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Voto de Javier Alonso:
8
Drama. Romance. Ciencia ficción Charly Gordon (Cliff Robertson) sufre un retraso mental, pero se somete a una delicada operación quirúrgica que elimina sus limitaciones. Convertido en un hombre normal, se enamora y vive feliz, pero llega un día en que los efectos de la operación empiezan a desaparecer. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que no he leído el libro, pero tengo entendido que es muy bueno. No quiero entrar en el sempiterno tema de libro vs. peli, basta explicar que la película es conmovedora, estimulante, entretenida, filosófica a ratos, y algo extraña en ciertas partes, por lo poco ortodoxo del montaje. Muy interesante en conjunto, tanto por la ejecución, como por el tema que plantea: Charlie es un discapacitado intelectual adulto, al que le proponen someterse a una operación para activar su inteligencia, mediante un programa experimental que tuvo éxito en ratones. Él accede porque piensa que siendo más listo va a ser más feliz.

Durante la primera parte de la película podemos ver la triste vida del protagonista: las bromas crueles a las que le someten sus compañeros de trabajo, el dolor y rabia que experimenta al fracasar ante un ratón que le supera resolviendo laberintos, su patética vida en un departamento pequeño y destartalado... Charlie es un hombre de buen corazón, cuyo único delito es ser tonto. El mundo es así de injusto.

Finalmente la operación resulta ser un éxito y sus capacidades intelectuales comienzan a desarrollarse. A medida que se va volviendo más inteligente, su vida cambia, y sus respuestas emocionales maduran. Así comienza un viaje psicodélico en plan hippie (esto se muestra de forma muy conceptual a través de escenas de estética underground), más tarde entabla una relación sentimental con su tutora, objeto de su deseo, y por último empieza a demostrar hastío y escepticismo hacia la sociedad que le rodea. Tristemente comprueba que ser más listo que los demás puede aislarte del mundo igual que ser tonto.

El drama explota al final, cuando Charlie descubre que Algernon, el ratón de laboratorio que fue sometido su mismo tratamiento que él, ha muerto como consecuencia del mismo, y que el proceso revierte en humanos, de modo que volverá a ser tonto de nuevo. En ese momento empieza a experimentar la impotencia de saber que perderá todo lo que ha ganado sin remedio. Su vida desaparecerá, él desaparecerá, quedará apenas como recuerdo en la mente de los otros. Volverá a ser de nuevo el insignificante e ingenuo Charlie.

Como detalle personal, explicar que vi la película siendo niño y me impactó sobremanera. Volví a revisarla recientemente y me sorprendió comprobar es tal y como la recordaba. En ambas ocasiones experimenté el mismo entusiasmo y la misma frustración que el protagonista. Y también sentí el mismo estremecimiento con la escena final: Charlie columpiándose en un parque infantil, con los ojos de un niño que perdió su capacidad de entender el mundo para siempre.
Javier Alonso
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