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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Comedia. Drama Aclamada comedia negra que relata la historia de un joven de buena familia obsesionado con la muerte, hasta el punto de que su pasatiempo favorito es probar diferentes métodos de suicidio. Obtuvo excelentes críticas. (FILMAFFINITY)
30 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película cuenta la historia de un joven de buena familia pero salud frágil, Harold (Cort), con una madre fría, descuidada y absorbente (Pickles) que no aporta ningún tipo de afecto a su hijo y cuyo empeño principal es casarlo a toda costa.

El siempre interesante y original director Hal Ashby (1919-1988), hace desde mi modo de ver una meritoria labor con esta su segunda película, película difícil de catalogar, que supo dirigir con un gran sentido del humor, un tempo apropiado y un excelente ritmo narrativo. En realidad Ashby consigue realizar una película extraordinaria, insólita, muy recomendable por su comicidad estrambótica y negra, por su vitalidad y la filosofía subyacente.

Es excelente el guión de Colin Higgins, que adaptó una novela homónima suya. Un libreto genial al que le cabe todo tipo de interpretaciones y mensajes subterráneos que van más allá de lo anecdótico para convertirse en un credo ideológico y un sistema de vida a seguir. La banda sonora adapta música de tres compositores. Quizá la más llamativa sea la de Cat Stevens y su orquesta que interpretan nueve canciones propias, de las que dos (“If You Want to Sing Out, Sing Out” y “Don’t Be She”) las compuso para esta película. Pero igualmente son importantes el corte dedicado al “Concierto para piano” de Tchaikovsky; y se añaden dos breves cortes del vals “El Danubio azul”, de Johann Stauss. La fotografía de John A. Alonzo en color es muy meritoria, con imágenes surrealistas, de gran dinamismo, mordaces, patéticas, lúgubres y luminosas.

El reparto es extraordinario, con una Ruth Gordon maravillosa en el rol de abuela vital y llena de experiencia que borda su trabajo y azuza al espectador a desear ser joven y animoso, siendo que quien habla es una anciana de casi 80 años. El caso es que Gordon interpreta con auténtica credibilidad este personaje entre sabio, animoso y genial. Pero Bud Cort no le va a la zaga; su físico y bien hacer trazan de manera genial el personaje de un joven atraído por el tema de la muerte y desesperado por la absorbente y ambivalente madre que tiene. Este papel de madre histérica e inestable lo firma con gran maestría Vivian Pickles, que casi sin que se le mueva un pelo, sabe poner su cara y su talante en aras a un papel difícil de interpretar, porque daría mucho a la sobreactuación, cosa que la Pickles no hace. El resto, Cyril Cusack (muy bien), Charles Tyner (excelente como siempre, en este caso en su rol de militar facineroso), Ellen Geer y Tom Skerritt, todos muy bien.

Comedia negra, drama y sátira social, que se rige por la atracción de los opuestos. O sea, el taciturno y sombrío Harold se siente irremediablemente atraído por una anciana jovial y divertida, sin prejuicios y nada convencional en asuntos como el sexo o la edad. Ante todo ama la libertad, volar libre como un pájaro. Harold queda maravillado por esa visión tan singular del mundo. Y es que en realidad, Higgins, el guionista, sabe invertir los roles de los jóvenes y de los ancianos, como fórmula de humor y medio satírico contra el escepticismo de la juventud de los 70 (guerra del Vietnam, etc.). Maude, la anciana, es lo que suelen ser en lo tópicos los jóvenes: pacifista, internacionalista y defensora de las causas nobles. Por el contrario, el joven Harold es serio, carente de ideales y vive encerrado en su casa.

La protagonista Maude propone superar los miedos para hacer realidad la felicidad: miedo a crecer, a envejecer, a morir, a la vida y al propio cuerpo. De manera que su recomendación para Harold es que crezca como oportunidad de gozo y felicidad, que sepa envejecer sanamente para comprender mejor a los demás y al mundo, que afronte la muerte como colofón de la vida, vida que hay que vivir en plenitud; y que viva el cuerpo como fuente de gozo y satisfacción.

Mi recomendación es que la veas. No creo que te decepcione, sobre todo si eres una persona sensible y con ansias de volar en un mundo como el que nos toca, plagado de artificios, que adora al dios dinero y que se sirve para acompañar estas pestilencias de hamburguesas hormonadas, vegetales transgénicos y refrescos hipercalóricos.
Kikivall
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