Haz click aquí para copiar la URL

El espectáculo más grande del mundo

Aventuras Con el fin de conseguir una exitosa temporada, el empresario circense Brad Bramen, contrata al famoso trapecista Sebastián para emparejarlo con Holly, una de las trapecistas favoritas del público. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 5 6 >>
Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
28 de septiembre de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
... y Charlton Heston, Heston que no falte en este circo espectacular que nos trae Cecil B. DeMille. Si casi merece la pena pagar la entrada sólo por verle a él, con ese vestuario del que es deudor el mismísimo Indiana Jones, ¿no os parece?

El caso es que, entre número y número, lo que viene a ser «El mayor espectáculo del mundo», y a pesar del disimulo, es un enorme culebrón. Sí, para qué vamos a negarlo. Un triángulo amoroso, por una parte, y por otra un payaso siempre maquillado que guarda un oscuro secreto. Entre unos y otros, el entretenimiento está servido. El payaso es James Stewart, papel que le queda ni que pintado, y el triángulo romántico lo forman una rubita llamada Holly (Betty Huton) que quiere ser la estrella principal del show, y dos hombres dispares: Charlton Heston como competente y atractivo director del circo, Brad Braden, y Cornel Wilde, en el papel de Sebastian, estrella consagrada del trapecio. Aquí lo que más sorprende es el lío que se hace la trapecista Holly, de quien llegamos a pensar que quizá de tanto estar por los aires se ha quedado en las nubes, ya que me resulta imposible creer que alguien pueda dudar entre uno y otro. ¿Hace falta decir con quién me quedo yo?

Curioso eso de ver a los animales, los desfiles y las filigranas acrobáticas, así que por el precio de una, tenemos película y circo, aunque en ningún momento te despierte un interés inmoderado, ni en uno, ni en otro espectáculo. Correctita aunque envejecida.
Kaori
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
26 de diciembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un tiempo en el que no existía la televisión, ni los ordenadores, ni las videoconsolas, y en las pequeñas ciudades, el cine solía ser el divertimento familiar por antonomasia, salvo una vez o dos al año en el que la gran caravana ambulante llena de vida, luz y color que era el circo llegaba a tu ciudad. Generalmente en verano o Navidad, era un fin de semana de representaciones, mañana, tarde y noche, apto para todos los públicos, te asustabas con las fieras, te reías con los payasos y te asombrabas con la precisión de los malabaristas, pero quedaba por llegar el más difícil todavía, el trapecio, donde el público guardaba un silencio respetuoso con un redoble de tambores que anunciaba el doble o triple salto mortal. DeMIlle rinde homenaje esas personas que dedicaron su vida, transitando de ciudad en ciudad, a hacernos felices y disfrutar de lo que llegó a ser el mayor espectáculo del mundo.

El film constituye, desde su título, un homenaje al mundo de cuyas huestes formaba parte DeMille. Un mundo nómada, aventurero, caótico, abigarrado, pintoresco, lleno de drama y pasión, desbordante de actividad y entusiasmo, envuelto en apariencias engañosas, que el cineasta supo reflejar con un vigor que no cabía esperar de sus setenta años. No había en el mundo ninguna institución comparable a un circo, era como un ejército, una familia, una ciudad que se desplazaba sin cesar. Era un gigante ágil, que se montaba y desmontaba cada semana, el propio cineasta se enroló en uno de ellos en 1949, para vivir y palpar esa filosofía de vida.

Film emblemático sobre el mundo del circo, a pesar de no ser la mejor obra de Cecile B. DeMille, uno de los pioneros del cine de Hollywood “El mayor espectáculo del mundo” es una obra nada despreciable. La construcción dramática del film, se apoya en la idea de un espectáculo – un espectáculo que representa casi una vida aparte – que debe transformarse a diario de función en función. Sobre esta base, el cineasta y sus guionistas elaboraron una historia de motivaciones y ramificaciones amorosas que articula no el enfrentamiento de dos mundos sino el de dos conceptos del circo, de dos posturas distintas frente a él: la representada por Brad (Charlton Heston) director de la compañía, del que se asegura que “lleva el circo en las venas” sin necesidad de actuar y la representada por los demás, encabezados por los trapecistas Holly (Betty Hutton) y Sebastián (Cornel Wilde) y por el payaso Botones (James Stewart); mientras para Brad la vida es la organización del circo, unos – Holly y Sebastián – sublimarán las suyas mediante la rivalidad en el trapecio y botones toma el trabajo como refugio de un pasado oscuro.

DeMille narra en tono épico, los entresijos del mundo del circo, un microcosmos donde habitan personas, sentimientos, dudas, triunfos y fracasos, pero siempre trabajando en equipo y todo aderezado con la fantasía de luz, color y emoción que siempre ha tenido el circo, con un buen pulso narrativo que nos mantiene expectantes ante el devenir de sus problemas y circunstancias de esa gran familia. Un gran espectáculo, evocador de un arte que desgraciadamente se ha ido extinguiendo, pues la tradición del circo era de estirpe casi familiar, pasando de padres a hijos. Esta sociedad de la información y la tecnología, ha perdido su ingenuidad y su nobleza, arrinconando la ilusión y la sorpresa, despreciando la magia y la emoción, por otros tipos de ocio, menos fraternales, cibernéticos, a veces mezquinos y violentos. Nuestros padres nos llevaron al circo cuando éramos niños, pero nosotros ya no podremos hacerlo, el circo prácticamente ha desaparecido y con él parte de nuestra infancia.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 de marzo de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cecyl B demilles acertó con todo el elenco y transfondo e historias de estos maravillosos personajes del mundo del circo, una de mis peliculas favoritas de cecyl, director de cine espectáculo, valga la rebundancia. Un film absolutamente recomendable. el personaje de charlton Heston es Brad Braden, un rudo director del circo que sabe lidiar con todos los problemas que se le presentan. Betty buttom es otro de los personajes memorables de la cinta; ella es Holly, trapecista del circo que sueña con casarse con Brad. Cecil B demilles era experto rodando grandes producciones. Estamos ante un gran film sobre el mundo del circo.
En ese mismo año john ford nos brindó otra perla cinematografica(el hombre tranquilo).

¡PASEN Y VEAN!.
David
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7 de agosto de 2007
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había una vez un cine… lleno de color, un mundo de ilusión, pleno de alegría y emoción...podría haber dicho la vieja canción de los payasos desgastada ya por las cuerdas vocales de tantos niños. Yo no lo recuerdo desde la nostalgia de haberlo vivido, se lo debo a las maravillas de nuestro tiempo, a la magia de Google, que con afán investigador me ha permitido re-recordarlo. Pero, como decía, había una vez un cine que atraía a gentes sencillas gracias a sus complejos representaciones, que entretenía con ensoñaciones bajo su inmensa lona azul a pueriles padres y a curtidos hijos, a parejas ancianas y jóvenes sin pareja, con sus clásicas escenas de riesgo (no por ello menos arriesgadas), sus clásicos gags físicos (no por ello más graciosos),…

En conjunto, un interesante regreso al pasado con una (nueva) súper-producción con Cecille B. de guía, de jefe de pista de un espectáculo (porque, dónde está el autentico espectáculo ¿delante o detrás de las cámaras?) en el que nos muestra que, del mismo modo que en el circo, había una vez un cine en el que lo que importaba eran las historias, sencillas la mayoría de las veces aunque emocionantes, pero quizá todo ello demasiado clásico, inocente, para una época, la actual, que es difícil se sienta identificada con sus tramas… ¿quizá cuando salga para la play station?

En esta película todo gira entorno a temas amorosos: clásicos argumentos con enredo, clásicas escenas de riesgo que llegan en el momento inoportuno y clásicos finales felices, perfectas escenas dramáticas prefabricadas made in Hollywood (sin duda ésta debe ser de esas películas a las que los críticos llaman clásicos).

En definitiva un espectáculo quizá hoy día caduco que, como otras muchas cosas, encuentra su principal valor de cambio en la nostalgia.

Con todo, éste clásico previsible sale ganando en la comparación con los actuales hits palomiteros desprovistos de (auténticas) emociones, las de las gentes sencillas y humildes.

[Recomendación: es (siempre) aconsejable ver la película en v.o. subtitulada, porque además de poder disfrutar de las actuaciones de sus grandes intérpretes (quizá lo más reseñable de ella) no cabrá la posibilidad de despistarse con el acento francés del gran Sebastián (¿es francés o en realidad es que está constipado?)].

FIN.
John Doe
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7 de febrero de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los maestros dicen que, “el hombre sensato sólo compite consigo mismo”, trata de ser mejor cada día, y se esfuerza por trascender todo aquello que ha heredado como oportunidad de mejoramiento. Pero, el común de la gente pretende siempre competir con los demás y ser mejores que quienes desempeñan su misma actividad, aunque en el fondo, su propio ser les brinde una gran amargura. Pero esto es cultural; nos lo enseñan desde pequeños en el hogar, y nos lo repiten y fomentan a diario en la querida escuela. Se aprecia al mejor, se ensalza al mejor y se pasa al mejor.

En el circo -una de las muchas formas micro de sociedad-, también se da la competencia: Alguien quiere tener la pista principal, el número principal, el mejor vestuario, la mejor publicidad, el mejor sueldo… y por ejemplo, Holly, la linda enamorada del director del Circo Ringling Bros. and Barnum & Bailey, quiere tener para su especial número de trapecio la pista N°1, pero Brad, su discreto pretendiente, ya tiene en la mira que dicho lugar ha de ser para Sebastian, un cotizado trapecista francés que está a punto de llegar.

Así comienza, <<EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO>>, un homenaje a ese 8° arte, que tanta admiración, suspenso, risas y sustos trascendidos, nos ha causado durante muchos, muchos años. Hay un tanto de exceso, quedan algunos hilos sueltos... pero también hay momentos de muy buen gusto que consiguen emocionarnos, y algunos números de circo realmente divertidos.

No será difícil conectar con Brad Braden, ese hombre íntegro que ama en silencio y que no se apega a nadie porque el circo pareciera representarlo todo para él. Será muy fácil apreciar a Holly, la chica llena de arrojo dispuesta a vencer en buena lid al difícil rival con quien compite. Se logra simpatizar con Sebastian, el incontenible seductor que sabe ser generoso cuando necesita serlo… y se comprende, poco a poco, a ese payaso llamado Botones, que nunca se deja ver con la cara limpia como si estuviera huyendo de algo.

El director, Cecil B. DeMille, rinde así homenaje al maravilloso mundo del circo, y ha contado con un calificado reparto que incluye a, Charlton Heston, en su primer éxito cinematográfico; Betty Hutton, la inolvidable Trudy Kockenlocker de, “The Miracle of Morgan's Creek”; Gloria Grahame, la muy leonina actriz a quien, el año siguiente, volveríamos a tener en el ambiente circense con, “Man on a Tightrope”; y a, James Stewart, como el payaso “Botones”, cuyo rostro sin maquillaje sólo podremos ver en una fotografía.

¡Que viva el circo! ¡No creo que haya un mejor espectáculo para aquel tiempo en que tenemos los años verdes!

Título para Latinoamérica: EL ESPECTÁCULO MÁS GRANDE DEL MUNDO
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 6 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow