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Voto de Antonio Morales:
10
Intriga. Drama. Cine negro. Thriller Tras realizar un atraco en el que han muerto dos personas, Ben Harper regresa a su casa y esconde el botín confiando el secreto a sus hijos. En la cárcel, antes de ser ejecutado, comparte celda con Harry Powell y en sueños habla del dinero. Tras ser puesto en libertad, Powell, obsesionado por apoderarse del botín, va al pueblo de Harper, enamora a su viuda y se casa con ella. (FILMAFFINITY)
17 de febrero de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Charles Laugton era un actor inglés, especializado en papeles de malignidad notable, ya fuera al servicio del bien o del mal, con 56 años decidió pasarse a la dirección. Para ello escogió una novela de Davis Grubb, con un guión de James Agee, que era en esa época uno de los mejores críticos y escritor, pues había sido nominado con anterioridad por el guión de “La Reina de Africa”. Agee murió a los 45 años, cuando se rodaba “La noche del cazador”. Es una lástima constatar que Laughton, capaz de crear atmósferas, de transmitir terror, de insuflar humor y contar de verdad un cuento de miedo, no hiciera más películas como director debido a la enorme miopía de crítica y público, que en 1955 no fueron capaces de comprender que estaban ante una obra superior.

Agee y Laughton trabajaron juntos en el guión, manteniendo los personajes del libro, pero transformándolo en una historia malvada, pues ésta es la palabra clave para entender el film, que es en realidad un cuento de miedo en abstracto, de miedo al miedo, en el que no hay personajes buenos ni malos, en el que la infancia inocente se demuestra tremendamente cruel, todo está ambientado en un mundo de pesadilla pantanosa, en un paisaje lóbrego habitado de animales fantásticos donde el rio es el único camino hacia la salvación y el cielo de purpurina alberga un Dios que parece reírse de sus criaturas.

Harry Powell (sensacional Robert Mitchum) es el ogro de la historia, un falso predicador enloquecido que se debate entre el amor y el odio que lleva tatuados en sus dos manos. Para conseguir su botín no dudará en seducir a Villa (Sheley Winters), la estúpida madre de esos niños que conocen donde se esconde el dinero que su padre después de robarlo se los confió. Harry había compartido celda con el padre de los niños y está al corriente, sin olvidar a Rachel (Lilian Gish) la anciana bíblica que los protege del mal. Romanticismo en estado puro es la idea que sugiere esta película, de una belleza demoníaca e inspirada en la estética expresionista del cine alemán. Obra maestra absoluta e irrepetible.
Antonio Morales
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