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Tarzán de los monos

Aventuras James Parker y Harry Holt organizan una expedición a África para hallar un cementerio de elefantes que les proporcione el suficiente marfil para hacerse ricos. La bella hija de Parker, Jane, se une a ellos de forma inesperada y despierta una atracción inmediata en Harry. Pero un hombre mono llamado Tarzán y sus amigos simios secuestran a la chica. (FILMAFFINITY)
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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
14 de octubre de 2012
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conviene recordar que estamos con una película del año 1932, ni más ni menos, por lo que tenemos que ser indulgentes con errores frutos de los medios empleados y la bisoñez en el arte cinematográfico. Prescindamos de criticar esos cocodrilos e hipopótamos de cartón piedra, los elefantes con orejas de mentira, los enanos pintados de negro, los humanos disfrazados de monos, el monstruo del final que da más bien risa, los trapecios en plena selva y hasta la sorprendente capacidad de nuestro héroe de gritar a pleno pulmón su famoso alarido mientras nada. Si dejamos al margen lo comentado, nos queda una ágil cinta de aventuras bastante entretenida, tonta y simple, pero con el encanto de lo primitivo y con un número de peripecias encadenadas de tal calibre que es imposible que te aburras. Es más, el argumento es tan vistoso que sería un acierto filmar un remake de "Tarzán de los monos" hoy día, con los arreglos pertinentes y con unos efectos especiales de calidad. Seguramente nos saldría un bombazo.

Antes de seguir con la película os confieso que de niño sentía debilidad por Jane. No por Maureen O'Sullivan, sino por el arquetipo en si. Recuerdo en cierta ocasión haber visto una versión en la que la chica iba con su look de exploradora clásico, muy mona ella, cuando la expedición era atacada por una tribu. Se entablaba batalla y poco a poco iban muriendo todos hasta que quedaba únicamente ella. Muy asustada, se ve rodeada por un puñado de negros salvajes que la agarran, la atan y se la llevan prisionera para... no sabía muy bien para qué pero esta historia de índole sexual tan morbosa me impactó de tal modo que aún no me he recuperado.

Dicho lo cual, la Jane de esta versión, Maureen O'Sullivan, sin ser una belleza, es más bien guapa y su personaje no deja de ser atractivo, por sus chiquilladas. Sin embargo, hay va lo traumático de la película, la muy simple, cosa que ella misma lo hace extensivo a todas las mujeres a las que califica de tontas, no hace otra cosa que enamorarse perdidamente de un gañán de tomo y lomo como es Tarzán. Uno estaba seguro que algo tenía que haber entre ellos pero quería pensar que sería de otra forma más justificada. Lo más gordo es que encima Jane tiene la estupenda alternativa de un señor de los pies a la cabeza que es Harry, un verdadero caballero que la pretende, desgraciadamente con poco éxito. Sin embargo yo me llevaba las manos a la cabeza pensando que cómo podía ser que la muy tonta prefiriera al tarugo de Tarzán, al que deseaba que cualquier fiera lo matara, al propio Harry. Como decía, traumatizado me tenía.

Como se ve, a mi Tarzán nunca me ha resultado atractivo. No obstante, entiendo el arrastre de este héroe, que no nos olvidemos, fue un ídolo por aquellos años y muchos más entre niños, jóvenes y hasta adultos. La clave de Tarzán es su primitivismo, en su dejarse llevar por los instintos, la sexualidad más brutal y descarnada, ajena a toda consideración, convencionalismo o moralidad. Eso de hacer como Tarzán cuando uno viera una chica que te gustara, cogerla de los pelos, arrastrarla y llevarla a nuestra cabaña, por mucho que llore y patalee, supone la plasmación de una fantasía que todos hemos tenido, incluyendo seguramente a las propias mujeres. En este sentido, la cinta es de un atrevimiento, de una sexualidad tal que ni siquiera hoy día hay equivalentes en las pantallas. No me extraña que ante el cariz que tomaban los acontecimientos acabara imponiéndose el Codigo Hays, una especie de autocensura, en el año 1934.

Algunos hacen hincapié en el machismo de esta película sin darse cuenta que en realidad es más bien feminista y como tal, una degradación en toda regla de la condición femenina. Resumiendo mucho Jane rechaza la civilización y la cultura occidental y por lo tanto, su status y los roles femeninos tradicionales que representa Harry para adherirse a la verdadera naturaleza que encarna Tarzán. El mensaje es muy claro: olvídate de todo lo que te han contado, esa identidad de género que ha construido para ti la sociedad patriarcal y sigue tu instinto, que es tu verdadera identidad. Aunque eso suponga ir por la vida en paños menores, permanecer encaramada a los árboles en plena jungla, rodearse de monos apestosos y tener a un tipo tan limitado como Tarzán a tu lado. ¿Acaso es a eso a lo que tiene que aspirar la nueva mujer? Pues es muy triste. En cambio yo me quedo, sin dudarlo, con la mujer tradicional.
Reaccionario
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25 de junio de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La más famosa de las adaptaciones de la novela de Edgar Rice Burroughs y la primera de una docena de películas de Tarzán interpretadas por el campeón olímpico de natación norteamericano (de origen rumano) Johnny Weissmüller.

La peli nos sumerge de lleno en el África misteriosa de la mano de unos codiciosos exploradores europeos en busca del preciado marfil. Les acompaña la hermosa hija de uno de ellos, una encantadora Maureen O'Sullivan que debió de ser un mito erótico de la época. El encuentro con el hombre-mono no se hará esperar y nuestros amigos se verán atrapados por una tribu de pigmeos malvados, de los que curiosamente ninguno tiene ningún rasgo negroide sino más bien parece que los han embetunado para dar el pego...

Hace años leí la novela "Tarzán de los monos" de Burroughs (1912), la edición de Edhasa traducida por María Vidal Campos. Aunque la trama se separa de la obra en muchos aspectos (por ejemplo, no entra a desentrañar el origen de Tarzán, introduce un nuevo y decisivo personaje como la mona Chita, etc...) sí conserva el espíritu original de la novela en muchos otros: la consideración del hombre blanco como una raza superior (pensemos que esto se escribió a principios del siglo XX), la casi total ausencia de principios ecologistas o conservacionistas que alarmarían a muchos críticos hoy en día...

Por último señalar que es una de la películas donde mejor queda retratado el Síndrome de Estocolmo, curiosamente casi 40 años antes de que el término fuese acuñado. Nuestra heroína se enamora de Tarzán, su secuestrador y presunto violador. Ay, Jane, donde te has metido...
cherburgo
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6 de enero de 2015
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Aunque no era la primera vez que el famoso personaje creado por Edgar Rice Burroughs era llevado a la gran pantalla, sí supuso la primera gran aventura del hombre mono en el celuloide. Y de ello se encargarían en buena medida Johnny Weissmuller y Maureen O'Sullivan encarnando al mítico Tarzán y su querida Jane. Juntos harían icónica en la historia del cine la figura del personaje de Burroughs, interpretando sus respectivos personajes hasta en doce ocasiones él y en seis ella.
Precisamente las seis apariciones de Maureen O'Sullivan haciendo de Jane en las seis primeras películas de la saga -si es que este término es acuñable para aquellos tiempos- coinciden con las seis veces que la Metro produjo las cintas y son, a mi juicio, las seis mejores producciones. A partir de ahí la calidad disminuye considerablemente.
Es destacable en todas ellas el realismo que ofrecen las secuencias en que aparecen animales, ignoro cómo lo harían, pero no cabe duda que están rodadas de manera muy realista y meritoria en la mayoría de los casos.

En esta primera película lo que comienza siendo una idílica y tentadora expedición hacia el deseado marfil, acaba convirtiéndose, como es de prever, en un auténtico desastre. Y ahí es donde entra en juego por vez primera la temida figura del hombre mono, la leyenda de la que han oído hablar, aquel ser que dicen se comunica con los animales y del que incluso las tribus más salvajes huyen como alma que lleva el diablo. Pero en realidad Tarzán -ese es su nombre-, emerge como salvador. No obstante, se lleva un suculento botín, una joven y bella chica que cautiva al hombre salvaje. Pero el rapto no supone ningún trauma, al contrario, algo despierta en la dulce Jane Parker. El fornido captor no es tan desagradable ni tan peligroso como reza la leyenda. Tarzán, Jane; Jane, Tarzán. Es parco en palabras, pero no sabe la lengua del hombre blanco sencillamente porque no la ha necesitado. Hechas las presentaciones, el resto es historia.

Estupenda película de aventuras, de las de antes que diría aquel, que incluso se permite el lujo de podersele sacar alguna moraleja acerca de la avaricia.
John Dunbar
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8 de marzo de 2010
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trasladar hasta América o hasta Europa la magia de otro continente remoto, misterioso, inexplorado y lleno de sugestivas leyendas es la tarjeta de visita que la película exhibe como primer aval.

The Ape Man, el hombre mono, Tarzán de los monos.

Su segunda aval es la destreza narrativa, la capacidad fabuladora, el juego de la seducción.

Tú Jane. Yo, Tarzán.

¡ Sublime !
ÉGIDA
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28 de julio de 2011
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basado en el personaje ideado por el escritor Edgar Rice Burroughs, y dirigido por el director W. S. Van Dycke, el film sigue la estela de las novelas de aventuras tradicionales, surgidas de la imaginación provocada por los relatos de los exploradores del siglo XIX. Incluso en los años 30 el continente africano era un gran desconocido y como buen medio de evasión, el cine no podía dejar pasar la oportunidad que le brindaban la literatura.

Pese al título del film, la verdadera protagonista es en realidad Jane (Maureen O’Sullivan), ya que en realidad la cámara la sigue principalmente a ella, desde el inicio del film. Realmente, no vemos a Tarzan (Johnny Weissmuller, quien acabo siendo vampirizado por su propio personaje), hasta bien avanzado el film. Tarzan es presentado como un ser “puro”, que vive en plena naturaleza rodeado de monos, quienes parecen ser sus iguales, y que vive perfectamente adaptado a un entorno que no por bello y misterioso, deja de ser peligroso. En contraposición a esto, tenemos a los otros occidentales (o más bien “hombres blancos”), quienes no son sólo vistos como hombres avariciosos y. El puente entre ambos mundos será Jane.

El director sabe lo que quiere contar y cómo hacerlo, construyendo un film de aventuras sirviéndose del “misterio africano” de forma que nunca sabemos que nos vamos encontrar, ya sea un mono, un “hombre-mono, un león, o unos enanos con muy mala leche.

En la forma que tiene el director de explicar la historia, se pueden observar ciertas retiradas al cine mudo. No hay una excesiva presencia de la voz humana (el propio Tarzan apenas pronuncia una verdadera frase en todo el film), los diálogos son más bien excasos, aunque si que podemos escuchar la “voz de la selva” (y sin olvidarnos del ya inmortal grito de Tarzan). Por ello, predominan las escenas de acción sobre el conjunto del film. Sus personajes están prácticamente en movimiento contínuo, durante el cual apenas cruzan unas breves frases, más dirigidas al espectador que a mantener un verdadero diálogo, pero además, el director se recrea en breves episodios destinados a la exaltación del personaje, recreándose en diversas acciones “cotidianas”, su forma de buscar comida, sus relaciones con otros animales de la selva (parece claro que se lleva bien con animales más bien “pacíficos” como elefantes monos y derivados, mientras que sus “relaciones” con otros depreadores como leones, panteras y cocodrilos digamos que son más bien tirantes. Dichas secuencias, las filma Van Dycke únicamente con sonido ambiente, casi a modo de documental.

Comparado con los efectos digitales, los “efectos especiales” de este film nos parecen más bien trucos sencillos, y posiblemente algo de razón habrá en ello, pero no por ello deberíamos despreciar soluciones imaginativas, que por lo menos en su momento consiguieron su propósito. Tampoco debemos olvidar que se trata de un film eminentemente de aventuras y todavía se habla de él 70 años después.... por algo será.
manulynk
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