Haz click aquí para copiar la URL

El Gordo y el Flaco

Drama. Comedia Stan (Steve Coogan) y Ollie (John C. Reilly), conocidos en castellano como "El gordo y el flaco", se embarcan en su gira de despedida ahora que su época dorada parece haber quedado anclada en el pasado. Con la ayuda de sus respectivas mujeres, Lucille (Shirley Henderson) e Ida (Nina Arianda), ambos logran conquistar al público de las salas de Reino Unido gracias a su peculiar manera de interpretar y de entender el mundo. Este biopic ... [+]
<< 1 4 5 6 7 8 9
Críticas 45
Críticas ordenadas por utilidad
19 de mayo de 2020
Sé el primero en valorar esta crítica
Si tuviera que definir a esta pequeña joya cinematográfica con una palabra, sería AMISTAD, eso sí, con todas sus aristas.

Sólo el primer plano secuencia ya se revela como una obra artísticamente brillante: a saber, ellos dos solos, sentados , en el backstage, hablando de sus quehaceres diarios, sin presión ninguna, a punto de entrar en el set de rodaje, como el que va a la fábrica a fichar. La secuencia sigue, con ellos dos andando, mostrándonos a todo el set y a todo el numeroso equipo de rodaje, a punto de entrar en acción. Una introducción memorable. El resto del film consigue mantener el nivel, cuando no elevarlo.

El director, John S. Baird, recrea la carrera de estos dos genios de la comedia, partiendo desde el punto en que ya son estrellas consagradas, con sus vaivenes y sus posteriores trabajos, con la lucha por seguir en la cima y volver a hacer una gran película que les reporte fama y dinero. Hay de todo, momentos tristes y alegres, pero está brillantemente contado, con una humildad y sencillez digna de elogio.

Ciertamente, es una apuesta valiente, puesto que habría sido mucho más fácil centrarse en su etapa de gloria, o incluso la típica historia de ascenso y caída, pero aquí se centra en un período concreto, en la etapa de declive, todo ello muy humanizado, contado de manera bastante sobria pero más que efectiva.

Técnicamente el trabajo de cámara es notable, con una fotografía portentosa y unos números muy, muy notables. La perfección en los números denotan horas y horas de ensayos.
Como el caso de muchos cómicos, sus vidas no fueron un camino de rosas. Está todo contado de manera progresiva, con claro tono melancólico, casi conmovedor, pero muy claro y nítido, con un ritmo suave, ni demasiado rápido ni tampoco lento, en mi opinión, óptimo para adentrar al espectador en el film y engancharlo.

El flaco llevaba el peso creativo del dueto, era un adicto al trabajo, y su mayor flaqueza era su soledad (posiblemente la causa de sus 7 matrimonios). Ollie (el Gordo, casado en 3 ocasiones ) era vago, adicto a las apuestas y de peor carácter. Llegó a 180 kilos lo que, evidentemente, le provocó problemas de salud. Esto también quedará bien reflejado en la película.

Se agradece en estos días de confinamiento, una película que provoca buen rollo, con sus partes también amargas (que las hay, y bastantes), tornándose en una especie de antídoto mental (evidentemente figurado) contra el monotema coronavirus.

Steve Coogan (Stan laurel, el flaco) hace un papel absolutamente destacado, a la altura de una nominación de Oscar. Y John C. Reilly (el gordo) está también espectacular. Sin duda, la química entre ellos, que llevan todo el peso de la película, es el gran baluarte del film. Sus actuaciones son sencillamente espléndidas.

El papel de las esposas (secundarias, pero con gran ascendencia en ellos) también está bien tratado. Quizá un poco exagerado el de la mujer de Stan, Ida (Nina Arianda, lo que menos me ha gustado, no ella, sino su papel), una bailarina rusa dominante que había hecho alguna aparición cinematográfica y que presiona a su marido a seguir siempre adelante.

Les vendrá bien a los que no hayan oído hablar de “El gordo y el flaco”, quizá algo olvidados por las nuevas generaciones.

En definitiva, una MUY BUENA PELÍCULA, con un tratamiento hacia estos dos grandes cómicos muy respetuoso y nada “amarillo”,sin ahorrar pasajes adversos, brindándoles una suerte de emotivo homenaje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gabriel Ufa
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
17 de noviembre de 2020
Sé el primero en valorar esta crítica
A los niños que íbamos al cine, -todos los viernes, en el colegio-, no nos gustaban los "aperitivos" y tolerábamos solo a Chaplin, odiábamos a Tom y Jerry, sobre todo al ratón, y aguantábamos impacientes a que Stan y Olli hicieran su faena, mientras nos comíamos la merienda, lo que estaba prohibido, limpiándonos las manos en la banqueta del asiento. En mi colegio no había NoDo, preludio de lo que luego serían los noticieros de Radio Televisión Espantosa en la actualidad.

A pocos nos hacía verdadera gracia, aunque algunos reprodujéramos luego esa forma de saludar con la corbata del gordo o de rascarse la cabeza del flaco. Los chavales gorditos no los soportaban por las inevitables alusiones.

Pero al asomarte a la película maravillosamente interpretada por dos actores más ingleses que el fish and chips, te reconoces en un icono de tu infancia y disfrutas de la puesta en escena, modernista, bien iluminada, con extras de carne y hueso y no digitales y con una transformación de Reilly en el Gordo verdaderamente asombrosa.

Luego la historia tira de la melancolía de una pareja, -como todas, por cierto-, con sus altibajos, sus peleas, sus mentiras y sus separaciones. Por cierto, los activistas gays levantaron el infundio de que ellos lo eran también, pero no es más que su manido argumento de que todos somos gays y todavía no lo sabemos, hasta que nos lo demuestren en un urinario sórdido o en la sacristía de alguna iglesia de provincias.

Nunca fueron Charlot, ni Buster Keaton, ni siquiera Harold Lloyd, eran una pareja de amigos que se lo pasaron bien, ganaron dinero, lo malgastaron todo -excepto en alcohol y mujeres-, y nos dejaron algunos números que flotan en nuestra memoria de cine de colegio. La más luminosa.
alfonso
http://www.delgadalinearoja.com/2020/11/el-gordo-y-el-flaco.html
minke
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
21 de octubre de 2022
Sé el primero en valorar esta crítica
En su tercer largometraje el escocés Jon S. Baird llevó a la pantalla una cinta biográfica basada en el último trabajo del dúo cómico conocido en España como "El gordo y el flaco" (Laurel & Hardy por sus tierras originales): una gira por Gran Bretaña en la que viven momentos de amistad, confrontaciones y reflexiones sobre su futuro profesional.

Esta película es un biopic contemporáneo de manual, que nos relata un corto periodo en la vida de sus protagonistas... periodo que se ve salpicado por conflictos laborales y personajes más manidos que el chupete de un bebé. Y así nos movemos por un guion un tanto rutinario, que tal vez hubiera atinado más si aportara más de la vis cómica de las películas de este par... y menos de la completamente normal vida de este dúo actoral (cuyos conflictos además se nos muestran solo de forma superficial y estandarizada. ¡Vamos que sus coyunturas son intercambiables con "Dreamgirls" (2008), "Mula" (2018), "Judy" (2019) o "Hitchcock" (2012)!).

Pero a pesar de su mediocridad argumental (que no está tan inspirada como en otros biopics a lo "The Disaster Artist" (2017), "La vida en rosa" (2007), "Lincoln" (2012) o "En la cuerda floja" (2005)), los mimbres narrativos son (muy por los pelos) suficientes como para desarrollar con eficiencia un relato amigable que es rescatado en gran medida por sus actuaciones. Pues tanto Steve Coogan como John C. Reilly están en estado de gracia

Especialmente sublime está un irreconocible Reilly (que mereció más laureles por este papel además de su nominación al Globo de Oro. Aunque ese año tuvo interpretaciones tan maravillosas (con Joaquin Phoenix en "Joker", Leonardo DiCaprio en "Érase una vez en Hollywood", Kelvin Harrison Jr. en "Luce" o James McAvoy en "Múltiple" entre otros) que era difícil acabar en la cima. Pero eso no quita lo agradable que resulta disfrutar de su Oliver "Ollie" Hardy) que se mimetiza de una manera asombrosamente natural con su humano Ollie, que despierta la misma ternura y admiración que interés y curioseo. Pero esto no es gracias al libreto sino a los ademanes y soltura que aporta el de Illinois. Todo un tour de force que es indispensable para todo cinéfilo, pues regala con su actuación la cercanía y complejidad que el guion no le da. Lo mismo se podría decir de Steve Coogan que queda algo ensombrecido junto a su co-protagonista pero no en demasía, porque también gozamos de un taimado trabajo actoral (es un personaje comedido tras los focos, pero que se guarda multitud de anhelos y resquemores... mientras que de cara al público es un torbellino de humor físico. Todo esto Coogan lo ejecuta con una soltura y una solidez sobresaliente). La química entre ambos es inmediata, y son acompañados por unas Nina Arianda y Shirley Henderson en su salsa a pesar de los pocos minutos que tienen en pantalla.

La realización por su parte es usual pero resultona (sus planos no molestan... ni ensalzan la trama). Lo que más despunta es la atinada y vivaz (que no memorable) banda sonora de Rolfe Kent, y la impoluta labor de maquillaje (más de 20 personas fueron necesarias para caracterizar a Reilly y el resultado no puede ser mejor). La cinematografía es pulcra y la fotografía capacitada (pues, sin cambiar la historia del cine, sabe combinar con estilo el propicio atrezzo así como cuida con aseo la iluminación de tonos ocres y verdes).

Es una pena que los diálogos no tengan esa gracia que parecen buscar (se trata de hacer un humor fino entre sus dos personajes que se queda en agua de borrajas) ni sus avatares se manejen con una espabilada singularidad, porque el resto de elementos tienen un nivel de obra de calidad. Y es sobre todo el empaque del elenco lo que nutre al film de cierta chispa muy necesaria. Y al final queda un conjunto compensado, ameno en casi todo momento... y ya. No es un biopic destacado (no estamos ante "Rush" (2013), "The Queen" (2006), "127 horas" (2010), "Descubriendo Nunca Jamás" (2004), "Elizabeth" (1998), "El hundimiento" (2004), "Florence Foster Jenkins" (2016) o "Yo, Tonya" (2017)... y mucho menos estamos ante "Braveheart" (1995), "Mar adentro" (2004) o "American Gangster" (2007). Más bien se queda a la altura de "El instante más oscuro" (2017), "Erin Brokovich" (2000), "Truman Capote" (2005) o "Diana" (2013)) pero supera a otros largos fallidos del mismo género como "Miss Potter" (2006), "Alma salvaje" (2014), "Joy" (2015) o "Grace de Mónaco" (2014). Solo recomendable a los más cinéfilos y a los aficionados a este género en particular o a sus actores.
Spark
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
21 de octubre de 2022
Sé el primero en valorar esta crítica
“El Gordo y el Flaco (Stan & Ollie)” puede resultar un tanto desconcertante porque lo habitual, lo que todos hubiésemos esperado encontrar en ella, es una reconstrucción de amplio espectro de la carrera profesional del famoso duo. O que pivotara en torno a sus personalidades o alrededor de sus vidas personales. Sin embargo, con un cierto punto ecléctico, la película discurre en un horizonte temporal relativamente escaso, su última gira, pero con referencias constantes a un momento concreto de sus vidas: una hipotética traición de Stan (el Gordo) a Ollie (el Flaco) que aceptó hacer una película con un substituto tras ser despedido su compañero.

Así que la película fluye a dos niveles. En el plano temporal, la pareja viaja a Inglaterra a lo que tiene toda la pinta de que va a ser su canto del cisne, su último baile, un último intento de alargar en provincias una carrera que parece acabada o, como mínimo, en un declive insalvable: han cambiado los tiempos, los gustos y hay nuevos gallos de moda en el corral. En el plano psicológico, el dúo trata de conservar su amistad frente al desgaste del tiempo y a heridas no cerradas del pasado que, como nos pasa a todos, se reabren en las épocas de vacas flacas. A mí, el primero, el divulgativo, me resulta más interesante, la recreación que se hace lo que parece que va a ser el ocaso de los dioses de la pareja, quién sabe si un sórdido camino hacia un olvido decadente, y que termina resultando un broche de oro a su carrera. La película refleja el impacto de la publicidad, por entonces un recurso poco explotado, en sus éxitos teatrales en lo que se podría considerar uno de los primeros fenómenos virales de la historia.

Sin embargo, lo más probable es que la película sea recordada por las caracterizaciones de los protagonistas, con kilos de maquillaje y postizos para asemejarse a los personajes reales y por el juego que se trae la película a enfrentarles y desenfrentarles en una relación algo tormentosa, en la que sus respectivas mujeres tuvieron gran influencia. De manera sutil, pero inequívoca, la producción manipula la narrativa para que las simpatías del espectador oscilen entre el conformismo bonachón de Stan y la ambición de Ollie por innovar en su arte y trascender. Entre el pragmatismo de uno y el idealismo de otro, pero tratado todo con bastante ternura sin caer en el morbo o en el amarillismo.

El conjunto resulta ser un producto interesante, trabajado y con clase, que pone en valor el legado de una pareja mítica con un estilo humorístico que puede parecer trasnochado pero en el que no es difícil reconocer su influencia en la comedia de hoy en día. Sólo por eso merecería ya la pena, pero es que, además, sabe encontrar la épica dentro de tanta lírica y dejar buen sabor de boca.
OsitoF
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3 de marzo de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Pocas personas en la historia del cine destilan tanto cariño entre la audiencia como Laurel y Hardy, y cualquiera que vea todavía a día de hoy sus películas se maravilla ante la vigencia de un humor que es eterno. Aunque el biopic que nos ocupa no corre riesgos en cuanto a forma y estructura, sí que era un riesgo hacer una película así porque corría el riesgo de decepcionar a quienes tanto hemos disfrutado del cine de estas dos figuras memorables.

Pues bien, el riesgo mereció la pena porque "Stan & Ollie" es una auténtica delicia de ver, y un merecido homenaje a los dos cómicos. Insisto, no esperemos una revolución narrativa, no deja de ser un biopic al uso, aunque el hecho de centrarse en un momento concreto de la vida de los artistas en lugar de extenderse por toda su biografía evita ese síndrome de "grandes éxitos" que tienen otros biopics. Pero aparte de esto, hay una narrativa simple, con apenas un par de flash-backs y un montaje tradicional, sin artificios.

Lo que, a pesar de esto, eleva el nivel del film es que se nota el cariño con el que está hecho, con una primorosa y precisa ambientación, y mínimas licencias biográficas (solo hay una que llame la atención -ver zona spoiler-, y tiene una función dramática de clímax muy útil y puntual). Y, sobre todo, tiene unas interpretaciones portentosas por parte de los dos protagonistas que incluso supera toda la caracterización vía maquillaje y suplementos que a veces tapan al actor en otros biopics.

Lo dicho, un merecido homenaje a nuestros "gordo y flaco", y todo un incentivo para volver a ver, o ver por primera vez si es el caso, sus películas. Pero no, como ocurre en otras situaciones, para quitarse el mal sabor de boca de un biopic injusto; todo lo contrario: "Stan & Ollie" es el mejor entremés posible antes de pasar al plato principal, el (volver a) disfrutar de la comedia de Laurel y Hardy.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jordijota
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 4 5 6 7 8 9
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow