Corrían los años 80 cuando vi esta película en sesión doble junto con "Videodrom" (1983), en un especial que el tristemente desaparecido cine Metropol, de València, dedicó al cineasta canadiense. Lamentablemente aquella sala se quemó (como le pasa a cierto personaje de la peli) pero antes de eso, algunos conocimos allí la obra de muchos grandes directores y de otros no tan grandes...

En el primer grupo figuraría, cómo no, el siempre interesante David Cronenberg, que en esos años todavía no había realizado su obra magna "La Mosca" ("The Fly", 1986) pero que ya era considerado un reputado realizador que en el mundillo del terror y la S/F se salía de los cauces más trillados y ofrecía obras más que originales: "Rabia", "Cromosoma 3", "Vinieron de dentro de...", etc...

"Scanners" es un buen ejemplo de lo dicho. Con guión del propio Cronenberg, la peli se mantiene a un buen nivel durante todo el metraje, con buenas actuaciones actorales y un excelente Michael Ironside como malvado antagonista.

Y mucha gente notará en dónde buscaron inspiración los hermanos Duffer para el personaje de Once de "Stranger Things", poderes mentales y telequinéticos y sangrado de nariz incluidos...

Famosa película de acción de los años 80, que por los valores que transmite puede hacer las delicias de la fachosfera.

A pesar de todo, y si obviamos el olor a rancio, el ideal retrógrado y el endeble guión, todavía se pueden sacar algunas cosas positivas.

En primer lugar, Sylvester Stallone encarna a la perfección al héroe un pelín amargado que se pasa por el forro las leyes de los hombres para imponer la suya propia. Un trasunto del arquetipo que tantas veces ha aparecido en cine, desde Harry el Sucio a Rambo, pasando por el Justiciero de la Noche de Charles Bronson.
Aquí han caracterizado bien a un personaje, Mario Cobretti, vestido de negro, gafas de sol, cerilla en la boca y con un coche trucado de los años 50. De igual manera aparecen otros arquetipos: la chica necesitada de protección, el compañero policía, o el poli chupatintas que cree en los derechos de los malvados.

Además, las escenas de acción están aceptablemente rodadas, destacando un par de persecuciones en coche. Aquí se nota la mano del director George Pan Cosmatos, que tenía una dilatada experiencia en esto de rodar pelis de acción.

El guión, como digo, hace aguas por los cuatro costados. Toda el empeño de los tipos de la secta en matar a la chica viene porque esta le ha visto el careto al que parece el líder, ni siquiera parece que haya contemplado el crimen. Tiene sentido pues, que intenten matarla al principio; pero una vez se escapa y ya está en manos de la policía y esta tiene hasta un retrato robot del jefe maloso, ¿para que sigues persiguiéndola y dejando que te vean la cara hasta en el hospital?
Y luego el chupatintas empeñado en negar la teoría de Cobretti de que son varios los asesinos, cuando este ya se ha cargado a unos cuantos de ellos... En fin, pa cagar-se i no torcar-se...

No recordaba yo si era en esta peli o en "Ejecutor" (John Irvin, 1986) donde en un centro comercial, un personaje soltaba la famosa frase: "Son 1.90 m. de puro músculo el hijo de putaaa..." (para una correcta pronunciación, alarguese la "a" final). Al final ha resultado ser una línea del demencial guión de "Commando", película para el exclusivo lucimiento de Schwarzenegger, que en los 80, con un gran físico, lo petaba. La obra fue un notable éxito de taquilla en España; y es que es el tipo de película que consumíamos los chavales de aquella época.

Los dos primeros tercios del metraje, como digo, son un cúmulo de despropósitos, aderezados con sentencias de Arnold que tienen cierta gracia.

El último tercio es acción pura y dura, resuelta con oficio, y en la que el espectador no debe esperar ver atisbo de la mínima verosimilitud. Buen ritmo de estos últimos 30 min. que hacen que el film se mantenga por encima de otros productos de factura similar, desde las pelis de Steven Segal a las de Van Damme...

Videoclip del tema "Come Out and Play" una canción del grupo estadounidense de punk rock The Offspring. Es la séptima canción de su tercer álbum "Smash" de 1994, y fue lanzado como el primer sencillo de ese álbum.

Escrita por el vocalista Dexter Holland, la canción fue el segundo sencillo publicado por la banda en toda su historia, después de "I'll Be Waiting/Blackball" que fue publicado en 1986. Es considerada como la primera canción famosa de The Offspring, ya que se sonó mucho en la radio fórmula, y además alcanzó el número uno en Billboard Hot Modern Rock Tracks. Así, tanto a la banda como el género del punk pop, empezaron a llamar la atención generalizada.

«Come Out and Play» fue la primera canción de The Offspring para la cual se creó un vídeo musical. El videoclip, que fue dirigido por Darren Lavett, fue grabado en mayo de 1994 y debutó en MTV en el verano de ese mismo año. El vídeo esta casi completamente en blanco y negro con algunos segmentos en tonos sepia, y muestra a la banda tocando la canción en el garaje de una casa con papel de aluminio que cubre las paredes.

Vídeo musical del tema «Gone Away», una canción de la banda estadounidense de punk rock The Offspring. Es la séptima canción de su cuarto disco de estudio "Ixnay on the Hombre", publicado en 1997, y fue lanzada como el segundo sencillo del álbum. Fue escrita por el vocalista Dexter Holland, después de haber vivido una experiencia cercana a la muerte en un tiroteo en el que se vio inmerso junto con su mujer.

El videoclip fue dirigido por el realizador Nigel Dick, profesional con una dilatada experiencia en el mundillo del vídeo musical, que incluso realizó algún que otro largometraje pero con escasa fortuna.

El vídeo que nos ocupa adolece de poca originalidad y de una puesta en escena anodina (pasillos húmedos y oscuros, un maniquí roto, una bombilla oscilante que cuelga del techo, ...) creando en este espectador una sensación de dejà-vu. Aunque el tema musical está bastante bien.