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Demolición

Drama Davis Mitchell (Jake Gyllenhaal) es un exitoso ejecutivo que sufre una grave desconexión emocional tras la repentina y trágica muerte de su mujer (Heather Lind) en un accidente de coche. Aunque su suegro (Chris Cooper) intenta por todos los medios que se recupere, continúa bloqueado y se dedica a desmontar compulsivamente toda clase de objetos. Gracias a la ayuda de Karen (Naomi Watts) y de su hijo, a los que acaba de conocer, Davis ... [+]
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
1 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jake Gyllenhaal, a mi modesto parecer, es posiblemente uno de los mejores actores de su hornada. Logra interpretar a personajes inadaptados y atormentados como pocos dentro del panorama cinematográfico actual. En pantalla atesora ese grado ideal de indiferencia ante lo que le rodea y ese toque de inquietud calmada (parece este término contradictorio, pero creo que se entenderá a qué me refiero). A lo largo de su trayectoria, baste como ejemplos precisos sus personajes en "Donnie Darko", "Nightcrawler", "Enemy" y en esta "Demolición".

Sin embargo, por muy buen actor que sea y pese a que esté acompañado para la ocasión de la también interesante actriz Naomi Watts, la película tiene bien poco que ofrecer. Es una historia simple, a la que pretenciosamente se le han colocado artificios para parecer compleja y profunda, consiguiendo por contra que resulte excesivamente larga y tediosa.

Se trata de la énesima variante del duelo no asimilado, derivado en catarsis personal. Por el camino, se critíca una vez más al "sueño americano", ya que su protagonista es un joven yuppie que aprovecha un luctuoso accidente de tráfico como ansiada válvula de escape a una vida que el siempre sintió como una farsa.

Vallée igualmente pretende transgredir con ciertas situaciones forzadas cuando no inverosímiles y con diálogos que más que perturbar producen bochorno. En ello colabora enérgicamente un personaje pre-adolescente, el cual encontré odioso y totalmente prescindible.

A la pobre Naomi Watts le cae en desgracia un personaje ridículo y nada creíble, ya desde el primer momento en que irrumpe en la vida de Davis Mitchell (Gyllenhaal). Hasta llegué a preguntarme en ciertos momentos si acaso el protagonista estaba corporeizando a sus propios fantasmas interiores.
Y es paradójico a la vez que triste, comprobar que un reconocidamente desequilibrado Davis Mitchell no está ni mucho menos peor emocionalmente que la desestructurada y podrida sociedad que lo rodea.

Un final apresurado y no menos pretendidamente lacrimógeno, que desastradamente trata de hacernos sentir compasión y comprensión por la hora y media anterior de desmanes a cargo del tal Davis Mitchell ponen el colofón de una obra que no tiene mucho que rascar.

En realidad, sin la entregada actuación de Gyllenhaal la película sería un colosal bodrio. Sólo él salva un poco de la quema absoluta a esta creación de Jean-Marc Vallée, que por increíble que parezca, es el mismo director de la descarnada "Dallas Buyers Club".
Aquel sí es un verdadero drama digno de elogio, el cual no espera que el espectador resuelva cubos de Rubik dando toques con los pies al mismo tiempo que filosofea viendo "Demolición" cabeza abajo.
Moonface
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31 de julio de 2018
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pero, no, no confundir la presente con aquella entretenida película de acción futurista de Sylvester Stallone, Wesley Snipes y Sandra Bullock, "Demolition Man" (1993). La que nos toca ahora es un drama psicológico con un toque LGTB a cargo del canadiense Jean-Marc Vallée, que al final para lo único que sirve es para el lucimiento personal de Jake Gyllenhaal, que efectivamente es muy buen actor. Por ahí aparecen también Naomi Watts, desubicada en un extraño personaje que aparece y desaparece sin motivo; Chris Cooper, correcto, y Judah Lewis, prometedor. A todo esto la película narra el peculiar "duelo" del protagonista, un aparentemente exitoso brooker de la Bolsa, ante la muerte de su mujer en un accidente de tráfico.

"Demolición" puede tener una buena intención pero resulta terriblemente banal pese a la gravedad del asunto que trata. Su principal fallo es que nunca resulta natural, ni creíble por lo que uno comienza a pensar a las primeras de cambio que prácticamente todos los personajes están mal de la cabeza. Pero es que encima su mensaje como de superación es estúpido y está planteado de forma simplísima: destruir para luego construir. Al final, resulta una película pretenciosa, aburrida, tonta y ajena a toda intención moral, uno llega esperar algún tipo de castigo ante las muestras de estupidez. Lo mejor, la larga secuencia de baile que se marca Gyllenhaal y los acordes de "Crazy on You" de la poderosa banda de rock de "Heart".
Reaccionario
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30 de junio de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jake Gyllenhaal es un grande, hago lo que haga (o casi).
El protagonista de Nightcrawler se come la pantalla cada vez que aparece en Demolición, y entrega una interpretación realmente fantástica. Naomi Watts y Chris Cooper son otros dos intérpretes que rarísima vez decepcionan, y esta no es una excepción.
Sin embargo, Jean-Marc Vallée no acierta demasiado en esta ocasión con los resultados de su película. Es entretenida, sin duda, se deja ver muy bien y está cargada de buenas intenciones, pero da la sensación de que se queda en eso, buenas intenciones y poco más. No es emotiva, no tiene mucho de donde sacar por ese guión tan convencional y ramplón que tiene y tiene un tufillo a dejà vu bastante poco estimulante.
Con un argumento bastante similar, Los descendientes, de Alexander Payne, sin ir más lejos, conseguía resultados mucho mejores.

Lo mejor: Jake Gyllenhaal
Lo peor: Deja bastante frío al público
Sibila de Delfos
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8 de noviembre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Demolición" nos presenta una película compleja, ruidosa, metafórica, quizás algo desconcertante, aunque inevitablemente humana.
El director de la aclamada "Dallas Buyers Club" nos trae una nueva historia, en este caso un drama psicológico con tintes de existencialismo.
La película que desde el primer momento se centra en una idea y objetivo claro, nos traslada esta a la acción de una manera precisa, haciendo un manejo de los elementos impecable, gracias sin lugar a dudas a una interpretación memorable como la de Jake Gyllenhaal, quién de nuevo nos regala un personaje lleno de matices y profundidad. Resultaría difícil captar la esencial del film de una manera tan singular y sugerente, sin la ayuda de esta magnífica actuación, acompañada también por un reparto que sobresale de la media habitual.
Aparentemente sorprende que un film tan aséptico, tan frío en apariencia, acabe finalmente tocándonos la fibra sensible y es quizás esta la grandeza del mismo, que sin ser una maravilla o sin resultar tremendamente revelador, es capaz de hacernos sentir empáticos con la misma.
Su principal planteamiento versa sobre el sentido de la vida, en el que quizás somos seres que vagamos de un lado a otro, sumidos en una rutina en la que somos incapaces de observar lo que nos rodea, sumergidos en un ciclo que se repite una y otra vez, donde incluso la improvisación no es más que producto de las posibles casualidades sobre las que estamos acostumbrados a desafiar.
Sin embargo plantea, que una rotura en esa rutina, un daño devastador, que se sale de esas posibles alternativas, puede que sea el que nos haga reaccionar, el que nos haga darnos cuenta de que hemos sido presos de un conjunto de elementos en los que no aparecemos nosotros mismos, sino nuestra sentencia guiada por una normas imposibles de desacatar. Es llegado a ese punto, cuando nos vemos en la necesidad de redescubrirnos, de abrirnos, como si un enorme reloj que deja de funcionar, cuyo complejo mecanismo desconocemos y al que necesitamos abrir. Sentimos entonces, la necesidad de conocer como repararlo y para ello requerimos saber de sus piezas y de su engranaje para poder encontrar la solución al problema. Quizás, es tal el shock que nos produce ese acontecimiento traumático que se sale de lo habitual, que no nos baste con desmontar y volver a montar, sino que necesitamos renovar, romper ese reloj y comprar uno nuevo.
Caminamos entonces en el sendero de la destrucción, del sentir lo que antes no tenía sentido, del detenernos a observar lo que antes parecía que no estaba ahí y de amueblar una mente rota que necesita una cura urgente, sino difícilmente volverá a funcionar. Tras alimentar esas necesidades, puede que llegados a un punto logremos salir del shock, quizás por un detalle de aquellos que en un principio no veíamos y que al final hemos logrado ver, un detalle aparentemente insignificante, pero que es capaz de aflorar en nosotros mismos todos aquellos sentimientos que parecían detenidos y que finalmente acaban por volvernos a ser humanos, volvernos a sentir la verdadera vida. Y si este es el punto final, entonces habremos superado ese dolor inocuo, que nos consumía por dentro sin darnos cuenta, pero que inevitablemente nos estaba desintegrando lentamente.

"Si quieres arreglar algo, debes desarmar todo y descubrir qué es importante"

Lo mejor: La interpretación de su protagonista Jake Gyllenhaal y una historia sencilla pero bien ejecutada. Sus tono irónico encaja mejor de lo esperado en este trágico drama.
Lo peor: A menudo demasiado desdibujada y quizás en otras ocasiones demasiado pretenciosa.

----Esta y más críticas en: http://elcineconalvaroperez.blogspot.com/---
cineasta
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30 de enero de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de comenzar comentando mi debilidad por Jake Gyllenhaal. Creo que dota a todas sus interpretaciones de una credibilidad, y aún mas importante, de un carisma que hace que siempre empatice con él. Aquí no es mérito exclusivo suyo, el guión acompaña, mostrándonos el terrible proceso de un hombre incapaz de expresar su dolor después del fallecimiento de su esposa.

Hay a priori material para alguna cazadora de premios lacrimógena made in Hollywood, pero no es el caso. Jake -Davis- se convierte en una persona sin filtros, que hace lo que puede para no enfrentar el traumático suceso por el que ha pasado, caminando durante toda la película en esa fina cuerda trenzada por la empatía que nos genera, la cómica naturalidad con la que actúa la mayor parte de las veces (mención especial en el spoiler), y lo patético de algunas situaciones, sin olvidar como es capaz de mantener y alimentar ese pequeño germen que llevamos dentro durante todo el metraje, preguntándonos "cuándo va a explotar este tío?".

En cuanto a los secundarios, en líneas generales me parecen lo menos destacable de la película, con matices. No acabo de creerme como reaccionan ante la -cuanto menos peculiar- forma de actuar de nuestro protagonista. Nunca veo un intento de ayuda -aunque para ellos es evidente su incapacidad de afrontar la situación-, sino una actuación egoísta, y que en términos de la trama simplemente ayudan a que esta avance, y que siga el show de Gyllenhaal. Quizás pueda salvar a Judah Lewis, porque con él se desarrollan algunas de las que considero mejores escenas de la película.

A pesar de estos fallos, no tan grandes como parecen -no nos engañemos, aquí la película es Davis Mitchell- la cinta me ha parecido notable, y aún mas importante, deja poso, algo que ya sabemos no es muy habitual hoy día.

Lo mejor: Jake gyllenhaal y la evolución de su personaje a lo largo de la cinta. Multitud de escenas de las que te acordarás días después de haberla visto.
Lo "peor": el resto de secundarios, meros acompañamientos. La escena de la punta...¿un cliché?

Para más críticas, escenas memorables y un espacio para discutir sobre cine, visitad Las crónica de Big Whiskey https://cronicasdebigwhiskey.wordpress.com/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chief_Brody
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