El valor del miedo (Pueblo maldito)

O dos mariconazos guapos maduros tremendos que asolan, no sin mi chico o tío, de padre y muy señor mío, agárrate que hay curva, Anthony es ella y el otro lo que fuera o fuese Fonda, a la fuerza ahorcan, eternamente enamorados encamados perdidos, montan tanto, que utilizan a las pobre mujeres de espantapájaro/as, de tapadera pero que les importan realmente un higo una mierda, pasan a sangre y fuego el Oeste añejo, de punta a cabo y rabo, lo ponen patas arriba, lo lubrican para follárselo, a tomar por culo, a punta pala, mientras se cagan en la regla del juego, que no la hay del todo, en construcción, fuerza/división de choque, berrea, elementos y acabose, disputa, refriega, ponen al descubierto que el orden o el hueco que deja son la misma cosa, que el mal y el bien no tienen alguna mínima diferencia que reseñar valga la pena, espejitos/espejismos que se reflejan a sí mismos como por ahí uno sagazmente comenta, quién será el regulador que me desregule, la razón de tu sinrazón que a mi razón se hace, que el amor es un callejón sin salida, telón de boca, de lobo, la violencia la única medida o vara, un sedante o purgante, señuelo, efecto placebo, y la vida una broma/encerrona macabra adusta chusca abstrusa cómico siniestra, me buscaré otro perro que me ladre que me entretenga, Morgan, nena, princesa.
La primera versión va por arriba, al sol que más calienta y es con la que el público sano bien educado entrenado se queda, le alabo el gusto, para qué comerse o liarse la manta a la cabeza borradora y amargarse el día si ya hay fuera bastante perrería, eso duele, la segunda es para tarados mala gente y va por las afueras, vive entre las sombras, con las de alcantarillas ratas, es eso, subterránea, subordinada, soterrada, labor de Zappa, no sale a la luz, malvive, malaje, insalubre, interfiere, violenta a la primera, pero esta, la buena, debajo de la cama la echa o mete cuando llegan las visitas, se pierde sin remedio por ello, se esconde, no se atreve, agacha la testa.
Tú eliges (nada), o (no) te metes en el aseo de caballeros, no se mezcle, como la patena limpio, o te vas al cuarto oscuro, plagias Plata quemada con de antelación cuarenta años, el tiempo es muy triste, o, por el contrario, sigue y suma, te lo coges todo, podrida olla polla, ido, esa mezcla rara de teatro, literatura, simpleza, impertinencia, bajos fondos, incienso, mirra y oro.
Qué más nos da al fin y al cabo.
Cuando Fonda le dice que se va a casar, Anthony pierde el sentío y le entran los siete males, por eso la monta tan gorda, por celos, obvios, amante despechado, pura cólera, ya que no te tengo, mátame por lo menos, me morí porque era mío, es más honesto que Henry, vive su amor con menos tapujos o cortapisas, con mayor verdad o intensidad, es un palomo cojo, más muerto, el otro, en cambio, al no tener tara física, más disimula, su truncada/resplandeciente hombría, da más el pego, se engaña, es más cínico, impío, por eso sigue vivo, eternamente, el elegido.

Se echa de menos un buen duelo final. Dentro de lo previsible de la trama que más dá que tire las pistolas y se vaya por donde ha venido o que muera. No se, quizá estoy muy acostumbrado a concebir el western con los ojos de Leone y todo lo demás me parezca demasiado flojo en comparación...