Johnny Stecchino

Comedia mal envejecida. Algo ya demasiado concurrente, donde hay mucho juego gracias a ese argumento y algunas veces diálogos metido con calzador para seguir jungando.

Lo interesante es el principio, que no sabes de que va todo y estás intrigado el porque la gente reacciona así. Pero claro está, para la mayoría de gente que ya sabe de que va y lee la sipnosis, pues poca gracia debe de tener.

Por la parte final se hace poco creíble, porque hay escenas demasiado forzadas para ser mínimamente creíble, con lo que ya pierde toda la gracia.

Muchos años antes de su reconocimiento internacional gracias a «La vida es bella», Roberto Benigni conoció el éxito gracias a una serie de comedias que tuvieron gran notoriedad en Italia. «Johnny Stecchino» forma parte de esos tesoros olvidados en los que, sin embargo, el italiano se encontraba en la cima de su arte. Director y actor de doble cara en esta comedia en la que se encadenan los malentendidos afrutados (hay que verlo para entenderlo), Benigni porta a sus espaldas toda la carga dramática y lo hace de forma magistral, aunque los actores como su fiel cómplice Nicoletta Braschi y Paolo Bonacelli también toman parte en la vivacidad y el dinamismo de la película. Si bien este humor intencionalmente descabellado lleva a situaciones rocambolescas que sacan una sonrisa al espectador, Benigni no cae en el humor banal y utiliza la comedia para criticar sutilmente a la mafia siciliana recurriendo, para ello, a un simple malentendido con un plátano. Un clásico que, al contrario que numerosas comedias de principios de los años 90, ha sabido sobrevivir al paso del tiempo pues este 2016 cumple 25 años.
Para esta y otras críticas, podéis visitar nuestro blog:
https://losindiscretos.org/espanol/johnny-palillo-1991-roberto-benigni

En general no me gusta el estilo de Roberto Benigni actor, pero a pesar de ello debo reconocerle varios puntos positivos en este film:
- El chiste del ministerio, la segunda vez que lo hizo me reí mucho.
- La caracterización física de Dante, sobre todo de su pelo.
- La claridad de imagen.

La primera película de Roberto Benigni que vi fue esta comedia sobre un tipo simpático y no muy listo que es elegido para hacer de doble de un capo mafioso siciliano, algo que el público sabe pero el protagonista no, y que da lugar a enredos varios y a situaciones cómicas, unas más inspiradas y otras menos, en las que el actor-director se ríe de los clichés del cine de mafiosos y de algunos de los tópicos más comunes sobre el sur de Italia. De paso hay una especie de historia de amor, no muy lograda, entre el doble del mafioso y la mujer de este, interpretada por Nicoletta Braschi, a la sazón esposa de Benigni, que está un tanto inexpresiva en contraste con el despliegue de aspavientos y gestos exagerados que hace el amigo Benigni en sus dos papeles, en una interpretación que, como es norma en él, recuerda un tanto a los payasos de circo de toda la vida.

Es irregular, es muy italiana con todo lo que eso conlleva para bien y para mal, y no es tan redonda como las posteriores "El monstruo" o "La vida es bella", pero es bastante divertida y tiene algunas escenas bastante gamberras, como la última, con las que se ríe uno bastante.

Tampoco creo que pretendiese más.

Johnny Palillo gira en torno al tema del doble y la serie de equívocos que desencadena.
Roberto Benigni hace una obra personal, quizá demasiado elaborada.

Nada tiene que ver con la espontaneidad de la comedia italiana. Salvo el girar en torno a un tema siempre tan de actualidad como la Mafia, pero que resulta demasiado lenta en comparación con el habitual humor mediterráneo.

La muy peculiar voz de Benigni, la importancia que tienen tanto su forma de hablar como los diálogos en sus películas en general, y el hecho de haber sido doblado de una forma convencional hacen que se pierda gran parte de su eficacia, de eso que siempre se ha llamado vis cómica.

Lo mejor: Los puntazos que tiene en determinadas partes de la película.

Lo peor: Roberto Benigni con su doblaje español tan convencional puede llegar a ser muy cargante.