La primera película de Roberto Benigni que vi fue esta comedia sobre un tipo simpático y no muy listo que es elegido para hacer de doble de un capo mafioso siciliano, algo que el público sabe pero el protagonista no, y que da lugar a enredos varios y a situaciones cómicas, unas más inspiradas y otras menos, en las que el actor-director se ríe de los clichés del cine de mafiosos y de algunos de los tópicos más comunes sobre el sur de Italia. De paso hay una especie de historia de amor, no muy lograda, entre el doble del mafioso y la mujer de este, interpretada por Nicoletta Braschi, a la sazón esposa de Benigni, que está un tanto inexpresiva en contraste con el despliegue de aspavientos y gestos exagerados que hace el amigo Benigni en sus dos papeles, en una interpretación que, como es norma en él, recuerda un tanto a los payasos de circo de toda la vida.

Es irregular, es muy italiana con todo lo que eso conlleva para bien y para mal, y no es tan redonda como las posteriores "El monstruo" o "La vida es bella", pero es bastante divertida y tiene algunas escenas bastante gamberras, como la última, con las que se ríe uno bastante.

Tampoco creo que pretendiese más.