El estrangulador de Boston

Nos narra, a modo periodístico, el día a día de un momento coyuntural en el que la ciudad de Boston se vio aterrorizada por un asesino en serie; pronto conocido, como, “el estrangulador de Boston”. Y lo hace así, quizá, por tratarse de un hecho real sucedido unos cinco años antes de la realización de la cinta; hechos coetáneos al asesinato de Kennedy.

Un inaudito Tony Curtis (posiblemente en su mejor actuación), envuelve la trama en una dualidad que mantiene casi hasta el final de la filmación. Mientras un sobrio Henry Fonda nos involucra en una trama de investigación e intriga policial. La película se divide, incluso a veces físicamente partiendo la pantalla, entre una narración dramatizada y un documental de actualidad para la incipiente televisión de la época en que ocurrieron los hechos.

Una película, a mi juicio pionera, de las primeras en indagar en la oscura mente de un psicópata. Además de peculiar, y también innovadora, en su modo narrativo.

Posee algunos momentos inquietantes, en el que pasamos miedo; aunque no es una película de terror sino un drama de suspense psicológico; bien conducido por Richard Fleischer (quien ya nos había demostrado su valía en el género histórico, tanto en “Barrabas”, como en “Los vikingos”. Quien más tarde realizaría una de las posiblemente mejores cintas de cine bélico de La Historia, “Tora, tora, tora!”).

No quiero terminar sin advertirles de que no es una obra fácil de ver, de que no es una película comercial al uso, aunque ese fuese el motivo de su producción; explotar el filón de unos acontecimientos aún frescos en la memoria del gran público, y el morbo que éstos a todos nos provoca. Es una cinta que defraudará a algunos, desagradará a otros, pero que no engañará a nadie; pues es ante todo sincera.

Buena película en general, diferenciada claramente en dos grandes bloques: una primera parte en donde se ofrecen los crímenes y otra segunda en donde se averiguan cosas del asesino.
La primera me ha parecido bastante más floja, con algunos momentos bastantes molestos, por el uso de la "doble cámara", con dos ventanas abiertas en la pantalla, algo quizá innovador en su momento pero que parece más de televisión que de pantalla grande, y ya ha quedado ampliamente superado.

Esta primera parte, en la que no aparece en ningún momento el rostro del asesino, se centra en la investigación que lleva a cabo la policía, y en la preocupación que va calando, poco a poco, en la sociedad y en las propias autoridades. Algo lenta en su desarrollo, en algún momento adolece de falta de agilidad en su narración ya que el estrangulador sigue siempre el mismo modus operandi, algo que se repite sin aportar nuevos detalles o alguna novedad, de manera que se hace innecesario repetir una y otra vez el proceso sin variantes.

Quedan bien reflejada las dos vías de las que son partidarias las autoridades: por un lado, una más dura, partidaria del castigo, encarnada por Di Natale (Kennedy) y otra más reflexiva y paciente, llevada a cabo por Bottonly (un estupendo y sobrio Henry Fonda).
La segunda parte del film se centra más en las interpretaciones, donde tanto Tony Curtis como Henry Fonda están a un gran nivel, especialmente éste último, en un trabajo alabado unánimemente.

Richard Flesischer adapta una mirada neutra hacia el estrangulador aunque sí indaga en las causas que le llevan a actuar de esa forma. Posteriormente hemos visto films que lo bordan y mejoran a ésta, aunque no hay que restarlo mérito al hecho de ser una de las primeras que reflejan seriamente la óptica tanto de las autoridades como del criminal. Lástima esa primera parte, con las innecesarias dobles pantallas y exceso de minutos; podría haber resultado un film más que notable. Con todo no deja de ser un film más que estimable.

Da gusto ver a un actor como Henry Fonda, ya en el atardecer de su carrera, darle vida a un funcionario en busca de la verdad de crímenes horrorosos.
Otro tema es Curtis, un carilindo que para este papel la verdad que me hizo acordar a la transformación de Travolta.
Buena historia, bien llevada y con el extra de ser una historia real llevada una vez más al cine.
Recomendable.

Fabulosa película que gracias a una planificación y una narración espléndida nos va presentando los hechos, las situaciones y los personajes. Uso magnífico de la pantalla dividida. Toni Curtis, de órdago. El uso de la imaginería visual para mostrar la mente de un enfermo es fascinante, además de desasosegante.

Película densa, muy buena en algunos aspectos debido a algunas innovaciones como la forma de multipantalla y muy mala en otros aspectos como el del protagonista (Tony Curtis), en el que muestra elementos incomprensibles marcados por el abuso de complejidad en el personaje.
Soberbio montaje en una película muy densa y bastante pesada.