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España España · Granada
Voto de Nadja:
6
Drama En Luisiana, un hombre adulto de nombre Antonio, coreano adoptado y criado en Estados Unidos, se ve obligado a enfrentarse a su pasado -y lo que significa para su propio futuro y el de su familia- cuando de manera inesperada se enfrenta a la deportación.
19 de noviembre de 2021
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El actor Justin Chon que ya lleva varios años dirigiendo películas elige en esta ocasión narrar una trama ficticia que se respalda en montones de historias reales de inmigrantes adoptados en Estados Unidos que por un vacío legal y problemas burocráticos se ven de pronto en la situación de tener que ser deportados del país en el que han pasado toda su vida y en el que han establecido lazos (incluso formado familias) para ser devueltos a su país de nacimiento ( un lugar por completo desconocido para ellos y en el que no les espera nada ni nadie).


En esta historia dramática que dirige y cuyo guion escribe, nos presenta a Antonio, un coreano-estadounidense que fue adoptado con pocos meses de vida, pasando prácticamente toda su existencia en los EEUU. Allí, ha establecido una familia formada por su mujer Kathy, su hijastra Jessie(con la que mantiene un vínculo paterno filial más fuerte que el que la propia niña comparte con su padre biológico), y él bebe que Kathy espera. La familia vive en un claro estado de precariedad laboral, tanto Antonio como Kathy trabajan, pero les cuesta horrores afrontar la situación que se les avecina y mantener unida a la familia.


Ya en los primeros minutos podemos entrever un poco hacia dónde va a dirigir la historia Chon, cuando Antonio tiene una entrevista con el dueño de una tienda y este le demuestra su rechazo por ser inmigrante y por tener antecedentes penales con un par de frases demoledoras. Chon presenta a una gran parte de la sociedad estadounidense, en la que se encuentran incluidos policías e incluso la suegra de Antonio, como racistas de manual. De este modo, Antonio no solo debe hacer frente a una situación extremadamente injusta como su deportación, sino que también debe lidiar con el acoso y el rechazo de una sociedad que no lo acepta por su origen.


Unida a la trama principal, se encuentran desarrolladas una serie de historias secundarias que apoyan y enriquecen el relato principal, como es la de Parker. Una joven vietnamita que padece una enfermedad terminal y que carga una historia a sus espaldas que demuestra lo caro que puede salir el sueño americano de miles de personas que tuvieron que sacrificar demasiado para llegar al falsamente apodado ‘’país de los sueños y la libertad’’. Todo para darse de bruces con una realidad que no es demasiado hospitalaria o comprensiva.


La cinta está encabezada por un elenco de actores bastante creíbles en sus papeles. Justin Chon vuelve a demostrar que el ‘’yo me lo guiso, yo me lo como’’ le sale bastante bien, abordando un papel dramático y conmovedor. Alicia Vikander realiza una interpretación igual de lograda y Sídney Kowalske destaca en los momentos más tiernos y conmovedores de la cinta, mostrándonos que la verdadera familia no está unida por la sangre sino por lazos afectivos más profundos y sinceros que el simple parentesco. La actuación de Linh Dan Pham que interpreta un papel secundario está casi al mismo nivel que la del protagonista, ya que su historia es de vital importancia para vertebral el relato que se nos presenta.


Los únicos peros que tiene ‘’Blue Bayou’’ son su excesiva duración y un tono melodramático demasiado intenso que busca conseguir constantemente la lágrima fácil. No obstante, todo se justifica por la funcionalidad del relato, que no es otra que la de mostrar lo terrible de las injusticias para establecer una historia que emerge como crítica social necesaria y contundente.


Se la recomendaría sin ninguna duda a todos esos racistas que piensan que los demás llegan a su país para robarles oportunidades. Detrás de cada una de las personas a las que con tanto afán critican se esconden historias de superación muy tristes y duras. Antes de que existieran las barreras que nosotros mismos imponemos por raza, color y estatus social y las fronteras que establecen los diferentes países, no teníamos nacionalidad. No éramos de aquí ni de allá. Solo éramos seres humanos incapaces de diferenciarnos de nuestro vecino y ojalá lo recordáramos más a menudo sin que nadie tuviera que venir a recordárnoslo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nadja
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