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Cimarrón

Western Año 1889. Millares de pioneros ansiosos de colonizar nuevas tierras se dirigen hacia el punto de partida de la gran carrera que ha de abrir el territorio de Oklahoma a la civilización. Entre ellos se encuentra Yancey Cravat y su mujer Sabra, que ha decidido dejar la ciudad y acompañar a su marido en esta aventura. Nueva adaptación de la novela de Edna Ferber, ya llevada a la gran pantalla en 1931 por Wesley Ruggles, con Richard Dix e ... [+]
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
11 de septiembre de 2008
38 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Último de los once westerns de Anthony Mann. Escrito por Arnold Schulman, se basa en la novela "Cimarron" (1929), de Edna Ferber. Se rueda en escenarios naturales de Arizona y en los MGM Studios, con un presupuesto estimado de 1,5 M dólares. Es nominado a 2 Oscar (dirección artística y sonido). Producido por Edmund Grainger para la MGM, se proyecta en "première" el 1-XII-1960 (Oklahoma City).

La acción dramática tiene lugar en Wichita (Kansas), Oklahoma y Osage City (localidad de ficción), entre 1889 y 1914. Yancey Cravat (Ford), recién casado con Sabra (Shell), hija de padres adinerados de Kansas de origen francés, participa en la ocupación del territorio ("land rush") de Oklahoma del 22-IV-1889. En el camino a Oklahoma se topa con Tom Wyatt (O'Connell), su esposa Sarah (McCambridge) y su numerosa prole, a los que cede uno de sus carros cubiertos. Yancey, apodado "Cimarrón", es de espíritu aventurero y amante del riesgo y la novedad. Es idealista, generoso, apasionado y valeroso.

El film suma western, drama y referencias históricas. Es un remake de la cinta del mismo título realizada en 1931 por Wesley Ruggles. Se aparta un tanto de la novela y de su primera adaptación al cine. Trata con respeto a los indios y condena la discriminación y la violencia racial. Pese a tratar las situaciones con cierta superficialidad y presentar un desarrollo escaso y esquemático de los personajes, la historia resulta entretenida. Incluye una amplia galería de caracteres próximos a los estereotipos comunes: racista intolerante y violento, judío atemorizado, antigua novia despechada, políticos corruptos, madame del prostíbulo, etc. Se someten a la consideración del espectador diversos temas de interés: la improcedencia y sinrazón de los prejuicios raciales, el valor de la solidaridad, los problemas de relación de los padres con los hijos, tensiones conyugales por diferencias de definición del proyecto de vida en común, antecedentes familiares y sociales de la criminalidad juvenil, valor de la libertad, etc.

Son escenas espectaculares, resueltas con la eficacia narrativa de Mann, la concentración de 10.000 colonos a la espera de la hora de salida para ir a ocupar los lotes de tierra libres (22-IV-1889), la estampida de carromatos, jinetes, bicicletas, triciclos, tartanas, personas a pie y coches que se produce a la hora señalada, la desesperación de la viuda del editor, la reunión nocturna de fuego y muerte, la cínica expulsión de la pequeña india de la escuela, etc. Se incluyen citas y observaciones de interés: guerra de Cuba (guerra hispano-norteamericana), el apoyo que se da a las opciones independientes de los hijos, etc. No faltan escenas emotivas, como la del rechazo de la recompensa por la muerte de tres jóvenes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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5 de octubre de 2005
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cimarrón pertenece a uno de los grandes clásicos basados en la mítica conquista del Oeste. La película nos muestra, a grandes rasgos, la transición ocurrida en Estados Unidos desde las clásicas carreras para conseguir un pedazo de tierra en Texas hasta la Primera Guerra Mundial, mostrando la importancia que tuvo el proceso de modernización, pasando de ser auténticos vaqueros hasta llegar a la era del petróleo. El hilo conductor del film es la vida de su protagonista, Glenn Ford, que interpreta magníficamente un personaje indómito, para quien lo más importante en la vida es ser fiel a sus principios, aunque éstos le conlleven múltiples problemas. Ford da vida a un espíritu libre, que pondrá en peligro incluso su matrimonio por una defensa a ultranza de la honestidad, la integridad y el valor. Con un reparto de lujo que sabe estar a la altura, una magnífica fotografía y un guión que sabe hacer entretenida la historia, Anthony Mann realiza una magnífica película que si bien no llega a la altura de producciones similares como "Gigante", merece la pena ser vista.
Edgar
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6 de julio de 2008
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí lo que es un carácter sólido, sin grietas. Un espíritu libre, comprometido con mujer e hijo pero aún más con su método de vida: la aventura, la honradez y la valentía.

Maravillosa película para tenerla presente, indispensable verla. Es una película que pasa a lo largo de los años sobre la figura de un pionero, una persona honrada a carta cabal y sus proyectos al lado de su mujer, pero el film transcurre con entretenimiento y con mucha emoción. Cuando ella espera que llegue él en el tren con los que vienen de conquistar colinas españolas, (bastardos que nos llevaron a la guerra con una excusa falsa los muy hijos de puta yanquis, babosos comerciantes y tramposos), y tras la decepción, cae un sombrero en el suelo, se logra una de esas escenas emotivas que hace del cine algo grande. (Soy forofo de Glenn Ford). Puede que se te escape alguna lagrimita en escenas como esas.

En el mundo actual este tipo de voluntad y disciplina sería demasiado complicado de encontrar, pero para eso está el cine... y Cimarrón.
floïd blue
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1 de julio de 2012
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece mentira que después de haber tenido que tragarme unas cuentas películas tachadas casi de obras maestras pero en realidad, regulares, mediocres y hasta lamentables del "maestro" John Ford, de James Stewart o de cualquier otro intocable del cine clásico, me encuentra con un verdadero peliculón y, sin embargo, pase tan desapercibida. Que no llegue al 7 y que solo cuente con 7 críticas es para pellizcarse y ver que uno no está soñando.

"Cimarrón" no es un western típico. Aunque hay peleas, tiros e indios, la trama se sustenta en la relación entre el matrimonio formado por Yancey (Glenn Ford) y Sabra (Maria Schell). Admitiendo que es difícil contar una historia de tantos años sin incurrir en algo que me desagrada, que es la mera biografía, Anthony Mann resuelva estupendamente este planteamiento gracias al perfecto retrato psicológico de la pareja protagonista, un cuidadoso guión y la tensión dramática que va dosificando hasta el final. Igualmente los diálogos tienen una importancia singular tanto para construir los personajes como generar tensión y conflicto.

Aunque "Cimarrón" es sobre todo una película romántica, en realidad no deja de ser una obra "río" pues se tocan con gran solvencia una cantidad de temas asombrosos. Desde el racismo al abuso de los ganaderos, desde la conquista del oeste al mal trata a los indios, desde la corrupción de los políticos a la prensa como arma de protesta. Claro que en esta línea resulta prioritario los temas existenciales, el sentido de la vida, la lucha por los ideales, el honor, la fe en las personas, etc.

Pese a lo dicho, Yacey y Sabra son la base de esta cinta. Sus antagónicos personajes, él idealista y ella realista, nos dejan para la historia una de las parejas más hermosas de todos los tiempos. A mi me encantan los dos, pese a los fallos que puedan cometer (SPOILER). La relación está retratada con una sensibilidad, con un amor, como el que se profesan, que resulta precioso. Aun así "Cimarrón" es una película triste, amarga, que te desata un punto de rabia por la situación que se va generando. Por ese motivo quizás los espectadores prefieran ver y valorar obras más ramplonas y superfluas como las que suele dirigir John Ford e interpretar James Stewart.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Reaccionario
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29 de junio de 2020
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Completamente de acuerdo con las reseñas (¡qué pocas para el valor de la cinta!) que describen sus méritos cinematográficos. La ambientación de cada época, música, fotografía, colorido, paisaje y, especialmente, la interpretación de los dos principales protagonistas Cimarrón Yancey (Ford) y Sabra (Shell), pero sin descuidar los grandes secundarios.
De acuerdo también sobre los dos planos de la trama argumental, la descripción histórica y la difícil convivencia en el seno de la familia Cravate, donde deben armonizarse caracteres tan opuestos como el idealismo y rectitud moral (y gratuito afán de aventura también) de Cimarrón, con la estabilidad pragmática que desea para su casa su esposa Sabra. El racismo que se halla en la misma entraña de la sociedad americana con escenas espeluznantes como la expulsión de la niña india de la escuela (todavía más que el linchamiento de su padre).
Pero de nuevo miramos con envidia la facilidad de los novelistas y de los guionistas americanos para contarnos la historia de su país. Aunque sea a su manera. La colonización del Oeste con las grandes carreras de los pioneros, el nacimiento de los primeros núcleos urbanos, su consolidación y los problemas de convivencia que planteaba, el desarrollo posterior ...
Ahora bien, en este punto conviene que conozcamos mejor lo sucedido en la famosa (para los americanos) batalla de las Colinas Españolas, aunque solo sea porque sirvió para que Cimarrón fuera recibido en su pueblo como uno de sus héroes. En realidad estamos hablando de la batalla de las Lomas de San Juan en la mal llamada "guerra hispanoamericana", donde el 1 de julio de 1898 un grupo de 300 soldados españoles recibieron la orden de resistir la ofensiva estadounidense que alineó entre 15 y 20.000 hombres, que durante un día entero de asedio fueron mantenidos completamente a raya. Naturalmente la "hazaña" fue magnificada hasta la exageración en la joven nación americana, mientras en España no pasó de una de tantas escaramuzas del desastre general de 1898. Esa es la diferencia con la que se cuenta el pasado en una y otra nación. ¡Cuánto tenemos que aprender de los americanos!
Lafuente Estefanía
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