Era de las últimas películas de Miyazaki que me quedaba por ver. En la cuarentena me agarró una especie de síndrome Miyazaki y me vi varias de un tirón.
Kiki, entregas a domicilio, es parte de una etapa anterior al camino que tomará Studio Ghibli desde El Viaje de Chihiro en adelante. Kiki, me pareció que es el camino de la amistad y la inocencia que reina también en el film anterior del director, Totoro. Pero cuando digo inocencia no es algo menor, o pobre si se quiere sino ese lugar que abre al camino de lo desconocido o mejor dicho del aprendizaje. Ese aprendizaje que va trazando Kiki, desde que sale de su casa para llegar a una ciudad que desconoce, es lo que más me quedó de la película. Cómo esa travesía es la introspección para crecer y descubrirse.
Algo que también me parece interesante es que retoma en su técnica de animación, y en la propia historia, a la vida cotidiana trastocada por lo fantástico. La brujería no es algo anormal en la ciudad, pero ellos viven el común entendiendo que la brujería es parte de su mundo. Como Hiyao utiliza los seres fantásticos me parece que es de lo más fascinante en sus historias. No sabes para donde va a seguir la trama o que personajes nuevos pueden irrumpir de repente.
En Kiki, entregas a domicilio incurre como en toda la filmografía del director el mundo de la aviación. En el film el personaje principal puede volar, ya que es una bruja; como así también incurren dirigibles, y aves que también van a ser parte de la historia. Miyazaki es alguien trascendido por la aviación y todo lo que pueda volar. En “Se levanta el viento” pone toda su imaginación y su vida en lo que ha sido para el director los aviones. Un gran film que recomiendo.
Ah...Y el extra, es la compañía de NIcky, Jiji su gato. Hacen una gran dupla, dando una frescura particular a la historia. Los gestos del personaje del gato técnicamente son muy entrañables y humorísticos.
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