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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
10
Musical. Drama Teyve, el lechero de un pueblo ucraniano, vive feliz con su esposa y sus cinco hijas, todas ellas solteras. Una tarde, mientras hace el reparto, conoce a Perchick, un pobre estudiante de Kiev con ideales revolucionarios. Los dos simpatizan, y Teyve le ofrece casa y comida a cambio de que le dé clases a una de sus hijas. Al mismo tiempo, Lazar Wolf, un rudo carnicero que se ha quedado viudo, pide a Teyve la mano de su hija mayor. (FILMAFFINITY) [+]
9 de enero de 2019
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primeramente quiero decir que no debéis hacer ningún caso de la crítica que realiza El País y que se ve al inicio de esta ficha. Eso de que es una película pesada de judíos cantarines es una absoluta chorrada.
Estamos, en mi opinión, ante otro de los grandes musicales de la Historia. Con una trama que tiene enjundia, nos cuenta la historia de un pobre lechero judío, padre de cinco hijas casaderas, que vive en una remota aldea de Ucrania, en 1905.
Allí conviven una pequeña comunidad judía con otros gentiles, más o menos de manera pacífica, aunque sin mezclarse entre ellos.
Toda la historia nos la cuenta Topol, el protagonista, quién en sus reflexiones dirigidas a Dios, nos hace partícipe de sus preocupaciones por lograr un buen matrimonio para sus hijas que les saque de la miseria y, como buen judío, nos advierte de la razón que ha hecho posible que su comunidad haya pervivido durante siglos, en unos entornos tan hostiles hacia ellos, logrando no caer del difícil equilibrio de la convivencia y la preservación de su identidad y religión en un mundo ajeno para ellos.
Y la razón no es otra que..., mantener la Tradición. Así, la película nos muestra los denodados esfuerzos que realiza nuestro pobre lechero, porque todo funcione a la manera que durante siglos ha funcionado. Pero todo le sale rana. Las hijas, poco a poco, le irán rompiendo sus esquemas cuando se vayan enamorando de quien no procede, haciendo que sus queridas tradiciones se vayan al carajo, teniendo que amoldarse al mundo que está por venir.
Tenemos pues, un retrato de costumbres soberbio, con mucho sentido del humor, además de unos magníficos apuntes de la situación social de la Rusia zarista, cuando ya soplaban los vientos de la revolución bolchevique y un nuevo éxodo judío estaba por llegar.
Todo esto nos lo cuentan de una manera que, repito lo dicho más arriba, a mí no se me hizo pesada en absoluto. Es más, los monólogos que Topol se casca, me resultan de lo más interesante ( es un lechero muy filosófico ), compartiendo con nosotros esa sabiduría llana y popular, llena de humor, del hombre viejo y pobre, pero lleno de experiencia.
Y ahora sí. Vamos a hablar de la excelente música. Con unos números musicales estupendos, perfectamente integrados en el argumento del film, no podría mencionar sólo uno, nos transporta a esa lejana época y a esa cultura, haciendo que tengamos una película ( por su tema), muy poco vista y una música que penetra en el corazón y permanece en el recuerdo para siempre.
Ésta, aún siendo una de las grandes del género musical, observo por los votos recibidos que no ha sido muy vista y me parece una pena. A los amantes de este género y también a los demás por qué no, se la recomiendo vivamente.
Eso sí. Insisto, como insisto con todos los musicales que la veáis con las canciones subtituladas. Son una parte muy importante del argumento y si no, vais a mutilar gran parte del film.
Izeta
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