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Una vida por delante

Drama Einer Gilkyson, un hombre amargado desde la muerte de su hijo en un accidente de coche, y Mitch Bradley, su socio y amigo, viven desde hace cuarenta años en un rancho en el noroeste de Wyoming. Un día Einer recibe la visita de su nuera Jean Gilkyson y de su nieta Griff, que llegan huyendo de los malos tratos del novio de Jean. (FILMAFFINITY)
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Críticas 51
Críticas ordenadas por utilidad
23 de abril de 2006
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Lasse Hallström, se rodó en Ashcroft, Buerdett, Komloops, Medicine Hat y Vancuver (Canadá). Dispuso de un presupuesto estimado de 30 M dólares. Ganó el premio CNOMA al mejor maquillaje. Se estrenó el 9-IX-2005.

La acción tiene lugar en una granja de Isawhoda, al NO de Wyoming (EEUU), a lo largo de un mes y medio de 2004/05. Narra la historia de Einar Gilkyson (Robert Redford), granjero retirado, irascible y gruñón, que vive en compañía de Mitch Bradly (Morgan Freeman), tullido desde hace 1 año a causa del ataque de un oso. Sin previo aviso, se presentan en la granja Jean (Jennifer Lopez), nuera de Einer, y su hija Griff (Becca Gardner), sin dinero, huyendo del maltrato de Gary Watson (Damian Lewis), último novio de Jean. Einer siempre ha culpado a la nuera de la muerte de su hijo.

La película es un relato de ira y rencor, que involucra a Einer, que nunca ha aceptado la muerte del hijo; a Jean, despreciada y culpabilizada; a la pequeña Griff, recibida con frialdad; y a Mitch, víctima resignada de la ira de Einer. A lo largo de 3 semanas, la convivencia se ve sometida a peligros comunes (el oso, Gary); se beneficia de la presencia jovial e inocente de Griff; dispone de tiempo para confidencias; y da paso a una cierta distensión, cuyo avance requiere compasión, perdón y tolerancia. Eiener y Jean tienen mucho que perdonarse a si mismos y que perdonarse entre ellos. Los malentendidos, los prejuicios, los secretos y el amor propio, levantan obstáculos insalvables. Las incidencias de la vida diaria despiertan viejas heridas. Secretos nuevos, compartidos por los cuatro, imponen un pacto tácito de complicidad, pero ésta no es fuente de perdón.

La música, de Deborah Lurie, aporta una partitura cautivadora de guitarras, cuerdas y acordes "country", acompañados de mezclas electrónicas. Se añaden 8 canciones tan gratas como "Getting To Me" (Kelly Willis), "Don't" y otras. La fotografía, colorista y luminosa, encuadra las figuras entre cortinas, cortinas y muros, o similares; usa colores verdes tiernos, anuncio de la primavera; se vuelca en espacios abiertos; ofrece primeros y primerísimos planos muy expresivos; y elabora "travellings" bellísimos, que culminan en una elevación aérea llena de sugerencias. El guión intercala lances humorísticos, que apoyan y refuerzan, por contraste, la narración dramática, extraída de la vida misma. Las interpretaciones de Redford y Freeman dan vida a las figuras centrales de una historia de personajes. Jennifer Lopez combina confianza e inseguridad, decisión y vulnerabilidad, según corresponde a su papel. La dirección construye la obra sobre los moldes clásicos de planteamiento, nudo y desenlace, imponiendo un adecuado equilibrio entre el fondo (historia) y la forma (narración).

Drama familiar de ira, desgarros y rencores, en pugna con la inocencia de una niña, que desea cerrar viejas heridas y necesita la paz de la familia.
Miquel
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23 de noviembre de 2011
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde luego esta es una historia bonita donde las haya. Dentro de un mismo marco, se ramifican tres historias paralelas con los protagonistas de la misma. En cada una de ella habrá un sentimiento que sobresalga por encima del resto. La amistad, el respeto y el rencor. La amistad es la que personifican Einar y Mitch, antiguos compañeros en el servicio militar. Una vez que acaba este, Mitch no tiene familia y se queda a vivir con Einar y su familia, hasta que se quedan ellos solos como únicos supervivientes. Incluso después cuando Mitch es atacado salvajemente por un oso, dejándolo muy grave y casi inútil, el que lo cuida es su amigo Einar. Sin embargo, Mitch no odia a ese oso que lo ha dejado postrado, lo respeta y hace lo posible porque este sea feliz. Y por último veremos la relación de rencor que guarda Einar con su nuera Jean a la que hace culpable de la pérdida de su hijo en un accidente de tráfico. Entre medias aparece una niña para poner paz entre tanto problema. Griff Gilkyson, la hija de Jean. A partir de este descubrimiento tanto la vida del cascarrabias Einar, como del lisiado Mitch, cobra un sentido diferente. La niña no solo lleva la alegría, sino las ganas de volver a vivir para ser feliz.

Gran historia la que nos cuenta Lasse Hallström basada en el libro de Mark Spragg, aunque con bastantes diferencias respecto al libro que ya comentaré en la zona de spoiler. Lo cierto es que no he entendido esos cambios, cuando por falta de tiempo y medios no ha sido, ya que hay escenas que sustituyen a la original, que conllevan más trabajo que la mencionada en el libro. Solo me cabe la razón de entender esto, para dar más protagonismo a los personajes de dicha historia. Las actuaciones han estado muy bien. Aunque yo le añadiría varios cambios para hacerlo más auténtico a la novela. Redford aún en la edad de Einar, no aparenta esos años, yo habría optado por Anthony Hopkins, quien ronda la misma edad, pero aparenta muchos más. Jennifer López por muchos papeles que haga de mujer sufrida, no me transmite nunca esa pena. Aquí podríamos tirar de un buen repertorio, pero claro, tendrían que ser actrices entre 28-32 años que es la que tiene Jean en la historia. Por otro lado cambiaría a la niña, que a pesar de estar de diez en su actuación, tiene 15 años. Y lo interesante de la novela, es el cambio que llega a producir esa mocosa en los adultos que la rodean, con tan solo 10 años. Hablemos del malo, Damian Lewis no le llega ni por asomo al personaje del libro a la suela de los zapatos. Este tipo transmite menos miedo que un dibujo animado. Y este personaje debe acojonar, asustar, crujir a todo y a todos quienes le rodean. Es el odio personificado. Yo optaría por Vincens Vaugh.

Lo dicho, quien de verdad quiera disfrutar de esta peli, les recomendaría primero leer el libro, el cual es una maravilla y a posteriori, ver la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
THE CROW
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23 de diciembre de 2006
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo, sinceramente, que es una muy hermosa película. La historia está contada con sobriedad y sin inútiles efectismos, pero es "real". Con esto quiero decir que ¿quién no ha tenido sentimientos de culpabilidad en hechos que le han acaecido a través de su vida? o, por otro lado, ¿quién no ha encontrado culpas ajenas ante acontecimientos que se resiste a aceptar?. Pues bien, si algo tan posible y cotidiano, se sabe contar a través de bellas imágenes, con pinceladas de ternura -que no de ñoñería-, con tenues -pero suficientes- esbozos de humor en los diálogos, con una más que correcta interptretación por parte de los personajes secundarios, y, por añadidura con un magistral duelo interpretativo a cargo del binomio Redford-Freeman, es inevitable que te salga una muy buena obra cinematográfica, que si, en efecto, -y como han dicho algunos detractores de la película- no tiene apenas acción (aunque las dos intervenciones violentas de Redford, son tan rápidas como brillantemente efectivas), bien es verdad que ni falta que le hace. También en estos tiempos se puede degustar una narración desarrollada pausada y apaciblemente, que desprenda ecología y amor a la naturaleza -al margen de su nudo argumental-, y con un final nada truculento, sino más bien, de ligeras ( y gratas, por supuesto) reminiscencias "caprianas" (por Frank Capra). En fin, que me ha gustado mucho, y se nota. ¿No?
Antonio Hierro
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17 de octubre de 2005
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No podíamos esperar menos de ésta "Una vida por delante" viendo su excepcional reparto con dos colosos como Redford y Morgan Freeman y con la incombustible Jennifer López que ésta vez se aleja de sus típicos papeles en comedias mediocres para darnos paso a una actriz que demuestra que si se lo propone también es capaz de actuar en una cinta más profunda y que se centra más en los personajes que en otra cosa. Con el sabor de un Western, el director nos lleva a un rancho y sus impagables paisajes dónde nuestros personajes viven la historia durante el desarrollo de la película. El film, por su estética recuerda mucho al "Hombre que susurraba los caballos" (aunque después aparte de las localizaciones y Robert Redford poco tengan que ver) e incluso la interpretación de Redford es muy similar. Los actores se muestran brillantes (como era de esperar) con un Redford en su salsa, y un Morgan Freeman impecable como ya nos tiene acostumbrados. Respecto a la película en sí, decir que es un correcto drama, muy bien rodado y con unas interpretaciones muy buenas lo que ya hacen que sea una película recomendable. De todos modos, no llega emocionar al espectador como quizá habría que esperar de un reparto semejante porque el guión por momentos parece que le falta algo, pero de todas maneras ya no se hacen películas así, dónde las interpretaciones llevan el peso de la historia. En resumen, una buena película, de esas que cada día se ven menos y con dos actores que cada día brillan más.

Lo mejor: Robert Redford y Morgan Freeman, en su línea.

Lo peor: Quizá sea algo lenta para algún tipo de público y a la historia le falta transmitir más emociones.
Javi
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26 de junio de 2009
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película se ambienta en una remota granja de las montañas rocosas, donde viven Einar
(Redford) y su mejor amigo Mitch (Morgan Freeman), quienes han trabajado juntos durante
cuarenta años, aunque ya no crían vacas, porque la crisis económica los ha obligado a
venderlas. Einar y Mitch son dos sobrevivientes de las historias de solitarios hombres
rudos, herederos del western tradicional, con sus paisajes ríspidos que se parecen al
carácter que recubre la emocionalidad de los personajes.
La visita inesperada de una ex nuera de Einar (Jennifer López) y de una ignorada nieta de
once años, será el detonante para que todos los protagonistas revean sentimientos, antiguos rencores y culpas, hasta encontrar una forma de avanzar hacia el perdón, de sí mismo y del otro. Una idea que subyace en el título original de la película "An unfinished life".

El film habla sobre destinos interrumpidos antes de tiempo, voluntaria o involuntariamente
y de cómo seguir adelante a pesar de situaciones inmodificables. A esto contribuye la
pequeña Griff, que se vuelve el factor de cohesión del heterogéneo grupo. Con la frescura
de la infancia se adapta gustosamente a la vida campestre y pregunta si hay mujeres vaqueras. De a poco, las unas y los otros, el rústico mundo masculino y el complementario femenino, encontrarán la forma de convivir y darle una vuelta de tuerca al pasado.
Todos los protagonistas adultos tienen su existencia marcada por un minuto fatal, del que
no pueden retroceder; y un dolor provocado por pérdidas profundas. Es interesante verlos
avanzar más allá de la soledad en el reconocimiento de la natural necesidad de afecto, tal
como remarca el espontáneo personaje de la niña, cuando afirma que "todos necesitamos
amor". Ese momento coincide con la única pausa humorística del filme, cuando ella pregunta
desprejuiciadamente sobre la naturaleza del vínculo afectivo que une a los viejos amigos, algo tal vez necesario de aclarar, por las dudas, en épocas de vaqueros gays.
La película está armada en secuencias separadas por marcados fundidos que conectan las
distintas etapas de un relato sobrio y despojado, realzado por una exacta fotografía que
destaca las mejores posibilidades de la luz. El ritmo por su parte discurre sin apresuramientos, pero se acelera cuando las acciones se precipitan y así lo requiere el argumento.
Los filmes de Hallstrom siempre apuestan por la condición humana; a la posibilidad de redención de personajes que pueden reconstruirse a pesar de sus errores. Suavemente, como
en sus otros films, Hallstrom narra su historia, que en tiempos de tanta superficialidad resulta sencillamente profunda.
rouse cairos
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