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Voto de Antonio Morales:
10
Cine negro. Intriga. Thriller Después de pasar por la cárcel, Johnny Clay ha decidido dar el último golpe de su vida, el que le permita retirarse junto a su amada Fay. El plan es llevarse la recaudación de las carreras de caballos de un hipódromo. Después de una meticulosa selección de colaboradores, planea la estrategia del asalto con una precisión insospechada. Tratará de provocar un altercado en la sala de apuestas y matar al caballo favorito de la séptima ... [+]
21 de noviembre de 2013
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Atraco perfecto” es una de las obras cumbre del cine negro que ha influido poderosamente en cineastas como Quentin Tarantino o Steven Soderberg. La película sigue, de forma casi documental, a un grupo de ladrones aficionados en su intento de dar el gran golpe atracando un hipódromo. Dirigida por Stanley Kubrick, este podría considerarse su primer film oficial, pues los anteriores, (Fear and Desire) y (El beso del asesino) no dejan de ser brillantes ensayos de laboratorio en los territorios del cine bélico y del cine negro. Asistimos a una narración atípica (para entonces) y fragmentada de la historia, proponiendo un revoltoso y rapidísimo juego narrativo (un puzle donde las piezas acabarán ensambladas), que emularía Tarantino cuarenta años después con “Pulp Fiction”. La fuerza visual y la violencia arrebatadora de las imágenes, el naturalismo interpretativo, pero sobre todo la audacia, la imaginación y el descaro con que está rodada, son muestras palpables de su personalidad.

Existen paralelismos ineludibles con otra obra maestra: “La jungla de asfalto” (1950, John Huston). No es sólo que compartan el protagonismo indiscutible de Sterling Hayden - paradigma del eterno perdedor, su rostro granítico, su personalidad, su virilidad, su peligro transmitiendo esa complejidad y turbiedad perversa -, sino que tanto una como la otra muestran con meticulosidad naturalista, casi documental, las peripecias de un grupo de atracadores en su empeño por dar el golpe perfecto. Finalmente, ambas se imponen como lúcidas y amargas crónicas del paralizante determinismo que gravita sobre los perdedores.

Tuvo que ser chocante para el público de los años cincuenta, acostumbrado a las historias moralmente transparentes de héroes y villanos, que los atracadores de esta película se comporten como personas honestas, acorraladas y traicionadas por los que están a su alrededor, que se revelan como los auténticos delincuentes de la historia. Son pobres diablos con más corazón que agallas, personajes típicos del género negro de serie B. En concreto, el filme se basa en la novela “Clean break” de Lionel White.

Los misóginos encontrarán en esta película una razón de más para su misoginia: el elemento femenino es la fuente de la codicia, como suele ocurrir, es una circunstancia dramática que no en vano conecta directamente con la tradición del “film noir”. Empequeñecidos por la grandeza y el arbitrio del destino, un grupo de hombres sigue un plan con un objetivo que se les escapa de las manos, el dichoso destino, siempre más sabio y justo que la voluntad del hombre. No es de justicia, en todo caso, de lo que nos habla este filme, sino de las imperfecciones del ser humano. Johnny Clay (Sterling Hayden), pensó por un momento que Dios estaba de su parte, pero sólo se reía de sus planes.

Continúa en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antonio Morales
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