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Críticas de Hombre sin Fe
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
1
28 de diciembre de 2008
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para quien haya visto dos o tres películas bajo las pautas drama familiar o judicial, observa en los primeros veinte minutos de ‘Sentencia de muerte’ lo previsible y rutinario de la trama (por ejemplo, el complejo de inferioridad del hermano menor y el dilema con los padres) hasta llegado un punto donde se desmorona todo, como la credibilidad de los personajes, la veracidad de la acción narrativa y tu propia creencia por el buen cine. Convirtiéndose en una mezcla incoherente de géneros: drama lacrimógeno, acción y thriller, y ciencia ficción como cuando el protagonista está en el hospital y el director decide cambiar la visión a disfuncional. Si al menos se lo tomaran a cachondeo no pasaría nada, te reirías con ellos. Lo malo es que los actores parecen tomárselo en serio. Cogiendo la referencia de ‘Venganza’ de Pierre Morel (en manos de Luc Besson) -nada de comparaciones- ahí el protagonista es un militar que reparte candela. De acuerdo, que es un recurso sacado de la manga porque sí, no obstante aporta credibilidad; y en cambio en ‘Sentencia de muerte’ es una analista de riesgos de una multinacional sin soltarte el rollo ni entrenamiento matabandas.
Prueba de ello, y ahí se ve la mano del director, porque otra explicación no le veo, es la escena del almacén o taller, con unos diálogos sentenciados desde el mismo balbuceo, cuando el protagonista va a comprarle armas a Bones Darley (John Goodman), donde uno se imagina al director (James Wan) llamando al guionista (Ian Jeffers) y pidiéndole que le cree una escena rocambolesca e incoherente para rematar la faena, porque lo que lleva hecho hasta ahora no hay quien se lo crea. ¿Para esto han quedado actores como Kevin Bacon y John Goodman?, ¿para qué se prestan a esto?. ¿Dónde está 'O Brother!'?.
Más triste es la última parte, intentando sacarte un resquicio sensiblero y lastimero a tal bochorno grandilocuente. Por compasión.
Hombre sin Fe
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7
19 de enero de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo sherlockiano de Conan Doyle siempre está rodeado por una oleada imparable de merchandising, aspectos convertidos en tópicos de la importante trascendencia del personaje, la gran influencia en otros productos y la propia leyenda de su sombra.
Habría que fijarse, primeramente, que la película de Guy Ritchie está basada en el cómic de Lionel Wigram, que actualizó los personajes de Conan Doyle, haciéndoles valedores de ciertas cualidades para la batalla cuerpo a cuerpo y manteniéndoles las características por las que se han hecho tan populares. Como ha realizado el propio director con los guiños continuos a los relatos del autor inglés como los garabatos del doctor Watson, la misoginia de Sherlock sobre Irene Adler, las puyas a Scotland Yard y la ausencia del comercial Elemental Querido Watson.

La película tiene genialidades marca de la casa. Escuetas. Pinceladas para una película convencional, de la que no se puede salir de aquello fijado. Para ello habría que introducirse en la mente de Sherlock Holmes. Están las peleas llenas de parafernalia, y sobre todo, el inicio de la película. Trepidante, arrebatador y confuso divertimiento con el manejo de la cámara, adentrándonos en la trama y subyugándonos con la carroza porque no sabíamos a donde nos conducía, al ser de las pocas escenas que se habían librado del mal del tráiler.
El guión se trastabilla por el camino. Saltos forzados de una secuencia a otra, como si hubieran tenido que reducir metraje (¿material extra para la edición en dvd?). Perdiendo fluidez en la narración y dejando atrás obviamente la presentación de los personajes y la comicidad hasta llegar a la parte en la que Sherlock Holmes debe resolver el caso, que sería la parte deductiva. Bien resuelta, todo hay que decirlo.
Hombre sin Fe
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7
24 de noviembre de 2007
9 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sabía lo que iba a ver. Película que copia la premisa de los reportajes que tan de moda están ahora ('España Directo') y el estilo de cámara en mano del 'Proyecto de la Bruja de Blair' y que intenta transportarnos el miedo en primera persona, como si fuéramos el propio cámara (o ayudante de cámara) que graba el reportaje. ¡Qué estamos metidos ahí dentro!.
No son muy buenos ejemplos. Mucho menos en comparación con la película de Balagueró y Plaza, que se convierte desde que entramos en el edificio en un carrusel de histeria, nerviosismo, sangre y vísceras. La cámara no está fija en ningún momento y se agradece esos breves momentos de conversación y sosiego, que nos regalan.

La historia está sacada de '28 días/semanas después' y con ese McGuffin del final, le añade un punto más a la puntuación. Los personajes en algunos momentos están exagerados hasta extremos insospechados; pero le dan credibilidad, ¿quién no estaría igual que los personajes en esa situación extrema?. Y ahí reside, su mayor logro, ser uno más en ese edificio claustrofóbico, en el que no sabes que está pasando ni sabes quien va a aparecer tras la sombra, que cada grito te desgarra la piel. Sientes la tensión. En mi caso, no era medio ni susto, era tensión.

Lo más gracioso estaba en que el resto de la sala, también lo vivía, como si fuéramos una comuna de desconocidos. Cuando había que reírse, nos reíamos. Cuando chillaban, chillábamos. No tenías la sensación que ese terror angustioso, plano a plano, lo vivías y sufrías sólo. Sabías que a los demás les pasaba lo mismo. Cuando respirábamos aliviados salíamos de la sala, porque había terminado la atracción vertiginosa. La película era como una montaña rusa con loopings incluidos.

Tal vez, y sin restarle méritos, porque pocas películas o ninguna consiguen esa tensión pasmódica, le falta originalidad a la trama, al fin y al cabo, es un cómputo de otras. Además debería volver a verla para comprobar si perdurá en el tiempo como una pequeña joya o simplemente es una película para el divertimiento de una noche.
Hombre sin Fe
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7
26 de octubre de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ágora es una de esas películas que me dejan con un sabor extraño, en las que no sé si son buenas o son malas. Hay un elemento que distorsiona la realidad, fallando en la capa básica del producto cinematográfico. Una cosa tengo clara, no es una gran película. Está bien y punto. No llega al nivel del resto de películas de Amenábar.
Para mí, Alejandro Amenábar es el mejor director de cine español que tenemos en nuestros tiempos. Dejando a un lado, la mano de José Luis Cuerda y las miles de conjeturas que puedan circular en su esfera. Tiene películas comerciales, intensas, atractivas y aporta el toque de autor.

Presenta una historia interesante. Mezclando a la perfección el dilema religioso, científico, moral y sentimental en una época histórica, que es el hándicap de la película. Quiero decir, no se centra en los personajes, ni el guión ni en los acontecimientos, ni en los efectos especiales, carece de la omnipotencia de la protagonista porque la trama fluye al ritmo de la historia antigua.

Los fallos o aquello que no consigo asimilar es el pastizal que se gastaron o que dicen que se gastaron, cuando tienes que tragarte una primera mitad (el corte temporal con una nueva explicación de los cambios históricos) al estilo de películas de sobremesa. Cambia el etalonaje, escenas de acción flojas o mal rodadas, cutrez en los saltos entre la visión del planeta Tierra al callejero de Alejandría y la rapidez de las letras con el zoom in para continuar con el desarrollo de la película. En este punto, me contradigo porque la película va a mejor cuando termina la primera batalla entre paganos y cristianos desde un plano cenital vemos como los asaltantes van a una mayor velocidad como en el cine mudo, que sirve como conductor del paso del tiempo.
En ese momento álgido la acción se vuelve voluble, temiéndote el final y queriendo saber hacia donde girará todo. Asciende cuantiosamente por los conflictos políticos y religiosos, la evolución del mundo, la relación del trío amoroso con Hypatia y la propia personalidad inmutable que se mantiene fija -tozudez e inquebrantable- de la protagonista femenina.
Los tiras y aflojas son el sentido y la grandeza de la película, que por otra parte, no tiene la impronta del director; excepto en contadas ocasiones como el sentido de humor en relación a las discusiones filosóficas, el pañuelo de sangre y algún diálogo perdido por ahí. El resto podría haberlo hecho cualquier otro director de categoría y seguiría siendo una buena película.
Hombre sin Fe
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7
8 de febrero de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía uno o dos años, que le había hablado del libro en el que se basa la película, o eso dice mi pareja, y a mi parece que sí. Me hubiera encantado leerlo antes de verla, porque así hubiera sido yo mismo, quien con mi imaginación me hubiera adentrado en el mágico cuento, como te sientes en los primeros fotogramas.
Rebosa amabilidad en tonalidades ocres, personajes entrañables y frases con moraleja como la de la muerte, que te das cuenta del privilegio que tiene Benjamin Button por aprender de las experiencias de la gente mayor en un cuerpo demacrado por el paso del tiempo y un espíritu joven. Esa sensación se invierte al dolor punzante cuando se reencuentran los protagonistas. Ahí es cuando la película crece magistralmente, elevándose a altas cuotas, con la madurez del personaje de Brad Pitt, haciéndote partícipe de ella, comprendiendo la dimensión espiritual del ser humano y el último viaje en su microcosmo de soledad y ver lo que vas dejando atrás.

Si hay un punto donde puede flaquear la película es en la duración; pero se ve la mano del director en ese juego continuo cambiando de narrador, con la introducción viva de Daisy en el hospital, la lectura del cuaderno por su hija, el relato en primera persona de Benjamin Button dirigiéndose a su relación con Daisy, sus propias experiencias y pasar al deseo de conocer a su hija, hablándole a ella hasta que le pasa el peso de la narración a Daisy; más los breves regalos del hombre rayo, lo que podría haber sido y la despedida.
Hombre sin Fe
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