Nos encontramos ante una nueva película con toques románticos que en esta ocasión introduce ciertas variantes como es el tema de la ceguera.
Un hombre ciego consigue encontrar el amor en una joven arquitecta que vive obsesionada por el trabajo, y nunca se ha parado a disfrutar de la vida. Él la salvará de un mundo infeliz gracias a que le enseña a escuchar y a sentir. Ella le querrá regalar en compensación la vista.
La película aunque se centra en el tema romántico con una base bastante trillada, he de reconocer que tiene ciertos aspectos que se despegan de otros films similares. Todo el tema de la ceguera está muy bien llevado, y como afecta a la vida de los protagonistas tanto para bien como para mal. Sin lugar a dudas esto es lo más destacable.
No obstante, debo decir que la historia no consigue despegar en ningún momento, y tampoco consigue conectar con uno salvo por ciertos momentos que resultan emotivos. Uno tiene la sensación de encontrarse en algunas ocasiones con una película de sesión de tarde, ya que ese romanticismo con el que se expone la historia no llega a profundizar.
Con respecto a las actuaciones debo decir que la única que sobresale es Mira Sorvino. Ella es una actriz que el cine no la ha tratado muy bien, y es una pena, porque normalmente su trabajo es bastante bueno.
En referencia a Val Kilmer debo confesar que nunca me ha parecido buen actor, y en esta ocasión tampoco me parece que realice un gran trabajo. Pienso que se encuentra en una tesitura bastante floja, y salvo algún que otro destello puntual, no consigue estar a la altura de su compañera.
En fin, nos encontramos ante un film del que sinceramente me esperaba mucho más. Uno se queda con una sensación de que se le podía haber sacado mucho más partido a esta historia de amor, la cual se queda un poco desinflada y que solo sale de su letargo gracias a algunas escenas sueltas.