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Más allá de la barrera del tiempo

Ciencia ficción Un piloto de pruebas especiales realiza un vuelo experimental en un nuevo cohete de gran potencia, con lo que consigue volar hacia el futuro, aterrizando en la misma base de la que despegó, ahora desierta. Termina en una ciudad con gente que sospecha que es un espía y que quiere mantenerlo en la ciudad para que procree con la hija del líder, porque la mayoría de los habitantes de la ciudad son estériles. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
2 de septiembre de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peliculita de sci-fi de serie B, de las últimas de carácter naïf e ingenuo que se rodaron en la década de los 50 (ésta concretamente es de 1960). En este filme, un piloto viaja en el tiempo a una Tierra devastada por una plaga, con mutantes que asolan el último reducto de raciocinio que queda en el planeta, donde la mayoría son sordomudos, enamorándose de la hija del gobernante. Plagada de tópicos - supervivientes en un gobierno monárquico, ingenuas chicas de futuro, aislamiento de los supervivientes, entorno externo hostil - el artesano EG. Ulmer, con su buen saber, la dota de cierto interés, aprovechando unos decorados bastante apañados, jugando con la presencia de otros viajeros del tiempo, no necesariamente buenos, y con una encantadora Darlene Tompkins, cuya carrera no fue más allá. Llama la atención de la presentación el empleo de rótulos que luego se repetirán en Star Wars.

Reservada para los aficionados a este tipo de cine obsoleto pero encantador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quinto Sertorio
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7 de diciembre de 2015
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea inicial es interesante, si bien el desarrollo es de bajísimo presupuesto. La técnica es mala, el argumento poco desarrollado, los decorados ingenuos, la conducta de los protagonistas inverosímil, a la par que plana ... Pero precisamente por eso merece la pena verla, porque es ingenua.

La película es básicamente un alegato antinuclear, y como tal está muy bien traída; por más fallido que resulte casi todo, la intención pedagógica es irreprochable, y el resultado resulta muy tierno, salvo que uno prefiera directamente echarse a llorar. En los tiempos que vivimos, que podrían ser los últimos dado el nivel de deterioro del planeta, este tipo de argumentos debería estar a diario en los cines.

Sin embargo...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Helena
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14 de febrero de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un viaje accidental a décadas adelante en el futuro, una sociedad condenada a la extinción...
Sí, puede que en 1.960 la figura de Edgar Ulmer esté ya muy desgastada y harta de seguir dando tumbos en el seno de la serie "B", pero no así realizaría una de las más interesantes propuestas de toda su carrera.

El austrohúngaro ha pasado ya por dos décadas trabajando en el fondo más oscuro de las producciones de bajo coste; a finales de los '50 continúa incansable su labor, sí, pero cansado, de no lograr un éxito ni tampoco de no captar la atención de los roñosos de Hollywood, quienes ya hace mucho que le olvidaron. De hecho el film que nos ocupa será el último proyecto dirigido en EE.UU., un remedo del actor y productor Robert Clarke (quien ya colaboró con el anterior en "El Ser del Planeta X") para aprovechar el éxito que pudiera lograr la adaptación en la MGM de la legendaria "Máquina del Tiempo" de Wells.
Rodada a la par que "El Increíble Hombre Transparente", "Más allá de la Barrera del Tiempo" se hace también con un presupuesto irrisorio y en un cortísimo margen para que Clarke la pueda estrenar antes que la carísima obra de George Pal; con escenarios de un recinto ferial de Texas y la ayuda de la Fuerza Aérea, Ulmer nos relata el mal trago del piloto Allison cuando, a bordo de un avión supersónico de pruebas, alcanza tal velocidad que supera la de la luz y "traspasa" la frontera temporal. Este momento es significativo por sus cutres y entrañables efectos especiales tan típicos de la época.

Lejos del límite de medios, el director nos vuelve a contar la historia de un extraño en tierra desconocida, de un hombre lejos de su hogar y su gente y perdido en una sociedad hostil que no desea comprenderle (estableciendo un buen reflejo de él mismo en el mayor Allison, como hizo con otros personajes de su cine). El guión de Arthur Pierce sugiere entonces un entorno apocalíptico pero a su vez una pequeña sociedad de avanzada tecnología en medio del caos, a la cual es llevado el protagonista; escalofriante la descripción de dicha sociedad "orwelliana", dictatorial, en cuyos edificios interiores se dispone un cruel sistema de jerarquías.
Los humanos convertidos en mutantes por la radioactividad de años pasados viven en las mazmorras y los aún no afectados seriamente pero sordomudos y estériles se hallan por debajo de aquellos que sí sobrevivieron al cataclismo y no se vieron diezmados, quienes dirigen a todos con sus planes secretos y poder científico. Oscuro futuro el imaginado por Pierce a partir del contexto en que se halla América, enzarzada en una Guerra Fría con la U.R.S.S. que se recrudece con la posesión de misiles y armas nucleares y una carrera espacial entre ambas potencias que ya ha visto el primer satélite lanzado al Espacio.

Es este clima de amargura e incertidumbre global lo que caracteriza a la propia película, que se contagia de ello como lo hiciera poco antes "La Invasión de los Ladrones de Cuerpos"; Ulmer dispone a través de un ritmo veloz una aventura a contrarreloj para regresar al pasado y así poder evitar la catástrofe, sirviéndose de una atmósfera extraña acrecentada por el escenario futurista (muy típico de los '50) que inventan Ernst Fegté y Joe Sullivan, triangular y asfixiante. Pero el mayor logro del guionista, si bien nos brinda explicaciones un tanto peregrinas acerca del viaje de Allison (muy lejos de la ciencia y muy cerca de la fantasía), es su capacidad premonitoria.
Tanto que eriza el vello. Da por hecho la batalla entre las dos potencias mundiales, se adelanta ocho años a la llegada del hombre a la Luna y presagia una carrera espacial con consecuencias en la atmósfera; nada resulta disparatado, sino lógico y a un tiempo terrible, y su sociedad es el resultado de la llegada soviética, erigida en soberana, sobre unos EE.UU. que han quedado sordomudos y precipitados a extinguirse ante su avance. De por medio, en el interior de estos decorados que deben a la imaginería de William C. Menzies, se desarrolla un tenue romance entre el piloto y la hija del jefe del lugar, a la que Darlene Tompkins presta su bello rostro y sensual físico (el que explotaría de mejor forma en "Amor en Hawaii").

Clarke, por su parte, encarna a su héroe con la misma rectitud y parsimonia que a su Craig Randall de "El Increíble Mundo Petrificado" y otros personajes similares de su carrera; la "villana", y esto es lo más curioso, es la misma hija de Ulmer, Arianne, quien en realidad realiza la mejor interpretación del film (lo cual no es decir mucho pues todos los actores son bastante limitados). Y a una solución argumental igual de peregrina que las explicaciones de los científicos sobre el viaje temporal se suma la manía del cineasta de coartar la emoción de su fábula a base de planos frontales, muy teatrales, y la casi total ausencia de primeros planos.
Al menos el tramo final estará dotado de buen ritmo y tensión narrativa, suficiente para conseguir un decente entretenimiento y compensar un poco la falta de presupuesto; eso sí, el señor Pierce se presta demasiado a la ingenuidad y, del mismo modo que Siegel en "La Invasión..." para contentar a los productores, a la posibilidad de un "happy ending" con la esperanza de que los altos mandos recapaciten acerca del poder armamentístico que poseen y firmen la paz con abrazos con las otras potencias en lugar de dirigirse a un más que claro enfrentamiento. Y ello sólo puede ser calificado de mojigato e inocente...pero era la época lo que determina este sentimiento.

Una especie de episodio de "The Twilight Zone" con la que aquél y Ulmer, quizás inintencionadamente, y pese a sólo querer capitalizar el éxito de "El Tiempo en sus Manos", se adelantan con sus ideas, conceptos y argumento a futuros títulos del género como "Los Viajeros del Tiempo", "El Planeta de los Simios" e incluso a la obra experimental "La Jetée" y el "2.001" de Kubrick...
Increíble, ¿verdad?
Chris Jiménez
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30 de enero de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Graciosa propuesta de ciencia ficción que vista desde las técnicas actuales de efectos especiales se revela muy pobre. Pero hay que entender el contexto de producción de la cinta y el chaché del director, un hombre maldito en un Hollywood que ya había exprimido a conciencia todo el potencial de creatividad de los cineastas europeos llegados a la tierra de promisión que era la california de la época.
Desconozco si Ulmer había leído algo de la teoría de la relatividad, o si tenía conocimientos de física, pero lo que pretende en la historia que cuenta es algo que tiene que ver con estas cosas. Al menos a mi -profano absoluto en la materia- así me lo parece: la alteración de las coordinadas del tiempo y del espacio a través de la velocidad.
La película es simpática, se deja ver y puede servir de complemento para ver otras cosas. Tiene su gracia. No sé si interpretarlo como una parodia de la guerra nuclear, o más sencillamente, como una historia del futuro. No creo que el Director reivindicase una postura ideológica o política. Sencillamente adaptaba una historia a la pantalla.
ÁAD
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17 de diciembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entrañable cinta de ciencia ficción de genuina serie B tirando a C, que representa un claro ejemplo de la filmografía de Edgar G. Hulmer, un cine más bien modesto pero resultón, con bastante pelis más bien malillas pero otras resultonas, cuando no estimables.
En este caso se queda en medio campo, en el campo de las películas de saldo que no obstante resultan amenas por cuanto tienen algo que las hace simpáticas.
Una película de ciencia ficción que deseamos no sea de anticipación, aunque los años en los que transcurre la historia ya han pasado (me refiero a 1971 y 1994), y no ha sucedido lo que se narra (sí, afortunadamente, pero todo se andará).
Intérpretes de andar por casa, aunque un verdadero bombón la actriz Darlene Tompkins, baratos pero resultones decorados y unos efectos especiales, los del cohete espacial, que cantan más que Karmele Marchante.
Por fortuna, como ya he dicho antes, es corta y lo suficientemente amena para no dejar su visión y además su final es francamente bueno, con una "sorpresa" que no lo es tanto pero define bien el argumento.
Curiosa y muy representativa de los comienzos de los sesenta, con representación de los experimentos militares y científicos que comenzaban a desarrollarse a gran escala.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/
Baraka1958
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