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Enséñame a vivir

Comedia. Drama Aclamada comedia negra que relata la historia de un joven de buena familia obsesionado con la muerte, hasta el punto de que su pasatiempo favorito es probar diferentes métodos de suicidio. Obtuvo excelentes críticas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 69
Críticas ordenadas por utilidad
31 de marzo de 2009
113 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segundo largometraje del realizador Hal Ashby (1919-1988) (“Bienvenido Mr. Chance”, 1981), actualmente considerado como film de culto. El guión, el primero de Colin Higgins, adapta el relato que el propio Higgins había escrito como parte de su tesina de graduación universitaria y que luego amplia y publica (1971) como novela bajo el título “Harold and Maude”. Se rueda en localizaciones del área de San Francisco (CA) y en Paramount Studios, con un presupuesto estimado de 1,2 M USD. Producido por Colin Higgins y Charles B. Mulvehill para Paramount, se estrena el 20-XII-1971 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en el área de San Francisco (CA) a lo largo de algo más de una semana del invierno de 1971. Harold Chasen (Cort) es un muchacho de 19 años, solitario, taciturno, de familia acomodada y salud frágil, que vive obsesionado con la muerte. Finge su suicidio de muy diversas maneras (ahorcamiento, disparo de arma de fuego, hara-kiri...) para llamar la atención de su madre (Pickles), fría, descuidada y dominante, que no le presta ni la atención ni el afecto necesarios. Se entretiene visitando cementerios y asistiendo a funerales y entierros de personas desconocidas, donde coincide con Maud (Gordon), de 79 años, viuda, vitalista, alegre y fantasiosa. Maude, cuyo nombre completo es Marjorie Chardin, es austriaca de nacimiento y superviviente de un campo de exterminio nazi durante la IIGM.

El film suma comedia negra, drama y sátira social. Desarrolla una insólita historia de amor, poco probable, simpática e inolvidable, entre un joven de 20 años y una anciana excéntrica y jovial de 80. Invierte los papeles de los jóvenes y de los ancianos como recurso humorístico y como medio de sátira del nihilismo de la juventud de los años 70 (guerra del Vietnam). Maude es pacifista, internacionalista y aficionada a defender los grandes objetivos comunes de convivencia, como la libertad y la justicia. Necesita vivir en contacto con la naturaleza. Harold es su polo opuesto. Introvertido, serio, ajeno a propuestas idealistas, vive prácticamente encerrado en su casa.

La amistad entre los dos protagonistas, que deriva en amor por parte de Harold, se basa en la dinámica de la atracción de los opuestos. En este sentido Maude facilita al chico el descubrimiento de un mundo desconocido para él: el mundo en el que reinan el optimismo, la ilusión, las ganas de vivir, los deseos de aprovechar todos los motivos de gozo de la vida. Maude le hace cantar, bailar, tocar el banjo, divertirse, amar a todos los seres vivos (gorriones, árboles...) y a admirar la belleza que hay en el mundo al alcance de todos (vuelo de gaviotas, paisaje...). Atolondrada y temeraria en la conducción del coche, siente pasión por la velocidad, las nuevas experiencias, la amistad y el amor. Maude devuelve la vida a Harold, hasta entonces muerto en vida.

(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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2 de agosto de 2007
99 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos películas tiene Hal Ashby que le señalan sobre las demás como un director sobresaliente y originalísimo: "Harold and Maude" de 1971 y "Being There" de 1979. De esta última ya hice la crítica hace pocos días, ahora voy con "Harold y Maude".

Se trata de una película extraordinaria donde los haya, especial y poco común, una "rara avis". Grandiosa la panorámica del cementerio verde con cientos de lápidas verticales alienadas que dan la sensación de inmensa pintura de flores blancas. La música, al estilo de otros film de finales de los años sesenta (p.ej. "Cowboy de medianoache"), es muy sugestiva y pegadiza, una banda sonora que por volver a escucharla nos apuntaremos de nuevo a visionar la película.

Los diálogos están en consonancia con la época de fuertes movimientos libertarios en EE.UU. a favor de la igualdad de derechos y protestas pacifistas que fueron reacción al desastre militar en Vietnam; todo ello acompañado de la filosofía "hippy" o clásica latina del "carpe diem", es decir, el aprovechamiento gozoso de la vida día a día con consciencia de provicionalidad en un organismo que se deteriora y muere en poco tiempo. Así, puede escucharse a la vieja Maude (Ruth Gordon) hacerle la siguiente justificación al joven Harold (Bud Cort) de por qué ella roba coches para trasladarse de un lugar a otro: "La personas no deben molestarse porque crean que poseen algunos objetos, yo me limito a actuar de recordatorio: HOY ESTARÁS AQUÍ Y MAÑANA NO ESTARÁS, NO TE AFICIONES A LAS COSAS." O predicas formativas en el sentido de hacerle comprender al joven lo importante que es buscar y experimentar la felicidad existencial: "Aspira a superar la moralidad, si aplicas eso a la vida la disfrutarás mucho." Y todo ello, animando al muchacho a que venza los miedos que nos rodean siempre amenazadores para domarnos y hacernos a través de las leyes, la policía, los jueces y todas sus amenazas legales, hacernos ordenados y controlables. Maude le inculca a Harold, como persona ya experimentada y vivida, que si quiere vivir la vida gozando de sus frutos más sabrosos, tiene que arriesgarse y saltarse normas: "Toda la gente importante ha estado en la cárcel".

En definitiva, una película digna de estudio y visión, un film recomendable por su humorismo y vitalidad, por su mensaje ontológico a SER "sacando los pies del tiesto".

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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2 de mayo de 2010
68 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
En "Harold and Maude" hay referencias a la guerra, a los suicidios, al complejo de Edipo, a la vejez, a los campos de concentración y a la muerte. Es una comedia vitalista.

En "Harold and Maude" los protagonistas son un chaval menor de edad y una anciana con mucha marcha. Son amantes.

En "Harold and Maude" hay persecuciones a toda mecha con árboles robados, un desfile de novias que huyen espantadas de Harold y una sesión con narguile a cargo de Maude. Es un drama sobre la muerte.

No, "Harold and Maude" no es una película fácil de catalogar, por suerte. Ha caído sobre ella un halo de nostalgia hippie que la favorece y se suma a la extraña alquimia de elementos que hacen que su visión sea una experiencia única. Dulce, divertida, siniestra, mórbida, triste y romántica. Extraña.

Si no la terminas sonriendo de oreja a oreja, ten cuidado: puede que estés muerto.
Neathara
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7 de enero de 2010
64 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera estrella (Harold): Un joven adinerado de veintiún años apático, sin energía, sin ganas de conocer vida, y con síndrome de Edipo cuya mayor preocupación es fingir suicidios para llamar la atención de su madre. Harold viste como un adulto y cuidadosamente elije el vestuario en concordancia con su psicólogo.

Segunda estrella (Maude): Una mujer casi octogenaria, llena de alegría y de vida. Inquieta y activista en sus años mozos. Antigua inquilina de algún campo de concentración (sutil plano del brazo de Maude). Extrovertida y de carácter delictivo. Coleccionista de gadgets y minutos de vida.

Hal Ashby revuelve las apariencias en años hippies. Cuando se vivía con efervescencia la juventud y ser maduro o cuarentón se suponía ser formal, cristiano y buen padre de familia. Será aquí, en este revuelto de personalidades, donde el guión gana de calle. Porque bien podía el inconformista e incómodo Ashby tirar de prejuicios y lugares comunes para retratar la sociedad y en lugar de ello la vida parece escapársele a la lozana juventud.

Ashby elije cuidadosamente cada plano de esta película. Empieza con un seguimiento de Harold casi a ras de suelo donde de manera indirecta nos muestra la opulenta casa, la forma de vestir de este, y el sentido de humor negro que contemplaremos durante el resto de metraje. Ashby no sólo consigue planos de enorme belleza en atardeceres, acantilados o campos de girasoles, sino que destapa oficio en planos interesantísimos en la consulta del psicólogo o en la abarrotada casa de Maude, por ejemplo.

Luego llegará el amor. La parte que muchos tachan de inverosímil. El militar, el psicólogo y el párroco (los tres poderes de los EUA por aquellos años de guerras entre arrozales, donde el político era vilipendiado sin compasión) intentan desaconsejar al chico de la idea. Pero me quedo con el último:
“Faltaría a mis obligaciones si no te dijera que la idea del coito y de tu firme y joven cuerpo retozando con su carne marchita, sus pechos caídos y sus fofas nalgas hacen que quiera vomitar”.


No es baladí. A día de hoy con tanta libertad sexual, algunos espectadores sentirán ganas de regurgitar su última cena. Harold y Maude siguen siendo estrellas fugaces. Y entre la incomprensión que regenta este mundo, ellos se han encontrado en este universo caótico. La edad, religión, sexo... son sólo cuestiones de mera importancia. Ambos brillarán tan solo un breve espacio de tiempo. Mientras uno exista para el otro, seguirán brillando. A los demás... sólo nos queda contemplarlo.
Chagolate con churros
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23 de septiembre de 2006
63 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
Increíble película en la que dos seres a cual más raro, y de edades en teoría para no tener nada en común, comparten una obsesión por la muerte: él ensayándola, y ella habiéndose ya citado en firme. Juntos viviran momentos intensos, bellos, y de una sabiduría infinita. Esta cinta está muy avanzada a su tiempo, con un humor negro sobresaliente y poco visto, gags que van de lo macabro a la más pura inocencia, y unas actuaciones del todo correctas, aunque en el caso del chaval lo mejor para su papel es la jeta que Dios le dió, una combinación entre Camilo Sesto (como ya apunta el señor pato), Chuky el muñeco diabólico, y David Meca. Una cara rarísima, vaya. A destacar también otros personajes secundarios como la madre del muchacho, pija y dominante con una extraña afición a cubrirse la cabeza con pelucas, sombreros, gorras y lo que haga falta, y el tío militar de los de la vieja usanza, manco pero con truco para saludar y una obsesión morbosa por la guerra.

Totalmente recomendable por ser del todo innovadora y original, por tener una banda sonora exquisita a cargo de Cat Stevens (de cuando usaba la cabeza y la boca para parír genialidades, y no las imbecilidades mayúsculas de después), por su sentido del humor del todo inteligente, y por ser una historia absolutamente atípica, extravagante y genial, con un final de lo más adecuado y sorprendente.
Kingo
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