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Las cuatro hermanitas

Drama Cuatro jóvenes hermanas, Josephine, Margaret, Amy y Beth March, realizan un aprendizaje, a veces doloroso, a veces fascinante, de la vida y del amor al cuidado de su madre mientras su padre lucha en la Guerra Civil Americana (1861-1865). Las cuatro van creciendo y abandonando, una a una, el hogar familiar para casarse y crear sus propias familias. Sólo se queda Jo, que quiere ser escritora. A pesar de que tiene la sensación de que para ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
27 de agosto de 2007
25 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta frase de la película junto con "el primer beso para mamá" creo que resume muy bien esta excelente película. Me sigue sorprendiendo que nadie haga una crítica a "Cuatro hermanitas" o "Mujercitas" como yo la conocía.

La primera ("¡Bienvenido al hogar!") ilustra lo que se debe esperar de un hogar. Ese lugar donde se aprende a amar, a dar, a ser generosos con los de dentro y con los de fuera, pero sobre todo, donde uno recibe lo mismo que se le enseña. Ese lugar donde todo el mundo es bienvenido, donde la soledad no existe. Sin embargo, me parece que el tema que trata esta película se está olvidando en nuestra sociedad de las prisas y del dinero, donde el hogar ya cada vez es menos un lugar de "bienvenidos". Esta película me recuerda lo que en una ocasión la madre de un famoso médico naturista americano le dijo a este mismo hijo al principio del siglo pasado: "cuánto más cerca estés de la verdad, más solo estarás". Sí, lo que nos enseña "Cuatro hermanitas" es la verdad, la verdad de lo que se debe esperar de la familia, de la hermandad, de los padres, de los hijos, etc. ¡Qué sola te has quedado "Mujercitas"! ¡Estás tan cerca de la verdad!

La otra frase a la que hacía referencia: "el primer beso para mamá" ahonda en la misma idea. Sin duda, siguiendo con frases "el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa y ya no son dos sino una sola carne" dice la Biblia en Génesis. Sin embargo, aunque uno se marche del hogar, su corazón no se puede alejar u olvidar de los suyos. El respeto y la honra que merecen los padres y nuestros hermanos sigue siendo prioritario.

Por lo tanto, gracias "Mujercitas" por recordarnos lo que es la familia. Pero ¡qué sola te has quedado! ¡Estás tan cerca de la verdad!
Blito
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30 de octubre de 2009
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La familia es el corazón de la sociedad, pues, es dentro de ella donde comienza a palpitar el amor, donde fluye la sensibilidad y donde se manifiestan los demás valores que nos permiten establecernos como seres integrales e íntegros. Es la familia la que nos permite superar la incompetencia de los primeros años y es la que nos da las principales herramientas con las que enfrentaremos al mundo en los años subsiguientes. La familia es (¡debería ser!) sostén, complemento, cooperación, participación... y es la base desde la que podemos visionar, en micro, la sociedad de la que luego hacemos parte. De aquí, la importancia enorme que tiene el poder existir en una familia sólida, respetable, amorosa.

La gran virtud de esta película –y del libro, “Mujercitas” de Louisa May Alcott, en que ésta se basa– es, precisamente, que recrea con honda sensibilidad y con una lírica sutil y entrañable, los pormenores de una familia de mujeres (cuatro hermanas adolescentes, su madre y su abuela), cuyo jefe de hogar se haya, por entonces, en las lides de la Guerra Civil. Entre ellas, presenciaremos un magnífico ejercicio de convivencia, respeto, compañerismo, solidaridad… en un ambiente donde también llega el dolor, el conflicto… y la pérdida. Pero ellas, con su fortaleza espiritual y su profundo amor, quizás consigan aceptarlo todo y trascenderlo todo, que, al fin y al cabo, todo pasa, la vida siempre recupera su cauce y nos devuelve luego la armonía cuando nos preservamos firmes ante las crisis que llegan.

El director, George Cukor, logra la trascendencia con un filme de gran belleza visual, excelentemente fotografiado y con una ambientación impecable que preserva la totalidad de la historia en un tono romántico y cálido que nos toca muy adentro. Las actuaciones son, en general, muy ajustadas, y sobre todo, los personajes de las hermanas resultan plenamente encantadores. Katharine Hepburn, da la impresión de que se estuviese representando a sí misma pues, su personaje, le calza a la medida: Josephine March es como ella, impetuosa, definida, anticonvencional, libre, “un espíritu inquieto” como la define el políglota profesor Bhaer, en quien hallará la fuerza trasparente que necesita para sentirse ella.

Otras versiones cinematográficas –anterior muda, en 1918, bajo la dirección de Harley Knoles y posterior, en 1949, dirigida por Mervyn LeRoy- se han hecho de “Mujercitas”, pero, creo que <<LAS CUATRO HERMANITAS>>, permanecerá como la más eficiente, edificante y emotiva versión del libro de Miss Alcott.

Como dice, Gary Zukav, en su valioso libro, “El Lugar del Alma”:

“Tenemos muchas cosas que hacer juntos. Hagámoslas en sabiduría, amor y alegría. Hagamos de ello la experiencia humana".
Luis Guillermo Cardona
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2 de noviembre de 2010
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mejor actriz de la historia del cine, interpreta un papel que le queda corto en mi opinión. Pero las grandes obras de la literatura universal, tienen que tener un rostro, una imagen inolvidable como carta de presentación en el celuloide.
Katharine Heburn llegaría a ganar cuatro estatuillas a lo largo de su vida. Pero aquí, en mujercitas, una historia familiar, su imagen apenas si era un bosquejo de la capacidad histriónica de los que en años venideros veríamos de esta actriz venida de Connecticut.
Que lejos estábamos de ver a la intachable mujer de “La reina de África” al lado del llorado Bogart.
RAMON ROCEL
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27 de diciembre de 2019
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que hoy en día más destaca de "Las cuatro hermanitas", aparte, claro está, de la gran actuación de Katharine Hepburn, es la magnífica factura y planificación de la película, más todavía si tenemos en cuenta que el cine sonoro se había iniciado tan solo seis años antes. Y creo que lo anteriormente dicho hay que ponerlo en el debe de su director, George Cukor, que logra que, desde el punto de vista formal, esta película no chirríe en la actualidad y conserve cierta elegancia narrativa.

Otra cosa diferente es la historia que se nos cuenta, quizás un tanto sentimental de más, pero que todavía se puede ver con cierto agrado posiblemente gracias al personaje encarnado por Hepburn que, de alguna forma, desafía las convenciones sociales de la época, según las cuales el destino de toda mujer era el matrimonio con un buen partido o, en su defecto, con un buen chico.
Boo Radley
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18 de agosto de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la hora de valorar una adaptación de la novela de Louise May Alcott, es inevitable la comparación.
Se han hecho muchísimas, tanto para cine como para televisión, pero yo creo que son tres las que están en pugna en el corazón de los espectadores.
La que rodó en 1994 Gilliam Armstrong con Winona Ryder en el papel de Jo y Susan Sarandon como la matriarca.
La de 1949 de Mervyn LeRoy, con June Allyson de Jo, Liz Taylor de Amy, Janet Leigh de Meg y Margaret O´Brian como Beth, así como Mary Astor hacía de madre.
Y por fin ésta. Con Katherine Hepburn de Jo y dirigida por George Cukor.
Todos tendrán sus preferencias por una u otra versión, pero yo creo que ésta, es la más correcta, que no la más vistosa.
Cukor, gran director de actrices, asume sin complejos el tono sentimental de la novela, pero mediante una excelente dirección contenida, evita caer en los excesos y consigue transmitir muy bien las alegrías y las zozobras de estas muchachas que florecen en la vida.
Con una actuación impecable de Hepburn, como la impulsiva Jo, que realiza una de sus impecables y emotivas interpretaciones, los espectadores quedamos definitivamente enganchados a la cinta, que no por conocer de memoria su historia, nos impedirá verla una y otra vez.
He dicho arriba, que creo que ésta es la más correcta y sobria. No por eso puedo dejar de recomendar el visionado de la que hizo Mervyn LeRoy, que no se cortó un pelo en añadir unas cuantas más dosis de azúcar, subrayando más, si cabe, el sentimentalismo que la novela poseía.
Sin embargo, la excelente factura técnica del film, el maravilloso color utilizado y la recreación de postal navideña con la que decidió impregnar el film, hizo que la película, no por azucarada, dejara de ser una excelente recreación de esta novela.
Habrá muchos que prefieran por fin, la que se hizo en 1994. No lo sé. Ustedes verán. Yo recomiendo el visionado de las tres. Creo que todas tienen elementos suficientes para convertirse en una interesante opción para pasar la velada.
Izeta
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