Persiguiendo un sueño

Persiguiendo un sueño es la típica comedieta juvenil nacida al amparo del enorme éxito de American Pie. Es decir, otra de tantas comedias, estrenadas de tapadillo (o directamente sin pasar por salas comerciales), que se dedican a enlazar gags de marcado carácter humorístico y sexual (aquí el pobre Ryan Reynolds es el protagonista de la mayoría de ellos) con más bien poca fortuna. Por cierto, la historia principal se centra en los problemas amorosos de un joven llamado David (Jerry O'Connell).

Lo malo de este subproducto es que tiene poco que ofrecer: situaciones grotescas que carecen de chispa o gracia, interpretaciones de teletienda, personajes que nos importan un pimiento… Es cierto que estas cintas juveniles no suelen ser ninguna maravilla y que su función principal es la de ofrecernos un rato distendido, pero es que a veces resultan tan simples y tan tontas que uno se pregunta si de verdad entretienen o verlas acaba siendo una simple pérdida de tiempo.

No es romántica, ni de humor, ni pretende transmitir un mensaje, y ni siquiera es recomendable para adolescentes poco exigentes.
No hace gracia. Está llena de coincidencias que se ven venir. Es chabacana y anodina. Es imposible que haya gente tan simple.
No la veas, te harás un favor.

Con el protagonista lo intentaron, pero con películas como esta fue imposible.

El negro no sale ni en la portada y hacia la mitad de la peli desaparece.

El que enseña músculos, culo y esconde la polla es el que triunfó, el que se enrolla con las rubias más deseadas del mundo y el que ya fue, de momento, dos superhéroes distintos.

This is Hollywood.