Película sobre un padre que confía a sus hijos el secreto del botín que ha robado antes de que lo atrape la policía, luego en la cárcel Robert Mitchum se entera de ello y cuando sale se dirige a la casa con el único objetivo de que los niños le revelen el secreto. Mitchum es un criminal que se hace pasar por predicador. Los niños tiene que cuidarse de este predicador por su cuenta y se escapan río abajo hasta que son acogidos en otra casa. La película está rodada con un estilo eminentemente clásico que la hace parcer a día de hoy demasiado cándida como para dar miedo. Parece que Laughton era bastante creyente. No creo que esta película sea una obra maestra, ni mucho menos, pero es una película que está bien. Creo que Laughton se inspiró en el cuento de Barba Azul para filmar esta cinta. Lo más valorable de esta película es la ternura que Charles Laughton parecía profesar hacia los niños, de los que hace una apología, y en particular la niña protagonista resulta adorable. De todas maneras Charles Laughton era un genio y non andará muy desencaminado aquél que lo considere el mejor actor de la historia.