conoce de primera mano a través de sus contactos con las autoridades alemanas. En su evolución el personaje se reafirma cada vez más en su entrega y compromiso y en sus propósitos de completar la misión, pese a los riesgos que comporta. Diferente es la evolución de la espía Marianne, hipersensible y psicológicamente frágil, a la que la visión próxima de la muerte (niño en una iglesia) le parte el alma. Desconsolada y desconcertada es presa de escrúpulos religiosos, dudas y ansiedades. El contraste de las dos personalidades y su diferente evolución permite exaltar la entereza, el espíritu de sacrificio, el sentido del deber, el coraje y la generosidad del héroe. Rubrica, además, la solvencia y el vigor de los ideales humanos y cívicos que le mueven.

Eso es lo que le dice Holden en labores de espía a Lilli Palmer cuando quedan en secreto, viviendo un drama pasional lleno de incertidumbres y peligros. Y es que tienen que estar por encima del horror que invadía Europa en aquellos años para no sucumbir. No hay cabida para remordimientos.

Y podían sucumbir en cualquier momento porque el argumento acapara una tensión extrema acorde a la novela Falso Traidor. Es importante señalar al espectador que la vea por primera vez, los magníficos exteriores de los numerosos escenarios que salen. Bellas ciudades, campos y puertos durante la invasión alemana.

La película es un alarde de continuas situaciones de riesgo. El espía por mandato está en peligro de que le cacen los nazis moviéndose entre ellos, un peligro perfectamente explicado sin dejar fuera el componente humano: la amistad, el odio, el temor y por supuesto, el amor vivido peligrosamente.

Hay generosidad en situaciones límites, una detrás de otra. El ambiente cambia de un lado a otro pero siempre con un control por el objetivo. Cuando no toca que te siga el cojo del zapato con alza, otro te seguirá. El aparato de contraespionaje nazi, da miedo. Hasta un niño rubito con uniforme de las juventudes hitlerianas, puede ser un monstruo cabrón. Es el Espía por mandato y si es una película, da a entender muy bien lo que pudo ser el día a día en aquellos tiempos tan terribles. Una muy válida película, un drama del mundo del espionaje y contraespionaje en Europa durante la IIGM.

Es esta una de las mejores películas del género de espionaje, y ambientada en la segunda guerra mundial, que se han realizado nunca. Los intérpretes son excelentes, en especial la pareja protagonista, Holden y Palmer. Además el guión es muy sólido,y no mueve al sentimentalismo fácil, sino sincero. Teniendo en cuenta además que la acción transcurre a caballo entre Suecia y Alemania, lo que da un enfoque distinto a esta película.

Narra la historia de un norteamericano nacionalizado sueco, industrial petrolero, captado por los aliados al objeto obtener información que al mismo tiempo le facilita el personaje interpretado por Lilí Palmer. La actitud un tanto frívola de Holden al comienzo de la película con respecto a su partenaire femenina, con la que le interesa mantener un romance, va cambiando progresiva, pero creiblemente, a lo largo de la película. Pero no sólo se queda en eso, lo que impregna la misma con unos diálogos excelentes es el profundo antibelicismo que se esconde tras el argumento propuesto, y que se expresa en las profundas dudas morales de la protagonista a medida que avanza la película, preocupándose por las víctimas inocentes que resultan heridas o muertas gracias a la información que transmite, dudas que a su vez transmite a su "contacto", ya enamorado de ella,y que se resume en la frase "se convertirá en tu hermano", en referencia a todas las personas que sufren en la guerra.

Yo creo que en los tiempos que corren sigue siendo muy actual, porque es intemporal. Y de eso George Seaton,su director, sabía bastante, como demostró en temas similares a lo largo de su carrera. Vale la pena. No es lacrimógena, pero sí profundamente conmovedora.

Espía por mandato es un thriller de espionaje realizado por un apañado George Seaton. Es fácil imaginarse que la obra maestra de George Seaton es Espionaje por mandato y eso sin ver ni la centésima parte de su filmografía. Los motivos van desde la historia contada por personas de carne y huesos con emociones que rayan la tragedia hasta escenas desgarradoras que te dejan sin uñas. Decir que la escena de la confesión y la breve intervención de Klaus Kinski denotan que no estamos ante una obra normal y corriente. Estamos ante una obra magnífica que pasó y pasará por el cine sin la menor consideración.

El director norteamericano George Seaton no suele aparecer en las listas de los grandes maestros del cine ni cuenta con el apoyo de la crítica mas perniciosamente codificadora. No seré yo quien lleve la contraria a tan lapidario juicio pero, al menos, me gustaría abrir un pequeña grieta en el muro de las ideas cinematográficas recibidas y recordar que cuenta con un buen puñado de notables películas - a bote pronto se me ocurre "36 horas" (1965)- e incluso alguna obra que otra maestra como "The Country Girl" (1954) con un inconmensurable Bing Crosby en uno de los mejores papeles de su vida y una Grace Kelly que ganó todos los premios posibles de ese año. No tan lejos como esta última pero sí a un buen nivel llega esta muy entretenida historia de espionaje durante la segunda guerra mundial, rodada con los códigos del cine de espías pero de guerra fría, lo que le otorga una extrañeza muy atractiva. Prácticamente todo la película recae sobre los hombros de William Holden que con serena y pétrea prestancia un poco ajada por los abusos del alcohol nos lleva entre el interés, la emoción y el asombro a su toma de conciencia desde la indiferencia egoísta al compromiso contra la injusticia en un viaje constante entre la Alemania nazi y la neutral Suecia. Lili Palmer acompaña al descreído héroe y Hugh Griffith -el inolvidable jeque Ilderin de "Ben Hur" (1959) sienta cátedra con su mera presencia. A pesar de su larga duración, no pierde interés en ningún momento. Muy disfrutable.