Un lugar llamado Notting Hill

No es exactamente tartamudo... no se qué es. Creo que Grant lleva toda su carrera imitando a James Stewart, pero sin terminar de hacerlo bien.

Tampoco se exactamente porqué no puedo suspender esta peli, yo, que aborrezco (por lo general) las comedias románticas. Y ésta no es gran cosa. Está repleta de chistes tontos sin gracia y tiene de original lo que un huevo con patatas en un bar de platos combinados... No sé, el caso es que:

1- Por fín entiendo el conflicto que separa (temporalmente, claro) a los amantísimos protagonistas. Ella es una estrallaza de la cinematografía americana y él un sosaina y aburrido inglés que tiene una apasionante vida de ratón de librería. Lógico que se cree un cisma entre ellos. No es por un arrabato de histeria, ni por un hipopótamo, ni por una apuesta, ni por ninguna razón desquiciada y argumentalmente absurda que se solucione cuando uno de ellos decida montarse en un helicóptero y aterrizar en un estadio en medio de un partido de la NFL para declararle al otro públicamente su amor incondicional. Aquí el conflicto se entiende.

2- Me gusta mucho la secuencia musical esa que nos muestra el paso de las estaciones con el sosaina Grant paseando por el mercadillo de Notting Hill. Muy videoclipera, pero mu bonita. Creo que ésta es, realmente, la única razón para no suspender esta memez.

En fín, ideal para pasar un rato relativamente agradable cuando no tengas nada mejor que hacer. La pena es el pestuzo ese del coleguita desmarañao que vive con el sosaina, que pretende ser lo más gracioso de la peli (y seguramente lo sea, porque los chistes, ya digo, son de lo peorcito)

Con dos de los mejores actores como protagonistas y en uno de los barrios más bonitos londinenses, os aconsejo tan sólo, disfrutar de la película.
El argumento es típico de una comedia romántica, pero la escena, la interpretación, las sonrisas, los momentos, los paseos, el guión, etc., merecen un adjetivo como entrañable y estar en los mejores puestos dentro de su género.
La banda sonora es inmejorable; cada canción posee esa dulzura que tiene la película y está muy bien lograda.

Pienso que es una historia super romántica, de esas que nos enamoran, de esas que nos gustaría vivirlas en verdad, de esas que no hacen sentir, de esas que no hacen soñar, etc... y que nos hace desconectar unos segundos de la realidad. Sabemos que en realidad, en nuestra sociedad actual a veces no es lo que parece pero sin darnos cuenta no vemos la realidad. En éste caso, acaba con una feliz historia y gana el amor otra vez.

Comedia romántica británica de gran éxito en taquilla.

Hugh Grant protagoniza esta historia donde hace de lo de siempre: de perdedor afable, tartamudo, tierno y flojucho (pero con cierta elegancia y encanto inglés) que se gana por casualidad un interés romántico inesperado... pero en esta ocasión su personaje (y la película) gana el premio gordo: a una Julia Roberts que se interpreta a sí misma como megaestrella de cine totalmente inalcanzable, pero encantadora y terrenal también.

Así que nos encontramos con una comedia romántica para todos los públicos, predecible, suave y positiva. Con el típico tira y afloja de la pareja protagonista, con encuentros divertidos, citas con embrollos, alguna riña, reconciliaciones, confesiones sinceras... y muy muy contados momentos de romanticismo y pasión REAL palpable dada su corrección política (el gran problema de la cinta).

Por lo general es una película muy bien llevada que encadila y se queda en la memoria gracias a muchas cosas: el guión de Richard Curtis es muy divertido, original y distraído en sus diálogos y momentos, con ocurrencias que quedan casi todas en el recuerdo (aunque también era de esperar que el autor de las hilarantes historias de Mister Bean sacara situaciones de humor muy perpicaz a la par que cotidiano). La realización es sencilla pero se amolda muy bien al tono del relato; contagia elegante delicadeza con naturales decorados y bonitos planos exteriores de un Londres bohemio, y se acompaña de buena música (lo mejor del film) tremendamente romántica que transmite muy bien el sentimiento de amor (prueba de ellos son secuencias como la del paseo nocturno de la pareja por un jardín privado). La justita química de los dos protagonistas es bien explotada aprovechando cierta tensión sexual de la sumisión/dominancia en este caso invertida respecto a lo convencional, ya que es esta vez un embobado Hugh Grant el que se topa con su particular "princesa azul": una Julia Roberts magnífica que le baila el agua como nadie con cierto aire de superioridad, mientras que también busca en su enamorado patoso y cursilón inglés, nenaza, caballeroso y buenazo de Hugh Grant la ternura, la paz, el confort y buenas dosis de realidad sentimental. La verdad es que los actores sin ser unos genios de la interpretación resultan carismáticos y entrañables, y los secundarios no pueden estar más divertidos y naturales (destaca el desaliñado y cerebro-mosquito compañero de piso del protagonista).

En fin, al relato le cuesta coger ritmo y es demasiado convencional en su comienzo, pero la cosa se torna de lo más encantadora pasados los 20 minutos. Al final el intercambio de sonrisas entre Grant y Roberts acaba convenciendo. Con "Notting Hill" te ríes y te enterneces.

Lo mejor: La canción de Ronan Keating. El personaje de Spike. Momentos de humor puntuales...

Con oficio y sin devanarse mucho los sesos, Roger Michell trae como mecanismo de reloj, todos los ingredientes que exigían en la apertura al nuevo milenio, para realizar una comedia romántica exitosa en taquilla. No es descabellado que el personaje encarnado por Julia Roberts (una de las más recurrentes actrices para este género), hubiera podido protagonizarla incluso.

En el otro lado del ring amoroso, el siempre fiable Hugh Grant, experto, como señalan en "Family Guy", en permanecer encantadoramente aturdido. Aquí, interpreta a un apocado pero adorable dueño de una librería perdida en un rinconcito del mítico barrio, con compañero de piso gracioso incluido, para vivir su cuento de hagas particular.

La banda sonora va a acorde y el argumento se mueve sin grandes sobresaltos, buscando llegar a la conclusión que los espectadores pueden intuir...

Un paradigma dentro de las comedias románticas de su época, que funcionó muy bien en taquilla y consolidó a su pareja de protagonistas, anécdotas incluidas de algún momento de las escenas amorosas entre Julia y Hugh.