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Hostiles: Violencia americana

Western. Drama En 1892, un reputado capitán del ejército, Joseph J. Blocker (Christian Bale), se ve en la obligación de escoltar contra su voluntad a un moribundo jefe cheyenne (Wes Studi) y a su familia, de regreso a las tierras de su tribu en Montana. Para ello tendrán que emprender un peligroso viaje por las praderas de Nuevo México, donde se encontrarán con una joven viuda (Rosamund Pike) cuya familia fue asesinada por un grupo de comanches que ... [+]
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Críticas 66
Críticas ordenadas por utilidad
24 de mayo de 2018
17 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mejor western de los últimos 30 años y la mejor interpretación de Bale en toda su carrera.

Como se hace evidente desde el principio del film, el verdadero viaje hacia el interior que viene representado en la película es aquel en el que Blocker (Bale) recupera su humanidad al aprender a otorgarles el suyo a los indios.

Este es un tema digno y una premisa dramática satisfactoriamente realizada. Mientras en el lado Indio el venerable Wes Studi es una presencia dominante y un buen actor, a su personaje se le da muy poca sombra o dimensión, y los otros indios no tienen prácticamente ninguna. Esto se suma a una película bellamente filmada y actuada, aunque también serpenteante, algo larga y solo esporádicamente enfocada en sus problemas centrales.

En cuanto a su política, al hacer la historia principalmente sobre la redención de un hombre (blanco), "Hostiles" recurre a un tropo dramático muy usado, aunque aún potente, mientras no dice prácticamente nada sobre el genocidio cometido contra los nativos americanos.

La película es toco caso constituye un bello mosaico magistralmente interpretada. Si pueden veanla en VOS. Lo agadecerán (oir llorar "al verdadero Bale" pone los pelos de punta).

Sobresaliente !!
Khal
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7 de marzo de 2019
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y para mí no lo es porque le sobran algunos minutos y por caer en los manidos estereotipos. No ya sólo por los típicos personajes atormentados por los fantasmas de la guerra o carcomidos por el racismo, o por "todos somos malos, todos somos buenos" como alguien apunta...es que también incide en el ya clásico estilo del western actual, es decir, ritmo lánguido, pesimismo, tristeza, existencialismo-nihilismo, música prácticamente fúnebre...Bien están las películas descarnadas y trágicas, pero tanta repetición de esto ya cansa un poco. Y desde luego esto no es como las de John Ford como dicen algunos.

Con todo, "Hostiles" es una magnífica película, con grandes virtudes, como la estupenda ambientación en 1892, la soberbia fotografía, los hermosos paisajes norteamericanos, y sobre todo un reparto muy compensado y de valorar pese a los comentados estereotipos. Por encima de todos un amostachado Christian Bale encarnando a un capitán parco en palabras, de vuelta de todo, que ha matado a todo bicho viviente, que es racista y que sólo cumple con su deber (¿les suena de algo?). También está Rosamund Pike en un sufrido papel o Rory Cochrane como el amigo veterano del capitán, otro martirizado soldado devorado por los remordimientos, el pasado y el alcohol (también les sonará de algo). El indio malo de "El último mohicano" hace aquí de jefe sanguinario que en sus últimas semanas de vida compone el clásico nativo sabio y de frases profundas.

Muy recomendable y a la altura de los mejores westerns del siglo XXI, como "Valor de ley", "Comanchería", "Open Range", "El tren de las 3:10" y otras.
Ferdin
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1 de abril de 2018
23 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo peor que se puede decir de esta película es que es lo que se espera de ella.
Me explico, en el siglo XX en el género del western tenía cabida todo tipo de películas, que podían hablar de diversas temáticas aunque poseyeran elementos comunes.

Hoy día en cambio el western americano prácticamente solo puede tener un tono, el dramático, ha de poner mucho cuidado a la hora de mirar la historia, especialmente si hay indios en la película, y por ello Hostiles cae en un paternalismo cuando menos absurdo, la mirada prácticamente unidimensional a sus personajes, especialmente a los indios o son malvados (personajes a los que no llegamos a conocer solamente sus actos son malvados porque si) o son nobles llenos de sabiduría que, pese a su condición de prisioneros a los que les han arrebatado sus tierras y diezmado a su gente, no dudan en sentir compasión y ayudar a aquellos colonos que lo pasan mal. Tanto miedo tiene en ofrecer algo que pueda ser mal interpretado que termina siendo lo opuesto a lo que pretende, ofrece una mirada de hombre (y mujer) blanco y los indios quedan relegados a seres unidimensionales, lejanos.

Aparte de la mirada arquetípica, torpe y político correcta hacía sus personajes, mujeres fuertes y guerreras, soldados con buenos sentimientos que comprenden que hicieron mal en luchar contra los indios y se arrepienten por ello, la película es un drama excesivo, constante, todo es demasiado dramático, demasiado terrible, las escenas de acción escasean y se pierden en tanto drama.

Con todo no es una película mala, es entretenida, tiene bonitos paisajes, bonita fotografía, un relato interesante aunque no muy bien narrado, se ve con facilidad e interés, pero una vez acabada te preguntas ¿por qué? ¿para qué tanto drama? ¿por qué se hizo esta película? Simplemente es lo que se esperaba de ella, cumple con ello pero no arriesga y eso estropea el resultado final, quedandose en un producto mediocre, sin chispa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Meinster
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1 de mayo de 2021
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Equidistancia” es un neologismo cursi para referirse al elocuente “nadar y guardar la ropa” de toda la vida. O “estar en misa y repicando”, tanto da. A mi juicio, se trata de un concepto hijo del miedo. En el caso que nos ocupa, a ser tachado de supremacista o buenista o de apropiación cultural, cuando no de todo eso a la vez —y más cosas, las que se les ocurran—, sin solución de continuidad.
Asimismo, suele procrear absurdos argumentales de asombroso calibre. El maniqueísmo de los westerns clásicos al menos tenía cierta lógica: granjeros brutalizados por partidas de pieles rojas a los que sentaba regular eso de que se los expulsara de su hogar ancestral y exterminase sistemáticamente. Aquí no, aquí todo el mundo —blanco, indio, animal, vegetal o mineral— es malo, menos los protagonistas, una variopinta pandilla donde no falta una minoría, étnica, sexual, intelectual o deportiva. De hecho, si “Hostiles” llega a durar media hora más, el niño indio se visibiliza como persona de género no binario, flexivegano y del Barça.
Y mira que el arranque resultaba prometedor, con ecos evidentes de la monumental “Centauros del desierto” (“The Searchers”, 1956), así como de la corrosiva “La venganza de Ulzana” (“Ulzana´s Raid”, 1972). Sumémosle una gloriosa sucesión de paisajes, de la aridez de Nuevo Mexico a los feraces bosques de Montana. Por si fuera poco, encabeza el reparto un Christian Bale que le sube la tensión hasta a la película más inane. De hecho, pese a las inconguencias a que le obliga el disparatado guion, el galés entrega un trabajo excelente, aprovechando un frondoso bigote morsa para mascar el inglés americano como quien rumia un puñado revenido de tabaco.
Lástima, insisto, de las servidumbres coetáneas, a cuya cobarde satisfacción se entrega la historia con un furor pedagógico tal, que no tarda en adentrarse en un sinsentido de honduras irreversibles. En fin, un despropósito que no alcanzan a paliar unos medios técnicos y humanos ciertamente reseñables y que, por ende, habrían merecido un proyecto mucho más consistente.
Carorpar
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20 de marzo de 2019
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Scott Cooper nos devuelve al salvaje oeste con Hostiles y desde los primeros minutos del film se nos anuncia una violencia y una crueldad extrema, ya que posiblemente su cinta sea uno de los pocos western que se inicia con una escena de una brutalidad tan descarnada como la que presenciamos.

El escenario no podría ser más desolador. Sin embargo, la belleza del paisaje que goza de una fotografía exquisita suaviza la fealdad que intuimos tatuada en cuerpos y almas de los que sobreviven como pueden en un ambiente que les es hostil y adverso.

El logro de la cinta radica en reunir a un grupo tan variopinto como el que se nos presenta. Una viuda que acaba de perder a toda su familia en manos de los comanches, un capitán del ejército racista que vive atormentado por sus recuerdos y un antiguo jefe de guerra Cheyenne al que le queda poco tiempo de vida y que emprende junto al que anteriormente fue su peor enemigo un viaje de regreso a su antigua patria. El mensaje vence al contenido. En hostiles el alma tiene una dualidad incuestionable. No hay ni buenos ni malos, ni blancos ni oscuros. Los matices lo dominan todo. De este modo se nos presentan dos personajes que en el pasado fueron seres sanguinarios, culpables de las muertes de muchos inocentes, pero con los que somos capaces de empatizar y a los que podemos llegar a compadecer. Sentimos su sufrimiento, sus alegrías, su dolor, su esperanza y también su desdicha. En hostiles la maldad de despoja de su eterno disfraz y se humaniza. La guerra vuelve a ser salvaje y despiadada y los bandos se nutren de nuevo de vencedores y vencidos que siempre pierden mucho más de lo que ganan y en cuyos frentes siempre hay víctimas altamente vulnerables; mujeres y niños con cuerpos relativamente desechables que escupe sin piedad la endiablada maquinaria de la guerra.


La cinta de Scott Cooper nos habla del perdón y la redención, de la capacidad de ver como seres humanos a los que con su sola presencia amenazan nuestra existencia. Y también sirve como denuncia hacia los que fueron colonizadores de las mas maravillosas culturas ancestrales que fueron extintas por medio de la sangre, el dolor y la muerte de una tierra que les pertenecía por derecho propio.


El elenco actoral es espléndido y las actuaciones de Christian Bale, Rosamund Pike y Wes Studi brillan con luz propia. La presencia de Timothee Chalamet es fugaz y está muy desperdiciada, siendo un actor tan codiciado actualmente.
Lo única pega que se le puede poner a la película es caer algunas veces en personajes arquetípicos que pecan de ser un estereotipo. No obstante, no deja de ser una película muy bien lograda con un mensaje conciliador y necesario.
Nadja
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