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Conduciendo a Miss Daisy

Drama. Comedia En la sureña Atlanta, Georgia, Miss Daisy (Jessica Tandy) es una antipática y autoritaria profesora jubilada de 72 años. Tras sufrir un accidente conduciendo su coche, su hijo (Dan Aykroyd), temiendo por la vida de su madre, contrata a un chófer negro (Morgan Freeman) para que la lleve de paseo. Al principio, la desconfianza de la anciana respecto al tranquilo conductor es absoluta. (FILMAFFINITY)
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Críticas 58
Críticas ordenadas por utilidad
2 de agosto de 2018
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Paseando a Miss Daisy no es una obra maestra, pero sin duda es encantadora, conmovedora, emotiva y una lección de química e interpretación por parte de Jessica Tandy y Morgan Freeman. Su presencia en pantalla y su sensibilidad es tan fabulosa que resulta imposible apartar los ojos de la pantalla, especialmente en escenas como la final, que es una maravilla.
Y si encima tenemos la música de Hans Zimmer, con sus famosísimos End Credits como joya de la corona, pues mejor que mejor.
Sibila de Delfos
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22 de abril de 2020
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Bruce Beresford nos lleva a la gran pantalla una buena adaptación de una historia, donde los dos protagonistas ,Jessica Tandy y Morgan Freeman que estan excelentes, van tejiendo una relación de amistad y ternura.
merecidos premios de la Academia a Tandy y al guión pero el mejor premio es que es una película que siempre puedas volver a ver.
Puede que no sea clásico pero se acerca.
maria josep
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20 de septiembre de 2020
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Se deduce que la fórmula es resultona, pues al igual que ésta, "The Green Book" también obtuvo el Óscar haciendo algo muy similar treinta años después; pusieron al blanco a conducir en vez de al negro, les quitaron años a los dos y a facturar.

En ambos casos, hay que reconocer que la cinta tiene poca profundidad para los temas que parece que va a tratar y que se conforma con arañar superficialmente, pero consigue crear unos personajes, humanos y reales, a los que apetece seguir en su andadura (o rodadura...) Esa empatía natural y fluida que generan es su punto fuerte y consigue que pase desapercibido el hecho de que en realidad, no sucede prácticamente nada relevante. A pesar de eso la cinta es amena y se ve con gusto.

Amable, entrañable, agradable y simple. Muy simple.
Mimosin
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15 de enero de 2021
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La señora Daisy (Jessica Tandy) es una profesora de 72 años jubilada, despótica y fastidiosa. Tras sufrir un accidente de tráfico mientras conducía su coche, su hijo (Aykroyd), preocupado por su por esta situación, contrata a un chófer negro (Freeman) para que la lleve de paseo y la devuelva a casa sana y salva cada día. Los comienzos de esta relación se acompañan de una gran desconfianza de Miss Daisy hacia el apacible chófer de color. Con el tiempo, las cosas cambiarán.

Tiene la obra una gran dirección del australiano Bruce Beresford, vertebrada la historia por un buen guion de Alfred Uhry (recuerdos de su abuela con un chófer familiar), quien adapta una obra teatral de su autoría, Premio Pulitzer en su momento. Esplendorosa y envolvente música de Hans Zimmer junto a una gran fotografía de Peter James.

Es la historia de gran amor y mucha paciencia, que tarda 25 años en desarrollarse. Explora finamente el film a sus personajes tomándose su tiempo para hacerlo. Al final de la película, hemos recorrido un largo camino con la señorita Daisy Werthan, una engreída longeva sureña, y Hoke Colburn, su chófer; en ese tiempo el espectador consigue interesarse realmente en los sentimientos de los personajes, en el hecho de que ambos reconocen al cabo del tiempo el vínculo que se ha creado entre ellos.

Es una película sutil, en la que no son los diálogos los que ofrecen la información más importante, sino el lenguaje corporal, el tono de voz o las miradas. Hartos de tanta superficialidad en el cine que niega la humanidad, esta cinta es toda una lección que pone el punto de mira en el corazón de los personajes: toda una lección.

Esta guerra de voluntades entre dos viejos testarudos que dura un cuarto de siglo, se resuelve con la sabiduría y la paciencia del chófer Hoke en su coche Hudson nuevo y brillante de 1949 y la final y lenta aceptación de la judía liberal del Sur Daisy.

Magnífico retrato de la vejez con el trasfondo sociocultural en el Estado sureño de Georgia, EE.UU. Todo cocinado con parsimonia, lentamente, sin precipitaciones. Y ella acaba por reconocer los errores de los supremacistas blancos, elevarse por encima de los prejuicios y aceptar los avances de los derechos de los negros, pudiendo complacerse por los discursos de Martin Luther King: “las cosas han cambiado”.

El reparto es sensacional con un actor grande como Morgan Freeman en el papel de algo más que un chófer. Maravillosa Jessica Tandy como Miss Daisy. Freeman y Tandy son actores con recursos considerables, y también idiosincrasias particulares que saben llevar esta relación de tándem chófer-señorita con una facilidad entusiasta y una maestría genial. Dan Aykroyd muy bien como el hijo preocupado.

La película tuvo en su momento un extraordinario éxito de público y económico. Fue además multipremiada. Por no extenderme mapunto que en 1989 obtuvo 4 Oscars: Mejor película, actriz (Tandy), guion adaptado (Uhry) y maquillaje, más 9 nominaciones. Y en el mismo año, obtuvo 3 Globos de Oro a la Mejor Comedia, a la labor de Freeman y otro para Tandy.

Entrañable relato sobre cómo se desarrolla la amistad entre dos personas incompatibles al principio y el clímax final cuando vemos a al chófer dando de comer amorosamente a Miss Daisy, su amiga ya muy mayor; eso es más que un beso de la pareja protagonista de cualquier otra historia romántica... lo de los dos ancianos sí es amor verdadero.

Con esta obra, Beresford es capaz de llevarnos a lo más profundo de los sentimientos de sus personajes, sin equivocarse en su camino, hacia una luminosa escena final en la que quedamos invitados a contemplar uno de los misterios más privilegiados de la vida.
Kikivall
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25 de octubre de 2021
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Son aterradoras las películas sobre el paso del tiempo. Un recuerdo impertinente de eso que, más pronto que tarde, ha de venir. PASEANDO A MISS DAISY, que comienza presentando a una todavía activa Jessica Tandy, es de ese tipo de películas.
Fue en 1989 cuando Bruce Beresford, echando mano de la obra teatral de Alfred Uhry, expuso al mundo la amistad nacida entre una gruñona y acaudalada mujer judía y su chófer negro. Y el mundo, acusando recibo, asombrado, se enamoraba de ambos.
Eran dos actores en estado de gracia. Morgan Freeman, que había protagonizado sobre las tablas la obra de Uhry, recorría por entonces los primeros metros de esa fulgurante cuesta arriba que lo ha llevado a la cima del Olimpo por derecho propio, y Jessica Tandy... Jessica Tandy renacía.
Qué ha de ser de este pequeño planeta así que pasen otros treinta años, nadie lo sabe. Pero merece la pena afrontar la nostalgia, cierto dolor, por disfrutar de nuevo de PASEANDO A MISS DAISY y de todos sus tesoros: la música, la ternura, el colorido. Merece la pena afrontar esa nostalgia y ese cierto dolor aunque tenga uno que caer en la cuenta de nuevo de que, algún día, seremos nosotros los que necesitemos que nos lleven y nos traigan de un lado para otro.
PROT
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