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Silvio (y los otros)

Drama Silvio Berlusconi (Toni Servillo) se encuentra en el momento más complicado de su carrera política, recién salido del gobierno y con las acusaciones de corrupción y de sus conexiones con la mafia a punto de llegar a los juzgados. Sergio Morra (Riccardo Scamarcio) es un atractivo hombre hecho a sí mismo que sueña con dar el salto de sus cuestionables negocios de provincia a escala internacional. El camino más rápido para conseguirlo es ... [+]
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
2 de septiembre de 2023
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"Silvio" de Paolo Sorrentino es un drama político que retrata la decadencia y la corrupción de la élite política y social italiana bajo la sombra de Silvio Berlusconi. Sorrentino, conocido por su estilo visual impresionante, no decepciona en términos de imágenes deslumbrantes y cinematografía lujosa, lo que sirve como una cortina de humo brillante para encubrir la falta de profundidad en la narrativa.

El elenco, con Toni Servillo en el papel de Berlusconi, ofrece actuaciones sólidas, pero los personajes a menudo se sienten superficiales y unidimensionales, lo que dificulta cualquier tipo de conexión emocional. La película se deleita en la extravagancia y el exceso, pero carece de un mensaje claro o una crítica significativa a la figura de Berlusconi y su influencia en Italia.

La duración excesiva de más de dos horas y media solo agrega a la sensación de que "Silvio" se arrastra sin un propósito claro. La trama se tambalea, alternando entre momentos de comedia y drama sin un hilo conductor convincente. En última instancia, la película se siente como un espectáculo vacío, destinado a entretener momentáneamente pero sin dejar una impresión duradera.

En resumen, "Silvio" puede seducir con su estilo visual y actuaciones competentes, pero en última instancia, es una obra superficial y desorganizada que desperdicia la oportunidad de ofrecer una crítica impactante sobre la política y la sociedad italianas bajo el liderazgo de Berlusconi. Una experiencia decepcionante para quienes buscan más que una fachada brillante.
anton
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3 de noviembre de 2023
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Pensada originalmente como un díptico de 200 minutos, el tempo y la estructura de «Silvio (y los otros)» se resiente de su recorte a un solo film de dos horas y media para el mercado internacional.
Tampoco acaba Sorrentino —ni el habitualmente brillante Tony Servillo— de encontrar el tono adecuado, caricaturesco en exceso; de tal modo que esta «Silvio (y los otros)» está más cerca de la desopilante «Il divo» (ídem, 2008) que de las admiradas —y admirables— «La gran belleza» («La grande bellezza», 2013) y «La juventud» («Youth-La giovinezza», 2015).
Si bien en su descargo cabe alegar que el Berlusconi real constituía casi siempre una burda caricatura, de sí mismo en particular y en general de ese tipo de arribista sin escrúpulos que hiciera fortuna merced a la fiebre privatizadora del neoliberalismo de los ochenta para auparse a posiciones de poder durante los noventa. No faltaron los ejemplos —tan chuscos, si no más— también en nuestro país.
Tal como acostumbra, Sorrentino nos obsequia con un espectáculo visual de primer orden. Cierto que la proliferación de núbiles turgencias femeninas escandalizará a más de un(a) espectador(a) transido/a de wokismo e insensible, por ende, al disolvente subtexto.
El componente surrealista de fecunda raigambre felliniana se confunde con las grotescas prácticas lúdico-festivas de «Il Cavaliere». En efecto, las fiestas «bunga bunga» constituyen un hecho tan sórdido que cuesta discernir cuánto de realidad y cuánto de ficción satírica hay en las hiperbólicas —e hipnóticas, a su modo— imágenes de Sorrentino.
En el apartado interpretativo, insisto en que Toni Servillo ha entregado mejores trabajos. Aquí trata de sobreponerse a las (prácticamente insalvables) dificultades de meterse en la coriácea piel de Silvio Berlusconi, personaje inimitable —para bien y muy especialmente para mal— y protagonista absoluto de la inenarrable escena política italiana —y europea, y mundial— de los últimos treinta años. Demasiado para cualquiera, incluso para Servillo.
Carorpar
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15 de enero de 2019
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entiendo que el binomio Servillo-Sorrentino tenía que hacer una película sobre Berlusconi y aquí está. Personalmente no es la que me gustaría ver. Seguramente mañana solo me acordaré de alguna escena de fiesta con rulas cayendo del cielo, y dentro de un mes de nada.

Por decir algo bueno, es un corte de una miniserie de 4 horas y quizás se haya perdido algo clave. No la puedo recomendar excepto si se es muy fan de los pechos femeninos.

Gustará a: Berlusconi, Silvio, amigos de Berlusconi
No gustará a: ovejas, Jordi Hurtado, el Senado
eristuff
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3 de septiembre de 2019
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay quienes ven en Sorrentino el heredero de los grandes directores italianos de otros tiempos, una especie de Fellini de hoy. No estoy de acuerdo. Tiene mucho oficio y en momentos puntuales es muy bueno, pero le falta ese fondo que da unidad a la obra de arte. Él es fragmentario.
También en esta película es así. Un exceso de un horterismo sofisticado, con abundancia de porno light, en escenas carentes de cualquier emoción.
Esto es un collage, en el que hay partes conseguidas y otras muy malas.
La cara que le ponen a Toni Servillo para ser Berlusconi es de farsa y no responde para nada a la cara real de Berlusconi, por mucho bótox que este se haya puesto.
Al lado de la farsa, los episodios del terremoto de L’Aquila (ciudad en la que he estado muchas veces, antes de que tanto bueno se viniera abajo) están conseguidos, pero quedan como un pegote.
yoparam
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20 de agosto de 2019
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En alguna ocasión, he pensado que Paolo Sorrentino es lo más cercano que vamos a poder estar a ver trabajar a un artista del Renacimiento en HD. "La gran belleza", "Juventud" o "El joven papa" se agolpan en nuestra retina, imágenes de hermosura casi indescriptible y una sensibilidad única para mostrarla. Por ello, su listón está altísimo. Más si va a trabajar sobre la figura de Silvio Berlusconi, quien fuera el señor del AC Milán y, posteriormente, un moderno Tiberio en la presidencia de Italia.

"Silvio (y los otros)" no falla por ser la versión adaptada y recortada del producto televisivo transalpino original. Tampoco por códigos internos que se pierdan al no ser italiano/a. La cosa falla por un metraje abusón, que nos algunas pinceladas de tremenda clase pero no se desmarca en ningún momento. Excelentes intérpretes como Toni Servilio o Elena Sofia Ricci pueden engañarnos un tiempo, hacernos creer que estamos ante esa obra maestra que pudo ser.

Pero saldremos del recorrido sin saber más de Berlusconi y sus corrupciones, o de esa pareja de pícaros que viaja a Roma queriendo engañar a Nerón, solamente para descubrir que en el Palatino todos son tan embusteros como ellos y con más liras. Y, lo que es más importante, tampoco deja la sensación de que se nos brinde qué piensa Sorrentino del dirigente.

Deja la percepción de un telefilm con ribetes púrpura. Pero producto de sobremesa a fin de cuentas que no ahonda ni deja huella, más allá de esos chispazos de genio.
El Libanés
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