Belleza robada

Bertolucci siempre nos hace evocar esa Italia mágica; lugares de verano donde todo puede pasar, hermosos atardeceres, con el cielo teñido de sangre, reflejado en los viñedos y en ese campo asilvestrado. Casas absolutamente repletas de arte (si habéis visitado Italia, ver esto es lo más normal del mundo), personajes excéntricos, desayunos, comidas y cenas con conversaciones a gritos y a veces sobreponiéndose una charla a otra. La familia reunida alrededor de la mesa, sin ninguna vergüenza para contar todo lo que les ha pasado ese día. Las visitas esperadas y las inesperadas. Las conversaciones íntimas con un nuevo amigo o un nuevo amante. Escenas caseras, que se repiten en nuestra vida normal, pero que mantenemos en secreto. Bertolucci no tiene problemas en hacerlo todo público.
Es una historia sencilla, contada de igual manera. Lucy (Liv Tyler) vuelve a Italia después de que su madre haya muerto. Tiene 19 años, es virgen, quiere reencontrarse con Nicolo, un antiguo amor y también resolver el poema tan enigmático que escribió su madre en un diario; como excusa para todo esto, va a ser retratada por el artista de la casa, que ya lo hizo con su madre. Según pasan los días Lucy va conociendo a todas las personas que están de visita allí. Encontramos a Alex Parrish (Jeremy Irons), un escritor, del que Lucy es seguidora; Parrish está enfermo, pero aun así, intenta deslumbrar a la joven virgen; entre los dos surge una bonita y corta amistad y con él habla de su madre, a la que Alex también conoció. La pareja formada por Miranda Fox (Rachel Weisz) y Richard (D. W. Moffett) «el desflorador local» , como lo llama Miranda, están genial caracterizados; Richard tampoco puede evitar ligar con Lucy y claro, Miranda se pasa el día enfurruñada con él; Diana (Sinéad Cusack)e Ian (Donald McCann) son los dueños de la villa e Ian es el famoso escultor que retratará a la bella Lucy; Un joven y divertido Josseph Fiennes hace de Christopher (y por cierto, qué guapo sale). Muchos más personajes van llegando, todos igual de importantes –o igual no-, la cuestión es que los días pasan entre poemas, pintura, música, buenas conversaciones, vino y esa luz especial que tienen en Italia. Por supuesto no pueden faltar los paseos en bici, los baños en la alberca (cómo me gustan las albercas), las situaciones extravagantes (como que todos estén tomando el sol desnudos), y que en realidad, no lo son tanto, estas imágenes las vemos todos los años en playas públicas, pero cuando aparecen en este tipo de películas algunas personas se sonrojan. Los secretos, poco a poco, irán saliendo a la luz, igual que los amores viejos y los nuevos. El verano termina y como siempre escribo…llega el frío, la vida volverá a la normalidad; el tiempo, parado por el calor, se mueve ahora a una velocidad vertiginosa.
Pero mientras pasa un nuevo invierno, siempre nos quedarán las historias de verano.

Lucy Harmon (Liv Tyler), una joven americana de 19 años, tras la muerte de su madre viaja a Italia, donde vive un grupo de artistas ingleses, antiguos amigos de su madre. Allí convivirá con diversos personajes, entre ellos un escritor enfermo, Alex (Jeremy Irons).

También intentará encontrar a su padre, de quien desconoce su identidad. El que cree ser su padre, la envía a que uno de esos artistas le haga un retrato.

Gracias al diario de su madre, descubrirá quién es su verdadero padre. También intentará reanudar su relación con Nicoló, un joven que había conocido en una visita anterior a Italia.

“Stealing Beauty” cuenta la historia de una joven mujer que, tras el suicidio de su madre y asaltada por docenas de dudas íntimas, regresará a la villa toscana en la que experimentó el salto de la adolescencia a la juventud, conoció el amor y vivió unos inolvidables cuatro años.

Y allí es donde será asaltada por nuevas dudas, que incluyen una investigación sobre la identidad real de su padre, se rodeará de un peculiar grupo de personas entre las cuales hallará el consuelo, pero también le servirá como un viaje, al cual descubrirá el amor y la puerta a la madurez.

La película también trata sobre la interpretación de la sociedad, el descifrar de los códigos secretos de la familia, muy especialmente en la interpretación de esa institución, tan llena de recovecos, silencios, sombras, mentiras y misterios.

La película genero por venta de taquillas la cantidad de $4,7 millones en Estados Unidos solamente, además recibió seis nominaciones a diferentes premios y/o festivales de cine.

"Bertolucci sigue ocultando superficialidad bajo su habitual brillantez. (...) Todo en ella es artificioso, hueco, falso y mediocre, salvo los 15 minutos que duran los tres inolvidables tú a tú de la bellísima muchacha y maravillosa actriz Liv Tyler y ese Brando flaco y británico que conocemos como Jeremy Iron. Un dúo de cristal de roca incrustado en dos horas de plástico", Ángel Fdez. Santos: Diario El País .

Y coincido con él. Pensé toparme con una película cargada de magistral romanticismo como nos tiene acostumbrado el gran Jeremy Irons, pero este es dejado a un lado, al tener un personaje secundario. La natural belleza de Liv Tyler no logra tapar aquel argumento plano y sin sentido que tiene la película. Miles de temas combinados y revueltos en un mismo film. No recomendable, si es que quería ver un film europeo campestre preferiría a ojos cerrados Becoming Jane pero eso es otra historia. Una decepción total.

Una historia de amor adolescente. Si cierras los ojos y piensas cuando eras pequeño y te enamoraste seguramente recuerdas alguna experiencia que con el tiempo se ha disfrazado de luz, flores y de historia perfecta. Fuese cual fuese su final. Belleza robada es la búsqueda de un amor de un cuerpo bello, en explosión adolescente y que como cualquiera de todos hemos buscado la historia y el amor perfecto.
No puede tener mejor entorno y paisaje para el romance perfecto. La belleza de Liv Tyler a esa edad hace que sea perfecta para el papel y si lo piensas y te gusta esta actriz, hasta te puedes imaginar que el guion se escribiera para ella.
Es cierto que el entorno familiar puede ser algo excéntrico, pero representa bien lo complicado de la diversidad humana en los nuevos tiempos que se avecinan. Son personalidades complicadas.
En definitiva. Hasta ahora no he visto película más erótica que esta.

El viaje de una joven llamada Lucy (Liv Tyler) en busca de su verdadero padre le sirve a Bernardo Bertolucci de excusa para recrearse, durante casi dos horas, en la belleza de Tyler. La actriz es, sin lugar a dudas, lo mejor de la película, así como el gran descubrimiento de la misma (aunque éste no fuese su primer trabajo como actriz).

Los detractores dirán que es un trabajo menor dentro de la filmografía de Bertolucci, que sólo sirve para recrearse en Tyler o, como mucho, para disfrutar de sus conversaciones con un igualmente excelente Jeremy Irons. Algo de razón no les falta, desde luego no es el mejor trabajo de su director, sin embargo, se deja ver con agrado a pesar de lo simple (y algo pedante) de su trama.

De ritmo pausado y tono lírico, la película se beneficia de un trabajo de fotografía francamente notable (del mismo modo habría que destacar los preciosos paisajes en los que transcurre la acción). Puede que no cuente nada nuevo (la pérdida de la inocencia, el despertar sexual…) y que contenga ciertos fallos (personajes que pasan de puntillas por la historia, trama algo simplista…), pero lo cierto es que tiene algo, un encanto especial, un encanto con nombre propio: Liv Tyler.