Como sucede generalmente en los thrillers de terror españoles, se resiente por copiar formulas hollywoodenses, le quita espontaneidad y hace que todo se vea y sienta acartonado, encima como en casi la mayoría son protagonizados por Belen Rueda, que no es mala actriz, aunque tampoco tiene el suficiente carisma y talento para el lugar que ocupa de estrella del género, pero por lo menos ya se sabe que su presencia en este tipo de propuesta ya asegura un tono y un tipo de realización especifica por lo que no hay engaño. El resto son en mediocres, a tono con las situaciones planteadas, llenas de lugares comunes, destacar para mal el falso acento español de Dario Grandinetti.
En cuanto a la premisa y el desarrollo, si bien los pactos con el diablo o con lo que se le parezca no son ninguna novedad, la realización aquí tampoco, no hay un verdadero envilecimiento de la protagonista, sus decisiones son bastante fáciles de tomar, no es que haya o requieran una verdadera lucha moral interna.