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Tarzán de los monos

Aventuras James Parker y Harry Holt organizan una expedición a África para hallar un cementerio de elefantes que les proporcione el suficiente marfil para hacerse ricos. La bella hija de Parker, Jane, se une a ellos de forma inesperada y despierta una atracción inmediata en Harry. Pero un hombre mono llamado Tarzán y sus amigos simios secuestran a la chica. (FILMAFFINITY)
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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
6 de abril de 2008
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No creo que al hablar de esta película hablemos de una obra maestra, desde luego que no, aunque algunas cosas pues se le perdonan debido al año, me refiero a esos "monos" de reparto, se nota que no son reales.
Pero ahora pongámonos a pensar y seamos realistas, se trata de una de las pioneras en la nueva década sonora sobre las películas de aventuras, rodando en exteriores, W.S. Van Dyke fue un director importante.

Todos sabemos que Johnny Weissmuller era un excelente nadador lo que le impulsó a introducirse en el mundo del cine, aun así pues no es que lo haga mal, tampoco es que exija mucho el papel. Le acompaña la inseparable Maureen O'Sullivan, actriz poco exitosa fuera de este papel.
Por lo tanto asistimos a una clásica cinta de aventuras donde lo pasarás bien, o por lo menos yo lo pasé bien.
Dusty Rivers
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5 de mayo de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
! Soberbia! es esta película rodada en ! 1932! que adaptaría la obra de E.R.Burroughs, que ya había sido trasladada a la pantalla en varias ocasiones en el periodo mudo, pero que encontraría aquí, de la mano de Van Dyke y la productora de la Metro, al definitivo e insustituible Tarzán, que sería encarnado por un desconocido atleta de natación olímpico, cuyo imponente físico, mezclado con unas maneras toscas no carentes de atractivo, nos convencerían a todos los espectadores de todas las generaciones de que Tarzán es Johnny Weissmuller.
He estado leyendo un poco el proyecto de adaptación de esta película.
En aquella época, África era un territorio inexplorado y la Metro lo tuvo claro a la hora de elegir al director que debiera trasladar esta obra. Van Dyke era un hombre aventurero, aficionado a la caza mayor y que anteriormente ya había sido enviado por los estudios a esa tierra exótica a rodar imágenes documentales de afán antropológico.
Cuando Van Dyke regresó, lo hizo con muchísimo material de valor incalculable por aquel entonces, digno del National Geographic.
Pero, desgraciadamente, Van Dyke también contrajo en aquellas tierras el paludismo, lo que impidió sus posteriores viajes y la Metro, tuvo que conformarse con rodar en EEUU.
Pero el resultado es colosal.
Construyeron una selva artificial, con auténticos árboles transplantados. Utilizaron el material de rodaje que poseían junto con todo un zoológico para el que hicieron falta ingentes guardas de seguridad que impidieran que estorbasen al equipo de rodaje y así, mezclando imágenes reales con efectos primitivos, crearon el ambiente en el que se movería nuestro superhéroe, el Spiderman o Batman de las generaciones actuales.
Sé que los usuarios actuales, educados en el cine digital, no podrán apreciar el innegable encanto que poseían y, para mí, poseen estas películas.
Algunos gorilas se nota que están interpretados por actores de carne y hueso. Notamos los filtros y pantallas, Mezclan imágenes verdaderas de tribus autóctonas con otras creadas con betún, pero, a mí, no sé por qué, todas estas películas me siguen resultando más auténticas en su ingenuidad, que los grandiosos efectos virtuales actuales que, en toda su magnificencia, no impiden esconder su artificialidad, es decir, éstas me resultan espléndidas pero falsas y aquellas, me resultan acartonadas pero auténticas. No sé muy bien cómo expresarme para que se me entienda, pero yo, lo siento así.
Y luego lo que más me gusta de la película. Su deliciosa INCORRECCIÓN POLÍTICA.
Dudo mucho que los padres de hoy quieran que sus hijos disfruten de este film.
Aquí están verdaderamente plasmados los valores de esa época. Escaso respeto a los animales, soberano desprecio a otras culturas, creencia de la superioridad de la raza blanca...
Pero resulta que eso es, precisamente, lo que proporciona un innegable valor de autenticidad a este film.
Vista ahora, vemos un indudable documento de una sociedad, la de Bourroughs y la de los integrantes de la sociedad que se encargó de llevarla a la pantalla que proporcionan un valor añadido al film que, de ninguna manera, vemos plasmada en las películas actuales llenas de corrección política de ahora.
Quizá ya no sea un film para niños. Pero sí es un film para adultos. ! Háganme caso! y vuelvan a echarle un vistazo. Sigue siendo emocionante y trepidante.
Y, por último, resaltar la maravillosa relación que sostienen Tarzán y Jane.
Hecha antes del código Hays que tanto daño hizo al cine, es maravilloso ver el inusual erotismo que desprenden sus escenas, amén de la magnífica satisfacción que produce ver la plasmación de nuestras fantasías eróticas, cuando Tarzán, simplemente, coge a Jane de los pelos y se la lleva. ! Una gozada!.
Izeta
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21 de enero de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fuente directa de un futuro “King Kong” (1938), esta primera película del hombre salvaje por antonomasia destila el exotismo de tierras lejanas en los años de recuperación de la crisis financiera del 29. Además, luce un abanico de rugidos, graznidos, golpes y gritos que atraerían a los fascinados amantes del nuevo cine sonoro.
La trama, sintetizando, une el amor de Tarzán y la rubia exploradora con las fechorías de sus compañeros americanos, ladrones de una mina de diamantes considerada lugar sagrado para los locales. Desde la llegada de éstos, el inocente y depilado hombre-mono andará ocupadísimo de liana en liana, alternando luchas con leones, tribus indígenas y fusiles de media distancia. El tranquilo primate se convierte en estresado oficinista de una selva con mucho papeleo y un metro rudimentario.
Pero, sin duda, lo que más evidencia este universo “africano” es inocencia (inadvertida para el niño que la vio en sus inicios audiovisuales). Obviando la poca verosimilitud de un hombre afeitado, repeinado y con calzones provocativos, nos choca la relación amorosa que sufre en el encuentro con su primera mujer, ¡bendito animal sin pecado original! Aparte del habla, parece que tampoco encontró los instintos en su vida autodidacta; ¡pero sí que le palpita el corazón! ¿Será que olvidaron junto a su cuna de Moisés abandonada en la selva una colección de libros de Danielle Steel?
Y la aventura continúa entrelazada con secuencias de imágenes de archivo, mezcla difusa de culturas (tribus africanas, árabes, egipcios, elefantes indios), clichés con encanto y la sensación de tener un paraje selvático recreado en los jardines crecidos de los solares circundantes al Hollywood recién nacido.
Pero, sin duda, lo más destacable, las diferentes luchas entre Tarzán y los leones, sin trampa ni cartón, puro músculo contra diente y garra.
Fernando Polanco
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4 de marzo de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acertadísima adaptación, para la época, de la novela del mismo nombre y la primera entrega de toda una serie de películas sobre Tarzán que cosechó un gran éxito durante los años 30.

"Tarzán de los monos" sentó muchas de las bases del cine de acción y aventura y sirvió de ejemplo a muchos otros films del género durante décadas. Sin embargo esta, por ser la primera, no es por ello la mejor. Las películas de Tarzán no destacan por sus tramas complejas y guiones estudiados, pero este en concreto es sumamente sencillo y hasta da la sensación de que, en ciertos momentos de la película, se sirvieron de la improvisación. También peca de un excesivo uso de imágenes de archivo de animales y de tomas a cámara rápida demasiado evidentes. Sin embargo, esto carecía de importancia para el público poco exigente de aquellos años.

Un entorno salvaje y exótico, innumerables escenas de persecución y lucha con animales (con un montaje dinámico y efectivo, eso sí), y ver a sus dos protagonistas ataviados únicamente con un taparrabos y un biquini selvático, fueron razón suficiente para que la gente acudiese en masa al cine, convertir la película en un exitazo y hacer del personaje de Tarzán y su mítico grito, un icono de la cultura popular para siempre.

Para ellos, un bombazo, lo más de lo más. Para el público de hoy en día, curiosa, sencilla y sin grandes pretensiones. Recomendable para los amantes del cine muy muy clásico que quieran descubrir el nacimiento de un mito.

A FAVOR
- Entretenida, nada pesada
- Asistimos al nacimiento icono cultural y mito cinematográfico
- Sus dos protagonistas en paños menores
- Atractivos entornos exóticos.

EN CONTRA
- Ausencia de un guión consistente
- No ha aguantado el paso del tiempo (escenas de acción que ya no resultan trepidantes, trama demasiado sencilla, gorilas de pega)
- Exagerado uso de la cámara rápida y de imágenes documentales.
JF_Ronah
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24 de mayo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue, en 1914, cuando se publicó por primera vez el Tarzán de Edgar Rice Burroughs (1875-1950) y el éxito fue inmediato, tardando apenas cuatro años para acceder al cine, siendo el primer Tarzán, Elmo Lincoln, con la película “Tarzán de los monos” que dirigió Scott Sidney, la cual se recuerda principalmente por eso, por ser la primera. Otras versiones mudas pasaron sin pena ni gloria, hasta que llega por fin el año 1932 -ya en pleno auge el cine sonoro-, y la MGM decide volver a adaptar las selváticas aventuras contratando al campeón olímpico Johnny Weissmuller como el nuevo Tarzán y a la encantadora Maureen O’Sullivan como su eterna compañera Jane Parker.

Es muy probable que este nuevo, “TARZÁN DE LOS MONOS”, haya sido hecho con el propósito de brindar un escapismo al pueblo norteamericano en tiempos de la Depresión, cuando las ciudades lucían como grandes muros que amenazaban con asfixiar a la clase obrera y a innumerables industriales y comerciantes. Pero también era ocasión propicia para reivindicar de nuevo a la generosa, verde y fascinante naturaleza, que el hombre venía destruyendo a pasos agigantados para convertirla en una masa inerme y fría, que amenazaba incluso con tapar la luz del sol.

Resulta plausible y grata, la relación fraterna y solidaria que aquel buen salvaje sostiene con los monos y los elefantes, y en general, con los animales de alimentación vegetariana y de tendencia pacífica. Con los depredadores su relación es de defensa, y Tarzán solo los mata cuando considera que de ello depende que pueda salvar su vida. Es pues el hombre haciendo lo justo, sirviéndose de la prodigalidad de la tierra, pero protegiéndola de cualquier abuso y de cualquier irrespeto que el hombre blanco, ¡nunca el nativo!, quiera hacer con ella.

Ahora, cuando llegan los ingleses James Parker, su socio Harry Holt y la hija de aquel, Jane, con afanes de llegar al cementerio de los elefantes para hacerse con un botín estimado en un millón de dólares representado en colmillos de marfil, para Tarzán es como si llegaran la desgracia y la gloria a la vez. Pero él sabrá hacerse a la gloria representada en la coqueta y adorable Jane, y será la naturaleza la que ayude a vencer el otro obstáculo que no parece ser muy complicado.

W. S. Van Dyke (“Sombras blancas en los mares del sur”, “Trader Horn”…) es el acreditado director a quien se le asigna este nuevo éxito del cine de aventuras, con el cual se inicia el más famoso ciclo tarzanesco que, gracias a la magnética presencia de Maureen O’Sullivan y de Johnny Weissmuller (en ese orden), logró conquistar a los adultos de las vespertinas, y por supuesto, al público infantil de las matinales. Yo fui uno de sus fieles seguidores.

Título para Latinoamérica: “TARZÁN EL HOMBRE MONO”
Luis Guillermo Cardona
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