Interesante propuesta la que nos trae “Yo soy tu mujer”, una película sobria, de vez en cuando sombría, estética cuidada, con un punto de interés constante y que tira de recursos conocidos para mantener el ritmo de la trama. Pero todo esto es solo la punta del iceberg en comparación con la construcción de un personaje protagonista que lo lidera todo.

La película no esconde las cartas al principio, la protagonista debe huir casi de repente con su hijo y a partir de ahí la acción se sucede a cada paso. Sin embargo, todo el que se imagine una huida a toda velocidad deberá tener paciencia, porque todo ocurre de manera tranquila y sosegada excepto en un par de momentos. Este ritmo le viene bien al argumento, recordando otras películas del género que generan expectación por lo que vendrá a continuación.

Brosnahan, que también ejerce de productora, interpreta a una protagonista en apariencia frágil y contenida, pero que desarrolla el personaje de tal manera que su transformación al final hace que no parezca la misma. Una buena interpretación que se complementa bastante bien con el resto de personajes, completando un sólido reparto que le da credibilidad a la película.

En cuanto al argumento, es sencillo pero eficaz. Con un punto de partida simple en el que el espectador observa e intuye lo que ocurre, pero no conoce exactamente el por qué, la historia nos guía por un camino marcado repleto de puntos de inflexión, sobre todo para la protagonista. Poco a poco la historia nos introduce en una red que puede romperse con cierta facilidad, pero que aguanta bien mientras cobra.

A pesar de que “Soy tu mujer” parezca un típico thriller con la protagonista huyendo de los enemigos de su marido, en realidad la película explora el crecimiento de una mujer que ha vivido siempre a la sombra de un marido con negocios turbios, y que de repente debe aprender a confiar en sí misma y sobre todo en lo que es capaz de hacer y soportar porque en el fondo es más fuerte de lo que imaginaba. Toda una declaración de intenciones.