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Voto de dracul:
10
8,4
99.061
Drama. Romance
Años 40. A consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, Casablanca era una ciudad a la que llegaban huyendo del nazismo gente de todas partes: llegar era fácil, pero salir era casi imposible, especialmente si el nombre del fugitivo figuraba en las listas de la Gestapo, que presionaba a la autoridades francesas al mando del corrupto inspector Renault. En este caso, el objetivo de la policía secreta alemana es el líder checo y héroe de la ... [+]
29 de julio de 2010
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casablanca es una película mítica, inmensamente famosa, altamente reconocida. Pero eso no es lo que me atrae de ella, de hecho me suele molestar que mis películas preferidas sean demasiado famosas o reconocidas, aunque a veces es inevitable.
He leído todas las críticas adversas a la película (siempre leo las críticas que opinan lo contrario a mi) para replantearme, como suelo hacer, si en realidad es Casablanca una obra maestra. Lo es. ¿Por qué?.
Fundamentalmente, y es la causa que siempre me ha cautivado, por la relación durante todo el film entre Bogart y ese pedazo de actor que es Claude Rains. Se nota a la legua que el final es improvisado e intencionadamente romántico, pero quizá, más que quizá casi seguro, es genial por motivos ajenos a los pretendidos en el momento de su realización: el verdadero amor de Bogart es Rains.
Aparte de ello, Casablanca contiene un humor exquisito y sútil que está muy por encima de la exagerada historia de amor entre Bogart y Bergman (muy romántica, muy comercial) que es lo más convencional del film.
El personaje de Bogart no es un tipo sin alma como dicen por ahí, sino un hombre complejo que se debate entre una mujer y sus ideales, y que no quiere reconocer su amor ni a la una ni a los otros, porque ahora juega otro papel. Todo eso le produce los cambios repentinos y decisiones inesperadas, es decir, esas cosas que pasan cuando uno está nervioso, indecison y celoso, y pretende no parecerlo.
Además de ello, el resumen de la extraña maestría de esta extraña obra maestra se puede resumir en una escena.
He leído todas las críticas adversas a la película (siempre leo las críticas que opinan lo contrario a mi) para replantearme, como suelo hacer, si en realidad es Casablanca una obra maestra. Lo es. ¿Por qué?.
Fundamentalmente, y es la causa que siempre me ha cautivado, por la relación durante todo el film entre Bogart y ese pedazo de actor que es Claude Rains. Se nota a la legua que el final es improvisado e intencionadamente romántico, pero quizá, más que quizá casi seguro, es genial por motivos ajenos a los pretendidos en el momento de su realización: el verdadero amor de Bogart es Rains.
Aparte de ello, Casablanca contiene un humor exquisito y sútil que está muy por encima de la exagerada historia de amor entre Bogart y Bergman (muy romántica, muy comercial) que es lo más convencional del film.
El personaje de Bogart no es un tipo sin alma como dicen por ahí, sino un hombre complejo que se debate entre una mujer y sus ideales, y que no quiere reconocer su amor ni a la una ni a los otros, porque ahora juega otro papel. Todo eso le produce los cambios repentinos y decisiones inesperadas, es decir, esas cosas que pasan cuando uno está nervioso, indecison y celoso, y pretende no parecerlo.
Además de ello, el resumen de la extraña maestría de esta extraña obra maestra se puede resumir en una escena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En el bar de Ricks, los oficiales alemanes entonan el himno de su nación, apoyados por parte de la parroquia.
Laszlo irrumpe y solicita a la orquesta que toque la Marsellesa. En ese momento el encargado mira a Bogart que asiente; ya hemos entendido sin necesidad de palabras la verdadera personalidad romántica de Bogart, de la que tanto se mofa Rains.
Suena la Marsellesa y la otra mitad de la parroquia se levanta. ¡Es la guerra!. Una situación particular que refleja la situación del mundo.
Ante el suceso, el oficial alemán manda a Rains cerrar el bar. Bogart pide explicaciones y Rains alega: 'qué verguenza en este lugar se juega' al mismo tiempo que un empleado le entrega sus ganancias.
GENIAL.
Laszlo irrumpe y solicita a la orquesta que toque la Marsellesa. En ese momento el encargado mira a Bogart que asiente; ya hemos entendido sin necesidad de palabras la verdadera personalidad romántica de Bogart, de la que tanto se mofa Rains.
Suena la Marsellesa y la otra mitad de la parroquia se levanta. ¡Es la guerra!. Una situación particular que refleja la situación del mundo.
Ante el suceso, el oficial alemán manda a Rains cerrar el bar. Bogart pide explicaciones y Rains alega: 'qué verguenza en este lugar se juega' al mismo tiempo que un empleado le entrega sus ganancias.
GENIAL.