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Críticas de Cauldfield
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
7
7 de enero de 2011
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues inocentemente pensaba yo que, con casi cinco horas disponibles de metraje, a los guionistas les podría dar por hacerlo medianamente bien y proveernos de una historia entendible no sólo para los especialistas en la materia. Hay ciertas cosas comprensibles en la irregular saga cinematográfica de Harry Potter (que únicamente pasará a la historia por sus logros económicos), libros muy largos con centenares de personajes con algo que decir y decenas de tramas secundarias que de ser sobresalientemente adaptadas a la pantalla se harían con muchísimas horas más de las que el espectador medio pudiera aguantar. Los recortes, mal que nos pese a los fans, son necesarios.
Y recortes así quedaron medianamente bien en "El prisionero de Azkaban" o "El cáliz de fuego", donde pese a la supresión de muchos aspectos de los libros había una historia entendible en líneas generales. Luego vino el fiasco de "La orden del fénix" (libro más largo-película más corta), y la remontada con "El misterio del príncipe". Y ahora llega la última, dividida en dos partes no por ser lo más fiel al libro posible (como se empeñan en decir sus responsables), sino en... bueno, ya nos lo imaginamos.
La película, por tanto, es malísima (no alcanzando el grado de podredumbre de "La orden del fénix", eso sí) en general, con algún par de momentos muy bien resueltos que rápidamente son aplastados por la siguiente escena mediocre. Los diálogos son terribles en su práctica totalidad, dejando todo a medio explicar y recitados siempre como con prisa antes de la próxima escena de acción (que nunca es nada del otro mundo, tampoco). Únicamente se salvan los citados momentos fugaces y el diseño artístico (constante en su calidad), brillando entre tanta oscuridad y tanta mierda.
Así las cosas, no le recomendaría esta película a nadie, pero nadie me hará caso. Las películas de Harry Potter son acontecimientos sociales de primer orden, y también yo, por muy cabreado que me haya dejado, iré a ver la última entrega. Y la jugada le saldrá redonda a los de Hollywood, aunque, ¿alguno albergaba dudas sobre ello?
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Cauldfield
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5
17 de enero de 2011
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquí tenemos otra de esas películas tan chulas, tan impactantes y tan sofisticadas que tienes que ver, amigo cinéfilo, sí o sí. Pues no.
Porque hay que fastidiarse, hay que cabrearse y hay que añorar el tiempo perdido tras haber tenido la desgracia de visionar una de las películas más tediosas y más insoportablemente pretenciosas de la historia. Trasfondo (siempre en términos de suposición): la supuesta adaptación de un cuento de Julio Cortázar (infinitamente superior) le sirve de excusa al Antonioni ese para encauzar sus paranoias y sus sucesivas caladas al porro, así como su temperamento "tranqui", en un largometraje hinchado y lento que ni él mismo sabe de lo que va. Que igual tiene que hacer otra película para conseguir explicarlo con claridad, admite el capullo, y todo.
Claro, que como el porreta tiene una elegancia innata, lo envuelve todo en una atmósfera peculiar y definida, bastante sobresaliente admitiré con desgana (el lugar donde sucede el asesinato, o no sucede, o lo que sea, es poderoso visualmente, de eso no hay duda), y como está a la última mete a un grupo de rock (los legendarios Yardbirds) en una escena ciertamente divertida. Y, para controlar un poco el cabreo que va a provocar (quizá por cubrirse las espaldas), acaba la película, poesía visual, experimento metacinematográfico o lo que sea, con una secuencia que inevitablemente fascina, y que te deja un regusto agridulce. Acabas la película bastante cabreado, y teniéndole más asco al director que al insufrible protagonista de la película (y eso es ciertamente un logro en cuanto a competitiva repugnancia).
Pero entonces hay que mirar el lado bueno, el suplicio ha concluido, y ahora podrás sumergirte en alguna otra película que de verdad merezca la pena, alguna obra maestra declarada con buen guión, o simplemente una comedieta más complaciente y, seguramente, mejor que la excelsa película vanguardista que acabas de sufrir.
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Cauldfield
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8
19 de enero de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y ya me gustaría, poseer su elegancia, su ingenio, su encanto, su sentido del humor... El personaje interpretado por George Sanders (y gracias al cual se llevó el Oscar), es de lo mejor de una película casi inmejorable, todo un clásico y un portento en cuanto a guión y actuación se refiere.
Un colosal libreto que perfila perfectamente a cada uno de sus protagonistas, en una historia casi coral, narrada en su mayoría en forma de flashback, siempre salpicada de diálogos y frases para el recuerdo enarbolados por personajes carismáticos tan queridos como odiados (sobre todo en cuanto a la misma Eva, engañosa víbora interpretada con efectividad por Anne Baxter). Una puesta en escena que te sumerge sin remedio en su trama, quizá algo alargada, y que acaba por apasionarte. Un plantel de actores envidiable, con el ya mencionado George Sanders , que saben cómo cautivar al público a la perfección.
Todos estos factores (más la música y el aura de clásico que posee indudablemente) redondean una obra maestra, una de las mejores películas de la historia del cine, a la que quizá sólo se le puede atribuir un fallo, comentado en el SPOILER. Salvo por eso, una auténtica película imprescindible, casi adelantada a su tiempo me atrevería a decir (con el recurso de detener la imagen y el cinismo y sarcasmo salvajes que exhiben en muchas ocasiones los diálogos), y que supone un paradigma sobre la ambición desmedida y el arribismo (recordándome un poco a "Match Point", curiosamente, aunque no en tales extremos como uno que no la haya visto pudiera pensar).
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Cauldfield
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7
24 de septiembre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya personaje tiene que ser el señor Terrence Malick. Había leído tantas veces que si era "un poeta visual", que si un "visionario naturista", y tal y cual, que ya tenía curiosidad por ver si tal fama (en lo que a mí respecta, de aburrido y pedante) era merecida.
Y realmente creo que sí. Sin negar el oficio que indudablemente tiene, no siente el menor interés por entretener al espectador, o por zambullirle en alguna historia que no por más compleja sea menos entendible o disfrutable. A él lo mismo le da, entonces, que el grueso del público se aburra enormemente con sus películas. Como es un artista y eso...
Entre centenares de personajes (interpretados todos por actores reconocidos) a cada cual más desdibujado y redundante, Malick teje un relato, por llamarlo así, supeditado en todo momento a las voces en off más insufribles que he escuchado en mi vida, y no por redundantes sino por su condición artificialmente mística, perlas de ésas que ilustran la miseria y la grandeza de la vida y que acaban por resultar cansinas, incomprensibles y, sencillamente, ridículas. Y que, obviamente, no hacen avanzar la acción absolutamente nada.
Luego, un montón de subtramas que se van acumulando y que adolecen de falta de metraje (nueve horas duraba en principio la peliculita), y un interés que va directamente cuesta abajo acaban por no dejar un buen sabor, por más que (sí, hay cosas buenas), Malick sepa cómo apañárselas con las escenas de acción.
Puede quedar raro, pero el ataque a la colina supera, en mi opinión, al desembarco de Normandía de "Salvar al soldado Ryan". Con menos medios pero con un paisaje natural insuperable, Malick filma una secuencia digna de estudio en toda su extensión, rodada de un modo atípico y, por qué no decirlo, hermoso. Es admirable cómo procede de grabar a un soldado reventado por una granada a filmar el grácil revoloteo de una mariposa que pasaba por allí, por ejemplo. Y sólo por eso (y por otra secuencia posterior también bélica, de un muy conseguido tono trágico), la película se salva para mí.
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Cauldfield
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8
27 de septiembre de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este hombre los tiene cuadrados. Aún sin saberse a ciencia cierta si es que es un genio o sólo un tipo al que le gusta filmar cosas bonitas cual niño jugando con su cámara, no ha dejado a nadie indiferente con una película ciertamente irritante pero, sí, arrebatadoramente bella. Y pretenciosa hasta decir basta, hay que decir. Desde el primer fotograma hasta el último se le notan las ínfulas de ser la película definitiva de la historia del cine, o incluso, de la humanidad.
Así es Malick, al fin y al cabo. Ego no le falta. Igual que a Kubrick. Quizá en el caso del primero pueda resultar más irritante, por lo abiertamente ñoño que resulta (es como si el chaval de la bolsa de American Beauty hubiera deseado estampar en un largo toda la belleza del mundo, que es tal que a veces no puede soportarla), pero no menos efectivo o hermoso. Las imágenes de las que hace gala el film son tan imponentes y poderosas que en variadas ocasiones, y sobre todo gracias a la música en la que les sumen, dejan sin aliento. Y cómo no, hay que destacar en este punto la del origen del universo, sonando una pieza que supongo que se llamará Lacrimosa o algo así, a todo volumen. Los pelos como escarpias.
Es tal el poderío visual de la modesta peliculita que los diálogos acaban por resultar en su totalidad superfluos. De hecho para mí es lo peor de "El árbol de la vida", las voces en off marca de la casa que subyacen en la mayoría de las escenas (y que resultan igual de irritantes que en "La delgada línea roja"), y los nada inspirados diálogos. Las mejores frases son las que ya aparecen en el trailer, y el resto son unos reiterativos: "¿Dónde estás, Dios?", "¿Por qué nos haces sufrir?", "¿Por qué eres tan malo?"... y tal. Nada rescatable. Malick podría probar, digo yo, a hacer una película sin un solo diálogo. Ésa sí que sería su película definitiva... al menos hasta la siguiente que hiciera.
Respecto a si aburre o no, pues supongo que depende de la mentalidad con la que se vea, como dice mucha gente. No nos engañemos, la película no es ni por asomo entretenida (decir algo así sería una locura), pero puede ser perfectamente disfrutable según qué perspectiva. Y aunque la veas desde la adecuada, tampoco implica que no te vayas a remover incómodo en el asiento a comprobar en el reloj la hora. Sobre todo en el final, que es sencillamente horrible y parece acumular más metraje que todas las dos horas anteriores. Ahí es que ya Malick saca la artillería pesada y consigue cabrear hasta a los más voluntariosos. Pero ole sus huevos, qué más da. Si a Kubrick le ensalzan como visionario, ¿por qué a él no?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cauldfield
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